Audi S3 – Mazda 3 MPS – BMW 130i

Batalla de asfalto

En la actualidad los vehículos compactos con tintes deportivos están calando cada vez más hondo entre el público más joven y entre el no tan joven. Esto sucede porque estos vehículos reúnen lo mejor de dos mundos paralelos, el de la deportividad mediante motores no muy grandes con grandes cifras de potencia y prestaciones y un comportamiento intachable en toda circunstancia, y por otro lado el del lujo y el confort para los pasajeros, puesto que para vender el producto las marcas hacen verdaderos esfuerzos para que sus deportivos compactos recojan la más moderna tecnología de sus berlinas de gama alta.

Con estos precedentes, nos hemos “visto en la obligación” de realizar una prueba comparativa de tres modelos actuales rivales por naturaleza. El factor de la carrocería no ha sido concluyente para su elección, puesto que comparamos dos modelos de tres puertas con uno de cinco. En principio, los factores determinantes, y a nuestro juicio más significativos, han sido las diferentes configuraciones de sus mecánicas para lograr potencias y prestaciones muy similares, así como sus diferentes sistemas de tracción para aplicar toda esa fuerza al asfalto. Todos tienen entre 260 y 265 cv, demostrándolo mediante apariencia y comportamiento deportivos, mientras que cada uno emplea un sistema de tracción diferente, tracción delantera, propulsión trasera y tracción total.
Así, hemos escogido al recientemente lanzado Audi S3, que se erige como el compacto más deportivo de la marca de los cuatro aros hasta el momento, a la espera de un posible espectacular RS3, para enfrentarse encarnizadamente con dos oponentes también muy distinguidos de la categoría, como son el también nuevo BMW 130i de 3 puertas, que estrena esa reducción en su número de puertas y acompaña con pequeños retoques en su diseño, y el Mazda 3 MPS, que a pesar de encontrarse en una esfera algo menos exclusiva que sus rivales, destaca por las bondades de su chasis, su gran amplitud y unas prestaciones de escándalo.
Por concepto son tres automóviles bien distintos, puesto que hay grandes diferencias entre ellos que los hacen únicos. El más original es el Mazda 3 MPS por presentar un concepto extremadamente deportivo sobre una única carrocería de 5 puertas, mientras que sus oponentes lo hacen con la clásica versión de 3 puertas. Por su parte, tanto el BMW como el Audi ofrecen la cara más lujosa y exclusiva de la deportividad. Por ello, los precios entre uno y los otros difieren sustancialmente, puesto que para adquirir cualquiera de los modelos alemanes habrá que desembolsar una cifra muy cercana a los 40.000 euros mientras que el precio del Mazda se sitúa por debajo de los 30.000 euros. ¿Merece la pena pagar esa notable diferencia? Para gustos los colores…

Deportividad visual

El característico diseño de este tipo de vehículos deportivos suele percibirse a golpe de vista. Ostentan siempre más aditamentos aerodinámicos, tren de rodaje de mayor anchura y pequeños detalles que hacen su imagen más agresiva, en definitiva, se ven “más gordos” que sus hermanos de gama menos potentes. Dos son los principales motivos, el primero y más importante es por una función práctica y tangible como es la mejora de la estabilidad y de la aerodinámica, a la hora de realizar una conducción rápida y deportiva, algo para lo que realmente han sido concebidos, y el otro motivo es simplemente estético, una condición indispensable para entrar por los ojos del público. Y en esta línea se encuentran nuestros tres contendientes, aunque sí debemos matizar que acertadamente se alejan totalmente del “tuning” recargado.

El modelo que más a las claras muestra sus intenciones es el Audi S3, que para esta versión deportiva incluye su habitual parrilla de una pieza cromada con barras, grandes faldones y entradas de aire, los retrovisores cromados y un difusor integrado en el paragolpes trasero, así como el escape cromado de doble salida al lado izquierdo. Con todo este “performance” no resulta en absoluto recargado de elementos, aunque sí se muestra como el más adornado de los tres.
Algo más discreto se muestra el BMW 130i de 3 puertas, que luce la fluida estética del Serie 1 acompañada por el poderoso “look” del Paquete M, que consta exteriormente de grandes paragolpes y faldones laterales, llantas de aleación de 18 pulgadas y suspensión deportiva. Otra prueba irrefutable de ante qué tipo de coche nos encontramos es el doble escape cromado al lado derecho.
La imagen del Mazda 3 MPS transmite también unas altas prestaciones, aunque a simple vista es la más discreta de los tres, muy similar a la de sus hermanos de gama, salvando algunas concesiones a la deportividad como las grandes aperturas en los paragolpes, un capó abombado que alberga el tremendo motor turboalimentado con el intercooler en posición superior, pasos de rueda ensanchados, una inmensa salida de escape de 102 mm de diámetro y unas ligeras llantas multirradio de 18 pulgadas. Lo que más llama la atención en el Mazda es su carrocería de cinco puertas, un claro guiño a la funcionalidad en los deportivos.
La diferencia fundamental entre el Mazda 3 MPS y el Audi S3 frente al 130i de BMW, es que la estética deportiva se ofrece de serie en los primeros, mientras que en el de la casa de Munich corresponde al paquete M opcional que cuesta la friolera de algo más de 2.500 euros. Eso sí, incluye desde los aditamentos exteriores hasta las molduras, los asientos y las llantas de aleación de 18 pulgadas. A juzgar por las formas de la carrocería, el 130i sugiere mayor ligereza y agilidad, por su línea realmente dinámica, el S3 es el más agresivo por una estética frontal radical y el 3 MPS el de aspecto más aplomado, agarrándose con fuerza a cada centímetro de asfalto. Aunque es importante tener en cuenta, que a veces las apariencias engañan…

Interiores luminosos y funcionales

Todos ellos ofrecen habitáculos muy similares a sus hermanos de gama, con pequeños detalles de orientación más deportiva como los asientos de piel o tejido mixto tela/cuero, volantes deportivos, palancas de cambios grabadas con los nombres de las versiones deportivas o los pedales metálicos. Mientras tanto, la funcionalidad intrínseca de este tipo de vehículos se ha conservado en todos ellos, como demuestran la ubicación intuitiva y poco exigente de los mandos, los “amplios” interiores incluso para los pasajeros traseros, así como respaldos abatibles de esta fila asientos, para permitir el mayor espacio de carga puntualmente. En este sentido el que se muestra más amplio, por lógica, es el Mazda 3 MPS, debido a su carrocería de 5 puertas y a sus mayores cotas interiores, que ofrece una capacidad de carga de hasta 1.229 litros, mientras que el más claustrofóbico es el 130i, que a pesar de compartir dimensiones con su hermano de 5 puertas no logra superar las imposiciones del diseño.

En el Mazda 3 MPS encontramos detalles deportivos de serie como los asientos tipo baquet tela gris/cuero negro rematados con costuras en rojo, como los paneles de las puertas, detalles cromados como en los tres relojes circulares de grandes dimensiones del cuadro con bordes cromados o en los deportivos pedales de aluminio, todo acorde con la moldura en color titanio que recorre el frontal del salpicadero.
Dado el enfoque lujoso del Audi S3, el ambiente interior aparte de transmitir deportividad sugiere una intensa sensación de lujo y exclusividad, gracias a unos materiales y acabados inmejorables. Pequeños detalles característicos de la gama deportiva S como el cuadro de instrumentos con los bordes cromados o los asientos de piel de gran sujeción ponen el énfasis en la deportividad. Se acompañan de diversos retoques cromados repartidos por el volante, el pomo del cambio, los tiradores de la guantera o por las salidas de ventilación, poniendo la guinda a un pastel excelente. De serie los excelentes asientos están realizados en un tejido mixto de tela con cuero, mientras que nuestra unidad de pruebas montaba una tapicería de cuero integral bicolor negra y beige, que resultaba un tanto extraña en combinación con el color exterior azul metalizado, aunque de una calidad irreprochable.
Analizando el interior que presenta el 130i, llama la atención la buena calidad de los materiales, con un peculiar diseño común a las últimas creaciones de BMW como el Serie 3 y Serie 5, con una gran rectitud de líneas y de aspecto muy desahogado. La consola es muy espartana, con pocos mandos alrededor del lector de CD y el módulo del climatizador, dejando casi todas las funciones electrónicas de confort y seguridad en el nuevo mando selector i-Drive ubicado en el túnel central, delante del apoyabrazos. Los detalles en cromo pulido no faltan en esta versión deportiva, encontrándose en los tiradores de las puertas, en zonas del túnel central, en las ruedas del climatizador, en los relojes del cuadro de instrumentos y en el aro que rodea el botón de arranque/parada. Estos detalles, junto con los asientos deportivos en piel negra del paquete M son las únicas concesiones a la deportividad que, al mismo tiempo, contribuyen a aumentar el lujo interior.
En definitiva, todos experimentan pequeñas concesiones a la deportividad que son un aliciente más para gastarse altas cifras de dinero, obteniendo también unos motores muy especiales, claro. Con todo, la clave real de la prueba gira en torno al equipamiento de los contendientes, puesto que mientras el Mazda 3 MPS ofrece casi de todo de serie, dejando en opción únicamente la pintura metalizada, sus dos rivales exigen desembolsar una importante cantidad de dinero para equipararlo al del modelo japonés. Todo esto partiendo de la base de que el precio inicial del japonés es infinitamente menor que los de sus dos rivales, algo que nos parece difícilmente justificable a tenor de la gran calidad que muestran todos.
Entre el equipamiento del Mazda no faltan el control de estabilidad, faros de xenón, asientos en tejido mixto tela/cuero, climatizador, radio con cargador frontal de 6 CD´s, sensor de lluvia, la tarjeta inteligente o las llantas de aleación de 18 pulgadas. Por el contrario, entre los contendientes alemanes el despliegue de equipamiento de serie está bastante más ajustado proporcionalmente a los precios que barajan, como en el Audi que lleva faros bi-xenón, asientos tela/cuero, climatizador multizona, radio CD y llantas de 17 pulgadas, dejando en opción elementos como el apoyabrazos central, las llantas de 18 pulgadas, los asientos de piel (a un precio inconfesable), el techo solar, cargador de CD´s o faros de iluminación activa, entre una interminable lista de opciones. El BMW por su parte es el más espartano en cuanto a su dotación de serie, ofreciendo control dinámico de estabilidad y tracción DSC, asientos deportivos de cuero, radio CD con 6 altavoces, climatizador multizona o llantas de 17 pulgadas. En opción quedan elementos como los faros bi-xenón, la iluminación activa, la suspensión deportiva M, el volante multifunción, cambio automático Steptronic, molduras interiores aluminio pulido o madera, la dirección activa, reglaje eléctrico de asientos, control de velocidad, teléfono Bluetooth, sistema de ayuda al aparcamiento o varias llantas de 17 y 18 pulgadas, entre otros muchos extras.

Lo más curioso de todo es la diferencia de precios de base para cada uno de los modelos, con una potencia y una deportividad muy similar entre ellos. Mientras que el Mazda 3 MPS se conforma con 27.950 euros, para adquirir el Audi S3 hay que soltar hasta 39.600 euros y para comprar el BMW 130i, nada más y nada menos que 38.200 euros con un equipamiento de serie muy inferior. Eso sí, si queremos cargarlo de opciones, el Mazda no nos lo permitirá, mientras que la lista de los modelos alemanes es interminable.

Agiles y divertidos

Los chasis de todos ellos están desarrollados para ofrecer la máxima rigidez ante la torsión de aceleración e inclinación, por lo que los elementos que lo sujetan también se han fortalecido para garantizar la máxima estabilidad y seguridad. Los conjuntos de suspensión en todos ellos están endurecidos notablemente, con unos amortiguadores de escaso recorrido y unos muelles más cortos que bajan la carrocería del vehículo. El conjunto más recio lo encontramos en el Mazda 3 MPS, seguido de cerca por el BMW con la suspensión del paquete M.

Estas cualidades les permiten a estos deportivos compactos una gran agilidad en todos los trazados, afrontando las curvas con una soltura y efectividad incontestables. Todos se ayudan de las últimas evoluciones en sistemas tecnológicos de asistencia a la conducción, como en el caso del Mazda a través de un diferencial autoblocante delantero, en el caso del Audi de la tracción total Quattro y en el caso del BMW de un diferencial autoblocante electrónico trasero que apacigua cualquier reacción excesivamente nerviosa del eje trasero y una dirección activa opcional que hace sencillas las maniobras más complejas. Asimismo, todos se apoyan en los ya habituales controles electrónicos de ayuda a la conducción, como el control de estabilidad, el control de tracción, ABS, repartidores de frenada, que optimizan el comportamiento en situaciones límite en conducción deportiva.

Propulsores sobresalientes

Analizamos a estos tres contendientes por la característica común de que todos rendían en torno a los 260 cv, exactamente los dos alemanes desarrollan 265 cv, pero lo más curioso es que todos logran esa tremenda potencia con propulsores que nada tienen que ver, así como la transmisión de la fuerza a las ruedas cada uno la lleva a cabo de formas también muy distintas.

Dejar claro, para empezar que los tres nos han dejado con muy buen sabor de boca, puesto que cada uno a su manera, transmiten unas sensaciones deportivas soberbias y permiten una sencilla conducción rapidísima.
Comenzando por la mecánica que rinde “menos” potencia de los tres, empezaremos con el Mazda, que para desarrollar sus 260 cv a 5.500 rpm en esta versión de altas prestaciones emplea un portentoso motor de cuatro cilindros con inyección directa de gasolina 2.3 DISI Turbo que hereda de su hermano mayor Mazda 6 MPS. Con un par máximo de 380 Nm a sólo 3.000 rpm, experimenta en todo el régimen un empuje brutal desde las primeras vueltas que transmite al eje delantero. Alcanza los 100 km/h desde parado en sólo 6,1 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h, mientras que la cifra de consumo mixto homologada es de 9,7 l/100 km, algo que no asusta a nadie. Al combinar este tremendo motor con la tracción delantera, los ingenieros de Mazda han incorporado un sistema electrónico de control del par, que analiza la marcha en la que circula el coche y el ángulo de giro de la dirección, que se combina con un diferencial autoblocante delantero que distribuye el par entre la ruedas de la forma óptima para evitar pérdidas de tracción y facilitar las maniobras más rápidas, aumentando la seguridad general.
Sus dos contendientes alemanes desarrollan ambos 265 cv, pero analizaremos primero el Audi S3 por emplear un motor más pequeño en volumen y número de cilindros. Para la versión deportiva de la marca de los cuatro aros emplean el archiconocido y exitoso motor de cuatro cilindros con inyección directa y turbo 2.0 TFSI, ya conocidos en modelos del grupo Volkswagen como el VW Golf GTI o el Seat León en sus versiones FR y Cupra, aunque con una “vuelta de tuerca” para desarrollar ahora 265 cv a 6.000 rpm y un par motor de 350 Nm que mantiene desde las 2.500 hasta las 5.000 rpm. Esta potencia sobresaliente, combinada con una tracción integral permanente Quattro, permite acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente. Mientras tanto el consumo se queda en unos escasos 9,1 litros.
El 130i de BMW incorpora como motor alto de gama el exitoso y alabado 3.0 litros de 6 cilindros en línea con bloque de aluminio y magnesio con sistema de doble Vanos y distibución variable Valvetronic, para desarrollar los mismos 265 cv a 6.600 rpm y un par motor de 315 Nm a 2.750 rpm. Esto le permite alcanzar los 100 km/h en 6 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h limitada electrónicamente, mientras logra una economía de consumo ejemplar, con un consumo en ciclo mixto homologado de 8,3 litros a los 100 kilómetros.
Todos los modelos que probamos en esta comparativa montaban cambio manual de 6 velocidades, lo que evidentemente les concede un plus en aceleración, puesto que las primeras marchas están algo más cerradas y una “relativa” economía de combustible, con una sexta marcha que reduce el régimen respecto a la velocidad a la que se circula, así como se logran mejorar las recuperaciones.

En cuanto a las sensaciones, a pesar de que todos transmiten unas sensaciones muy deportivas, es el Mazda el que se muestra más radical a la hora de empujar, puesto que sentimos como una explosión de rabia procedente del motor y nuestras manos han de hacer rápidos movimientos para sujetar a la fiera que comienza a tirar. Con todo, es el más lento de los 3 en acelerar hasta los 100 km/h aunque sólo por un segundo respecto al BMW, aunque las sensaciones y la realidad son bien distintas. En un término medio de radicalidad encontramos al Audi, que muestra un gran carácter pero no puede ser demasiado agresivo, por su concepto más Premium, ayudado en parte por la tracción total que sujeta mejor la máquina al suelo. El BMW empuja como una locomotora sin apreciarse ningún decaimiento hasta las 6.000 rpm, mostrándose a los sentidos como el más progresivo de esta comparativa. Aún así su deportividad en cualquier circunstancia está fuera de toda duda, puesto que como buen propulsión trasera aprovecha cada centímetro del terreno, regalándonos de vez en cuando algún deslizamiento lateral de la zaga, algo que nos hace disfrutar mucho.

Conclusiones

En cuanto a las sensaciones generales que transmiten cada uno de ellos, el Mazda 3 MPS destaca por mostrarse como el más radical y exigente a la hora de ser pilotado en conducción deportiva, puesto que su diferencial delantero a pesar de ser un “gadget” muy útil y un plus en seguridad, necesita un período de adaptación al volante.

El Audi S3 regala unas intensas sensaciones deportivas, aunque debido al enfoque hacia el confort de la marca dulcifica mucho el comportamiento racing, aunque no podemos negar que en cifras reales se muestra intratable. Todo es fácil con el Audi, y en definitiva, es el menos exigente de los tres.
El BMW 130i también pertenece al segmento Premium de los compactos, aunque dada la deportividad a la que se entrega la marca, renuncia en parte al confort de los pasajeros para entregar unas sensaciones totalmente deportivas. Su motor de 6 cilindros lleno de fuerza y su propulsión trasera conforman el conjunto más deportivo de nuestro trío en cuanto a sensaciones, siempre con unos niveles de control y seguridad superiores a la media del segmento.
El equipo de pruebas de Autocity ha elegido al Mazda 3 MPS como la mejor opción, puesto que por una gran diferencia de casi 12.000 euros tenemos casi todo lo que nos ofrecen los modelos alemanes, resultando definitivamente muy atractivo a la vista, con un interior más espacioso y confortable para los pasajeros que aquellos y con unas prestaciones a la misma altura, o incluso mejores, que sus rivales.

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