Suzuki Swift Sport

Un kart de ciudad

Dada la buena acogida que están demostrando cada vez más los pequeños deportivos entre el público más joven, unido al habitualmente reducido presupuesto que estos conductores manejan, hemos querido poner a prueba las cualidades de uno de los pequeños deportivos que más sensaciones es capaz de transmitir en conducción deportiva, el Swift Sport de Suzuki, que además se acompaña de un precio bastante atractivo de poco más de 16.000 euros, aunque a ese precio ya tenemos algún modelo compacto o de segmento superior con motorización básica de gasolina.

a favorDiscreta estética deportivaMotor excitante a alto régimenExcelente estabilidad en curvaen contraConsumo muy altoRigidez del conjunto en conducción normalEquipamiento algo escueto por el precio
Este modelo defiende toda una leyenda que ostentaba su antecesor de principios de los años 90, el famoso Swift. Quiere recuperar la tradición deportiva que inició aquel decantándose por un excelente motor de altas revoluciones de tacto muy deportivo que lo convierte en el rey de los tramos enrevesados y puertos de montaña.

En este segmento hay bastante cantidad de rivales de peso a tener en cuenta, aunque pocos de ellos ofrecen o la potencia o las sensaciones deportivas de este pequeño japonés, que rivaliza directamente con los poderosos Renault Twingo Sport, Alfa Romeo Mito Multiair, Fiat Punto Abarth o el ya algo anticuado Citroën C2 VTS. Para desmarcarse de la mayoría de estos, se decanta por una estética diferenciada con formas voluminosas más que sugerentes, que se pueden convertir incluso en el blanco de las miradas de muchas féminas, y por un motor de gran carácter, más propio de los circuitos que de los coches de calle, como demuestra que con este coche tal cual con ligeros retoques de imagen se corre la Copa Suzuki Swift.
El Swift es un modelo utilitario pensado de inicio para dar servicio en zonas urbanas mediante sus motores diésel y gasolina de 1.3 litros con consumos moderados y unas reacciones muy dinámicas. Con esta versión Sport, la marca japonesa ha querido ir más allá dotándolo de un propulsor realmente vitaminado, apostando como la mayoría de sus rivales por un 1.6 con distribución variable VVT, en este caso atmosférico, que entrega 125 cv a 6.800 rpm y un par motor de 148 Nm a 4.800 rpm, con un funcionamiento muy puntiagudo a altas revoluciones. El motor estira hasta límites insospechados haciendo las delicias de los más entusiastas a la conducción, acompandonos un sonido muy deportivo que emite su doble salida de escape separada. Se combina con un caja de cambios muy cerrada de 5 velocidades que hace subir la aguja del cuentavueltas hasta la zona roja en un visto y no visto, aunque realmente hemos echado de menos una sexta velocidad o algo m?s de desahogo en cualquiera de las cinco velocidades que ofrece. El funcionamiento es como un molinillo, con un gran empuje a cualquier régimen pero con unas altas revoluciones excitantes.

Las prestaciones a pesar de no llamar demasiado la atención, aseguramos que son más que suficientes para un coche de este tamaño, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos y una velocidad máxima de 200 km/h. Aunque no son cifras muy elevadas, pues es cierto que no es un coche pensado para ir a velocidades extremas por autopista, en zonas reviradas da el máximo de sí mismo sorprendiendo a más de uno por su carácter rabioso y la eficacia que demuestra en cada curva. Conociendo este efoque deportivo y los regímenes altos a los que funciona el motor, el consumo de combustible se ve bastante perjudicado rozando peligrosamente los 10 litros en consumo real cuando jugamos con el acelerador. Según datos oficiales, el consumo medio es de 7,5 litros a los 100 km.
Para sujetarlo perfectamente al asfalto se le ha destinado un chasis reforzado extremadamente rígido, aunque también poco dócil, con una suspensión muy dura, con eje delantero independiente MacPherson con barra estabilizadora y barra de torsión trasera semi-independiente, que en conducción dinámica va de maravilla pero cuando se acerca un obstáculo hace temblar a los pasajeros. Con esta rigidez y una dirección súmamente precisa, las reacciones son muy directas sobre todo en los cambios de apoyo, pero hay que tener mucho tacto para llevarle rápido y por su sitio.

El arte de la sencillez

El diseño del Swift resulta muy atractivo atrayendo todas las miradas, transmitiendo dinamismo y aplomo con una carrocería de 3 puertas redondeada y sugerente, ensanchada en determinadas zonas clave, como en los pasos de rueda abombados y el poderoso morro elevado. Esta sensación de aplomo se refuerza con las cuatro ruedas en los extremos creando una amplia distancia entre ejes que mejora la estabilidad, mientras se corona la orientación más racing con unas llantas de aleación multirradio de 18 pulgadas que pegan el coche suelo como una lapa. En su imagen destacan, aparte de unos llamativos aditamentos aerodinámicos como los faldones de los paragolpes, delante en color oscuro en esta última edición para contrastar con la carrocería y detrás enrejillado en nido de abeja albergando un sistema de escape doble, y el alerón sobre la luneta, los grupos ópticos con formas redondeadas que se extienden hacia las aletas delanteras y traseras y la inmensa superficie acristalada que permite una gran visibilidad a los pasajeros. Sorprende la imagen general del coche, pues aún siendo pequeño de dimensiones transmite una gran fuerza y una potencia de deportivo de raza.

El interior presenta un estilo muy polivalente y sencillo, perfecto para el uso diario pero con adaptación de notorios rasgos deportivos muy orientados al disfrute en la conducción. En el habitáculo destacan sobre todo unos asientos deportivos de tipo bacquet de alta calidad tapizados en tela bicolor roja y negra y con los reposacabezas integrados que brindan una gran sujeción a los pasajeros delanteros, así como un volante de pequeño diámetro y con tres radios cosido en color rojo. La ergonomía de conducción es perfecta en todos los sentidos, con un volante y una palanca de cambios muy accesibles que permiten una posición perfecta al conductor.
El salpicadero sencillo sugiere amplitud y coloca los mandos muy cerca de la mano en la consola central, con un sistema de climatización automática y un equipo de audio con cargador de CD´s y lector de MP3, donde sí es verdad que a estas alturas se echa de menos un conector auxiliar para fuente de audio externa. Para que conducir sea lo más importante, encontramos los mandos del sistema de audio en el volante, así como la lectura de sus grandes relojes es realmente sencilla de un simple vistazo.
En cuanto a habitabilidad, a pesar de su pequeño tamaño, está pensado para desplazar cómodamente a cuatro pasajeros adultos, mientras un quinto puede incorporarse en el asiento central para trayectos cortos no sin alguna apretura. El espacio para las piernas de los pasajeros traseros es más que aceptable, aunque esto va en detrimento del espacio para el maletero, que con 213 litros resulta bastante escueto para transportar equipaje, aunque se conseigue ampliar abatiendo los respaldos para multiplicar su capacidad. Los huecos portaobjetos que recorren su interior harán la vida a bordo más fácil.

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