Subaru BRZ

Si nos dieran a elegir los ingredientes básicos para concebir el deportivo perfecto, muchos elegiríamos sin dudarlo los siguientes: un chasis ligero, dirección rápida, cambio preciso, propulsión trasera y un motor atmosférico brillante. Todo esto es lo que Subaru ha pretendido reunir en el BRZ, el coupé deportivo desarrollado junto con Toyota, y al que además ha querido dotar de la polivalencia suficiente para tener un vehículo apto para los desplazamientos del día a día, y perfecto también para pasar un excitante día en el circuito. ¿Lo habrá conseguido el fabricante japonés? Es hora de comprobarlo.

a favor-Relación precio/prestaciones-Tacto y reacciones deportivas-Motor bóxer atmosférico y briosoen contra-Plazas traseras testimoniales-Neumáticos originales poco adecuados
La unidad de pruebas que hemos conducido es la versión tope de gama denominada «Executive», que sobre la unidad de acceso, la «Sport», añade tapicería de cuero y alcántara con pespuntes en rojo, faros antiniebla delanteros, retrovisores en el color de la carrocería y pedales deportivos. Dotada de cambio manual de 6 velocidades, llantas de 17 pulgadas calzadas con neumáticos 215 45 R17, diferencial trasero con autoblocante mecánico tipo Torsen ajustado 4,1 a 1, y los 200 CV de su motor 2.0 bóxer atmosférico, esta versión es toda una tentación para los que disfrutamos de la conducción deportiva. Hay disponible también un cambio automático con convertidor de par capaz de cambiar en 2 décimas de segundo, convirtiéndose, según Subaru, en el cambio automático por convertidor de par más rápido del mundo, aunque la opción con cambio manual nos parece la más acertada para el concepto deportivo de este modelo.
Accedemos al interior y nos sentamos en el asiento del piloto, para apreciar inmediatamente un puesto de conducción ideal, con toda la instrumentación al servicio del conductor, todas las regulaciones precisas de asiento y volante, y unos materiales que aunque sobrios, transmiten calidad y solidez en sus acabados. El espacio para los ocupantes de las plazas delanteras es amplio, si bien no ocurre lo mismo con las plazas traseras. De hecho incluso el acceso a las mismas nos pareció complicado, y el espacio muy escaso, lo que las habilitan únicamente para ser usadas por niños o adultos de talla reducida, siempre y cuando los ocupantes de las plazas delanteras no precisen de todo el espacio disponible.

En marcha

Arrancamos el motor mediante la pulsación de un botón, y nos preparamos para lo que será la primera parte de la prueba. En ella afrontaremos un recorrido mixto de ciudad, carretera de montaña y autovía, para comprobar como será el uso por carretera convencional y urbano de un coche que pretende añadir versatilidad a sus características, pero sin perder ni un ápice de deportividad. Durante esta parte de la prueba nos hemos encontrado con condiciones meteorológicas cambiantes, y una fina lluvia nos ha acompañado durante buena parte del recorrido. Es fácil intuir en estas condiciones que el carácter deportivo y nervioso del BRZ puede jugar una mala pasada si se desactivan los controles de tracción y estabilidad, por lo que decidimos dejar su lado más deportivo para el circuito y centrarnos en las impresiones de conducción que nos aportaría un coche como este en el día a día.
La suspensión es dura, y sin llegar a tener el tacto seco de una suspensión de competición, puede llegar a resultar incómoda en un largo viaje, o cuando circulemos por carreteras con asfalto irregular. Esta suspensión sin embargo será, junto con una dirección precisa y un cambio rápido, nuestro mejor aliado para disfrutar por carreteras de montaña del pequeño BRZ, que muestra un auténtico tacto deportivo capaz de satisfacer también a los más puristas.

El escalonamiento de las marchas es muy correcto, acorde con el carácter puntiagudo y brioso de su mecánica, y solo sorprende una sexta quizás demasiado larga, seguramente adoptada con el fin de favorecer los consumos en autopista. Ciertamente esta es una baza importante a tener en cuenta, pues los consumos del Subaru BRZ son más que satisfactorios para el uso diario de un deportivo de estas características, y es fácil obtener medias en autopista en torno a 7,5 litros circulando a velocidades legales, e inferiores a 9 litros en un uso mixto de ciudad y carretera. Nos parece realmente un consumo muy contenido para un modelo deportivo y prestacional como el BRZ, capaz de acelerar de 0 a 100 en poco más de 7 segundos.los consumos del Subaru BRZ son más que satisfactorios para el uso diario de un deportivo capaz de acelerar de 0 a 100 en poco más de 7 segundos.

En el circuito

Llegamos al circuito tras un viaje agradable, que no ha destacado por su comodidad, pero que también nos ha dejado momentos de diversión al volante, para comprobar ahora sí, donde se encuentran los límites y como de deportivo es el Subaru BRZ. Un modelo que ya en su concepción cuenta con el circuito como medio natural, hasta tal punto que es posible, reclinando los asientos traseros, transportar perfectamente un juego de ruedas de competición. Toda una declaración de intenciones.
El asfalto del circuito está húmedo, la temperatura exterior es fría, y ya desde las primeras vueltas nos damos cuenta que llevar el coche sin controles, en estas circunstancias, no va a ser sencillo. El coche es nervioso al límite y una incorrecta dosificación del gas en curvas lentas, combinado con el estado resbaladizo del asfalto, pueden provocar un trompo sin más miramientos, pero conforme vamos calentando los neumáticos y acostumbrándonos a las reacciones del coche, todo mejora. Algo subvirador en curvas lentas (posiblemente los neumáticos Michelin Primacy HP no son tampoco los mejores para este uso), en cuanto encontramos el punto de gas necesario para neutralizar esa tendencia, el comportamiento es sorprendente. El diferencial autoblocante se encarga de mantener el empuje mientras las ruedas traseras derrapan y nosotros disfrutamos de unas reacciones de deportivo clásico que si bien esperábamos, no dejan de ser dignas de alabar. Los 5 modos de funcionamiento de los controles de tracción y estabilidad son perfectos para liberar, en función de nuestro nivel de conducción y del estado de la pista, algunas o todas las asistencias electrónicas, y disfrutar de una conducción deportiva en estado puro.


Apenas se perciben balanceos de la carrocería, a lo que seguramente contribuyen tanto su bajo centro de gravedad, favorecido por la adopción de un motor bóxer, como un conjunto de chasis y suspensión sobresaliente. La dureza que apreciábamos en la suspensión, quizás excesiva para su uso en carretera, ahora nos parece perfecta, hasta tal punto que no consideraríamos necesaria una suspensión «de competición» para sacar el máximo partido a este coche en circuito. Si le vendrían bien, sin duda, otro tipo de neumáticos, más deportivos que los Michelin Primacy HP que lleva de serie, que cumplen, pero que dejan un gran margen de mejora al montar neumáticos de altas prestaciones.

Tras varias horas de auténtica diversión en circuito, llega el momento de emprender el viaje de vuelta, para despedirnos de un coche que cumple en el uso diario u ocasional por todo tipo de carreteras, y que destaca en circuito, el lugar más indicado para conocer realmente los límites de este auténtico deportivo.

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