El clan de los V6

A fondo

Todos estuvieron de acuerdo en que éste era el tipo de coche ideal para pasar desapercibido y evadirse en caso de que se dejara caer ‘el agua’ por cualquier casualidad. Donde no hubo unanimidad fue en el modelo. El señor Rojo se decidió por el potente y dinámico Audi A4, el señor Blanco hizo notar sus preferencias por el cómodo y amplio Citroën C5, el señor Marrón mostró sus preferencias por el lujoso y elegante Rover 75 y el señor Gris prefirió el equilibrio que ofrece el Ford Mondeo. Contra ellos poco podrían hacer los coches patrulla… Aunque la secreta podría ponerles en aprietos, siempre y cuando consiguieran dar con ellos en el multitudinario tráfico habitual (ventajas de los coches de gran serie).

Sin necesidad de accesorios absurdos, lo cierto es que el equipamiento del que disponen nuestros protagonistas esta a la altura de lo que cabe esperar. No obstante en algunos casos es necesario acudir a la lista de opciones para incluir elementos que deberían proporcionarse como parte del equipamiento de serie, dado que con 170 caballos como mínimo la seguridad no debería ser un extra. Todos los coches van provistos de una completa dotación de airbags compuesta por cuatro bolsas frontales y laterales para las plazas delanteras y laterales de gran tamaño (cubren las plazas delanteras y traseras) en Audi, Citroën y Ford, mientras que en el Rover los laterales solo cubren las plazas delanteras. Siguiendo con la seguridad, pero en este caso activa, el Audi es sin duda el rey en este sentido gracias a la tracción total permanente (existe una versión del A4 3.0 con tracción delantera únicamente). Además incorpora de serie control de estabilidad, ABS con repartidor electrónico de la frenada y dispositivo para frenada de emergencia, además de control de tracción.

‘En materia de seguridad activa el Rover 75 es el menos equipado’Los otros tres coches son tracción delantera, lo que si bien supone un comportamiento predecible y fácil para cualquier conductor es menos seguro que la tracción a las cuatro ruedas en cualquier circunstancia. El Citroën puede incorporar control de estabilidad si así se desea con un incremento de 465.60 euros en el precio final (77.469 pesetas), y por lo demás lo lleva prácticamente todo, incluyendo el sistema de asistencia para frenadas de emergencia. Ford no es menos y el Mondeo incluye ABS con EBD (repartidor electrónico de la frenada), control de tracción y de estabilidad así como la asistencia en frenadas de emergencia. El Rover 75 es el menos equipado en este sentido al carecer de control de estabilidad, no disponible tan siquiera como opción.En materia de seguridad activa el Rover 75 es el menos equipado
En cuanto a equipamiento de comodidad todos se encuentran a un nivel muy alto. Climatizador automático con dos zonas diferenciadas de temperatura, cuatro elevalunas eléctricos, cierre centralizado con mando a distancia… El Rover posee un innegable estilo inglés en su interior, profusamente adornado con madera de verdad (no como el C5, de imitación) y cuero en el volante y pomo de cambio, en lo que coincide con los demás.
Todos llevan multitud de detalles como amplios huecos para objetos, guantera refrigerada, soporte para latas, etcétera. Para el señor Rojo la amplitud del interior de su Audi A4 está condicionada por las características de un bastidor muy rígido, cuya estructura afecta notablemente a la anchura de las plazas traseras y en especial a la altura del suelo para la plaza central, cuyo uso es casi, casi exclusivo de niños pesados a los que se quiera dar una lección. En la parte delantera la posición al volante es excelente, fácilmente adaptable a los gustos y necesidades de cualquier conductor y con un perfecto dominio de todos los controles necesarios. Los asientos son de los que sujetan el cuerpo y ofrecen comodidad, con mullido duro pero mullido al fin y al cabo.
El C5 es el polo opuesto al A4. Las plazas delanteras permiten una gran libertad de movimientos que relaja y suaviza los ánimos. Los anchos asientos con escasa sujeción casan perfectamente con el carácter de las suspensiones y el cambio automático autoadaptativo. Buscan la comodidad absoluta aún a costa de eficacia. En frente del conductor los mandos del coche quedan a mano pero requieren en algunos casos separar las manos demasiado del volante. El sistema de sonido posee botones con el mismo tacto y tamaño que el climatizador, lo que induce a frecuentes errores…. como subir la temperatura a tope cuando suenan los Rolling en la radio. Por espacio interior el Citroën es el preferido de ‘el padrino’ que puede viajar en el asiento de atrás conversando con el señor blanco sin apreturas, cruzando las piernas si quiere e invitando a entrar a algún ocasional interlocutor sin tener que por ello variar su relajada postura. Tres adultos también se acomodan con facilidad y suficiente comodidad en la parte de atrás del coche francés gracias a los 1,52 metros de anchura a la altura de los hombros.El C5 y A4, en las antípodas
El Mondeo ofrece una posición de conducción muy integrada con el salpicadero, ideal para poseer una excelente sensación de control (al igual que en el Audi), que se puede adaptar a cualquier gusto gracias a las múltiples posibilidades de regulación. El salpicadero es agradable y los mandos más importantes se encuentran muy a mano. Buena ergonomía, diseño germano y austeridad; todo junto supone buen gusto. Los asientos sujetan muy correctamente, son algo más anchos que los del Audi y como única pega se puede achacar una banqueta demasiado corta. En la parte de atrás, no obstante, dos ocupantes se encuentran a sus anchas, protegidos de desplazamientos laterales (ya hemos comentado que el señor Gris tiene una vena ‘racing’ que se hincha de vez en cuando…) gracias a los pétalos de la butaca.
El Rover 75 del señor Marrón disfruta de un espacio parecido al del Mondeo en las plazas traseras, un poco menor en cifras absolutas (1,38 m. de anchura a la altura de los hombros el Rover por 1,39 m. el Ford) pero más aprovechable al contar con un sofá más plano en la zona central, donde una tercera persona puede viajar realmente cómoda. En la parte delantera la profusión de elementos ofrece un aspecto clásico como un salón victoriano, pero igualmente algo recargado para tratarse de un coche. Se está cómodo al volante y por anchura y altura no hay nada que objetar, así como por acabados (excelentes, con muchos elementos idénticos a los empleados por BMW). Los asientos son cómodos pero como en el caso del Mondeo se echa en falta un poco más de banqueta para descansar los gemelos del peso de los muslos. Volante grande pero cómodo, dirección un poco dura que contrasta con el carácter del coche y pomo de cambio extremadamente gordo, más apropiado para lograr un buen drive y empezar el recorrido jugando al golf que para permitir el movimiento preciso de la palanca.A bordo del Rover 75 todo recuerda a un salón victoriano
El maletero más dotado con diferencia es el del Mondeo, con 500 litros, aventajando al C5 en 44 l., al A4 en 55 l. y al 75 en 70 l. Sorprende que el C5 destine tanto espacio para los ocupantes (demasiado para la mayor parte de las necesidades) y los diseñadores de Citroën no hayan buscado un poco más de maletero, al menos para mantenerlo entre los mejores de la categoría.
Rendimiento alto y prestaciones suficientes
Potencia para dar y tomar o solamente para tomar… esa es la cuestión. En cualquier caso el rendimiento es alto y las prestaciones suficientes; pero para quienes quieren más, que para eso se compran un V6, no cabe duda de que disponer del mayor número de caballos posible bajo el pié derecho es una tentación irrenunciable. Argumentos a favor de los dos 2.5 litros (Ford Mondeo y Rover 75) no hay muchos. Se nota que el motor de Ford tiene ya unos cuantos años a sus espaldas y está pidiendo a gritos un sustituto más potente, económico y silencioso… ¡casi nada!. No obstante en descargo del Ford hay que indicar que la sensación de empuje a medio régimen es muy consistente (más que en el Rover) pese a que en la estirada final el medio litro de desventaja frente a Audi y Citroën sea un problema irresoluble y ponga a cada uno en su lugar, con 170 caballos. 11,9 l/100km es mucha gasolina para el rendimiento que se obtiene en comparación con sus rivales, aunque el señor Gris está encantado con el tirón a medio régimen de su coche y con el rugido de su motor, que para otros puede ser un defecto pero que para un apasionado como él es como una sinfonía.
El Rover posee un motor delicioso por tacto y silencio. Nunca suena más de lo imprescindible y rinde con eficacia hasta donde se le puede exigir, pues al igual que el Mondeo no tiene capacidad para plantar cara a los tres litros en ningún caso, pero sus 177 cv. La ventaja de este coche se encuentra en el consumo habitual. El señor marrón puede cubrir distancia más largas sin preocuparse del combustible gracias a un moderado consumo que deja en mala posición al Mondeo V6. Sus 11,4 l/100km. son la cifra más baja dentro del grupo.
El Citroën C5 posee un motor recién revisado en profundidad por los fabricantes franceses y que sirve de ‘estandarte’ tanto a Citroën y a Peugeot como a Renault. El trabajo en comandita da un resultado excelente, como atestiguan los 210 caballos de potencia máxima que convierten a este coche en una opción muy interesante por la relación entre precio y prestaciones. Es el motor más equilibrado del grupo, con un excelente rendimiento y bajo consumo -dentro de lo que cabe- de 11,6 litros cada 100 kilómetros, rigurosamente medidos por su propietario en trayectos combinados, un día que no tuvo que dar esquinazo a nadie. Centrándonos en el representante de la marca del doble chevron, elegido por el señor Blanco para realizar sus ‘trabajos’ con eficacia y comodidad, el cambio automático autoadaptativo de su unidad no evita como suele suceder con este tipo de trasmisiones poder valorar sus virtudes frente al resto de sus rivales dotados de cambios manuales. El único pero que se puede realizar al cambio es la ausencia de quinta velocidad, pero por lo demás es el mejor de todos los automáticos con posibilidad de accionamiento secuencial que han pasado por ‘El Clan’. Parece que la caja poseyera un psicólogo en su interior capaz de interpretar el estado de ánimo del conductor en cada momento, variando la relación de cambio según su voluntad. Puestos a encontrar puntos débiles se echa en falta un poco más de recuperación a medio régimen y un último tirón en la zona alta del cuentarrevoluciones en comparación con el Audi… pero es que el representante germano tiene un motor portentoso, sofisticado y caro.
Para terminar, como no, hay que hablar del mejor motor por rendimiento; el nuevo V6 de cinco válvulas del deportivo Audi A4. Aunque el señor Rojo se dejó una pasta para disfrutar de un auténtico juguetito, está plenamente satisfecho con la inversión. 220 cv son una excelente cifra que permite salir de apuros antes que a nadie con una respuesta más contundente que suave, pero precisamente por ello siempre dispuesta a dar el ‘do de pecho’. Además, las seis velocidades ayudan y mucho a encontrar el régimen deseado. Lo que el señor Rojo tiene claro es que su coche sale caro a la hora de pasar por la gasolinera, más que los V6 de sus compañeros, pero en la misma línea que un BMW 330ix de 230 cv y algo por debajo de un Jaguar X Type 3.0 V6 de potencia similar: 12,8 l/100km.Por rendimiento el motor V6 del Audi A4 se impone
Cada uno es cada uno, y como para gustos se hicieron los colores el comportamiento de los coches refleja la personalidad de sus conductores. El más dinámico sin duda es el A4. La tracción integral no supone un inconveniente de cara a la agilidad como pudiera parecer en un primer momento. Las suspensiones del Audi son firmes y el tacto del bastidor es muy preciso y seguro. El señor Rojo contaba con una reserva de potencia y estabilidad extra respecto a sus colegas, a costa de perder algo de comodidad. Los frenos del A4 son asimismo excepcionales, tremendamente potentes, modulables y muy robustos. Toda una garantía. Por más que había intentado explorar los límites del coche ésta se había convertido en una misión imposible, contando con el control de estabilidad como último recurso electrónico para evitar situaciones peligrosas.
El Citroën C5 elegido por el señor Blanco se trata de un coche completamente diferente. Muy amplio, cómodo como pocas berlinas y silencioso a pesar del ritmo elevado que el clan suele mantener en sus desplazamientos. Sin embargo este carácter tiene su contrapartida en el momento de practicar una conducción evasiva: la suavidad de los amortiguadores y el peso traicionan los cambios de sentido bruscos, con una tendencia perezosa del tren delantero y cierto aislamiento del trabajo de las ruedas traseras. Su sistema hidractivo de suspensión es una exclusiva de la marca que funciona de maravilla, con unos resultados excelentes a costa de una gran complejidad mecánica. Permite elegir en marcha entre dos posiciones de dureza para los amortiguadores. Además cuenta con un ‘gadget’ propio de las películas de James Bond y que al señor Blanco le ha sido de decisiva utilidad en más de una ocasión: tres posiciones de altura para la carrocería: la normal, la media (hasta 40 kilómetros por hora) y la alta (solo hasta 10 por hora). Aunque no se trata de un coche pensado para circular por el campo este sistema le permite sortear obstáculos de cierta magnitud y rodar por caminos sin asfaltar como si de un todo camino se tratase (…hasta 40 km/h, claro).
Para ‘mister’ Marrón la elegancia es un requisito fundamental y su Rover 75 no cabe duda de que resulta el más clásico y refinado por sus acabados. Lejos de los problemas de calidad en algunos componentes que dieron mala fama a los coches británicos en el pasado, el 75 destaca por una perfecta terminación, materiales de excelente calidad y tecnología aplicada a mayor gloria de la comodidad. No obstante el comportamiento es muy bueno, combinando en una proporción que se podría considerar perfecta el buen trato de los pasajeros con la estabilidad y agrado de conducción. No es un coche deportivo y las estabilizadoras permiten cierto balanceo de la carrocería, pero la nobleza del bastidor es fantástica y las reacciones son muy sanas y difícilmente perceptibles más allá de simples tendencias. Muy neutro, en caso de apuro siempre es el tren delantero el que decide decir basta. Su conductor prefiere evitar estas situaciones, aunque no hace ascos a un fuerte ritmo por autopista. Puede escuchar un madrigal inglés, relajarse al volante y no sentirse estresado a pesar de lo rápido que puede llegar a ir.
Por último el Mondeo del señor Gris responde al carácter racional de su propietario. Cómodo, dinámico y fácil de conducir a partes iguales no es el mejor en ningún apartado, pero está cerca del líder en todos. Tan solo los frenos se muestran en situaciones ‘de alta tensión’ un poco por debajo de lo que cabe esperar, pero tampoco se puede decir que lo haga mal. Sencillamente los demás lo hacen muy bien. El comportamiento de las suspensiones es el más deportivo y preciso por detrás del Audi, al que supera en comodidad a la hora de circular por carreteras bacheadas. Por agilidad es algo más hábil que el estable Rover 75 y la sensación de control sobre el coche es muy superior al ‘aislado’ C5.

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