Seat Altea 1.6 Sport

Inicio

ACCESIBLE, PERO ATRACTIVO

El motor 1.6 de 102 caballos constituye la opción más asequible de la gama y ofrece un rendimiento suficiente. Lo mejor del Altea ya está presente en esta versión: habitabilidad familiar y excelente comportamiento dinámico. El acabado Sport es sencillo, pero ofrece un equipamiento de serie completo y un cierto toque deportivo, con detalles como los asientos con sujección lateral especialmente buena o las llantas de aleación.
  La peculiar arquitectura del Altea permite a este híbrido entre compacto y monovolumen ofrecer un interior bueno por sensación de espacio y luminosidad, además de un acceso a todas las plazas muy cómodo. Sin embargo una vez sentado frente al volante el conductor no tiene la sensación de llevar un coche voluminoso, si no algo más cercano a un compacto tradicional. En este sentido es todo un acierto, aunque comparado con un monovolumen al uso adolece de detalles y espacio, ganando solo ligeramente algo de espacio frente a cualquier compacto.
Eso sí, hay que descubrirse ante el excelente trabajo realizado por Seat en cuanto a comportamiento dinámico. En marcha, incluso esta versión dotada de un motor de limitado vigor muestra unas maneras muy satisfactorias, que sin perjudicar la comodidad de los pasajeros ofrecen un dinamismo ejemplar por parte del bastidor.
Carlos Lera, Autocity
2 de Febrero de 2005

Interior

INTERIOR Y EQUIPAMIENTO

El diseño interior del Altea es una de las bazas que juega Seat con este modelo frente a la competencia. La arquitectura de la carrocería permite configurar un interior que más que muy habitable, es muy agradable. Habitable es, desde luego, con una distancia para las rodillas entre las mejores de la categoría de los compactos y una altura libre al techo en todas las plazas francamente favorable, pero lo que más cabe la pena valorar es que en todas las plazas se disfruta de una excelente sensación de espacio y desahogo. Delante, porque la forma del salpicadero y la notable distancia entre pasajeros y parabrisas parece ‘agrandar’ las dimensiones del habitáculo; y detrás, porque la banqueta está colocada en posición ligeramente elevada respecto a los asientos delanteros, permitiendo a los ocupantes de las plazas traseras disponer de visibilidad no sólo a través de las ventanas, si no incluso de frente por medio del parabrisas y por encima de los reposacabezas delanteros.
A pesar de que sea uno de los argumentos de ventas empleados en la publicidad del Altea, dispone de menos huecos en el interior que un monovolumen convencional, aunque hay que reconocer que en comparación con un compacto sí dispone de cuando menos una buena cantidad de espacios para objetos. Los pasajeros delanteros disponen de portagafas sobre el marco de la puerta del conductor, una guantera amplia frente al asiento del acompañante, un hueco y dos posavasos debajo de la consola central, cajón debajo de cada asiento y guanteras en las puertas con espacio para colocar hasta una botella de litro y medio. Además, el apoyabrazos delantero dispone de una guantera de doble fondo, un primer nivel para guardar objetos (por ejemplo, las carátulas de los CD) y el espacio inferior para colocar el cargador de CD. El lateral exterior del asiento del acompañante también lleva una pequeña bandeja con espacio para colocar una lata de bebida. Detrás hay una bandeja en el lateral de cada asiento, otra en los paneles de las puertas con capacidad para colocar hasta una botella de litro, bolsas en los respaldos de los asientos delanteros, un hueco al final del túnel central y con el apoyabrazos abatido aparece otra bandeja y dos posavasos. Bajo la banqueta trasera hay dos cintas que permiten fijar un paraguas.
El diseño es agradable, por ejemplo la consola central integra los controles de sonido y ventilación de manera muy fácil de usar y la instrumentación está correctamente diseñada, a base de esferas con el cuentarrevoluciones en posición central flanqueado por dos círculos en un de los cuales está el velocímetro y el otro colocado a la derecha del taquímetro que ofrece nivel de combustible, temperatura del líquido refrigerante, reloj digital, cuentakilómetros y tiempo o kilómetros que restan para la próxima revisión.
p>No obstante el interior del Altea peca de algunos defectos ergonómicos que creo preciso reseñar. El interruptor de las luces de emergencia está situado al pié de la consola central, una posición que exige desplazar mucho la mano derecha del volante y requiere desviar la vista de la carretera para localizarlo. Los broches de los cinturones de seguridad delanteros sobresalen mucho de los laterales de los asientos y además su soporte es metálico y rígido, pudiendo molestar dolorosamente el dorso de los ocupantes su precisan acceder a la guantera o la puerta del lado opuesto con el cinturón abrochado. Los espejos retrovisores exteriores son los mismos que en otros turismos de la marca, pero como en el Altea la superficie lateral es más voluminosa, para mi gusto ofrece una visibilidad vertical justa. Por último, también creo importante dejar claro que la calidad de los materiales interiores, paneles de puertas y salpicadero fundamentalmente, es más sencilla que en la anterior generación del Toledo/León. En vez de ligeramente acolchado el material es completamente rígido, aunque el aspecto visual es atractivo.
p>El equipamiento de la versión 1.6 Sport, me pareció bueno para su precio. De serie dispone ya de climatizador semiautomático, un sencillo equipo de sonido con reproductor de compactos integrado en el salpicadero y con mando s en el volante, cierre centralizado con mando a distancia y elevalunas eléctricos. Además las llantas de aleación que veis en las fotos son de serie y los asientos del conductor y el acompañante tienen un diseño deportivo que sujeta bien el cuerpo en curvas y ofrece mucha comodidad.
p>El maletero supone una clara ventaja frente a cualquier compacto y es poco más pequeño que el de un monovolumen de su tamaño. Dispone de 409 litros distribuidos en un espacio compartimentado, para evitar que los bultos de pequeño tamaño viajen dando tumbos por todo el portaequipajes. Un doble fondo deja sitio para estos objetos, y en un nivel inferior al de este doble fondo se sitúa el kit de reparación de pinchazos, o la rueda de repuesto de emergencia, o la ruada de repuesto de tamaño normal, elección que en cada caso tiene su repercusión en el tamaño del maletero y que Seat deja a elección del cliente. Otro compartimente ‘secreto’ se encuentra en la bandeja, que dispone de un espacio interior para recoger los obligatorios triángulos de emergencia.

Motor y comportamiento

MOTOR Y COMPORTAMIENTO

El grupo Volkswagen ya está inmerso en la era de la inyección directa de gasolina, pero tanto en el Golf como en el Altea, por citar dos modelos, la versión básica recurre a la veterana mecánica 1.6 de dos válvulas por cilindro y 102 caballos de potencia. Como versión inicial está claro su público: un comprador racional que valora el carácter práctico y el precio por encima de las prestaciones.

En este sentido, este motor no rinde del todo satisfactoriamente; con suavidad y una potencia máxima que le permite rodar por cualquier vía con soltura más que suficiente, teniendo en cuenta los límites de velocidad y como se están poniendo las cosas (y peor que van a estar), pero flaquea a medio régimen, adoleciendo del empuje deseable y de esperar en un motor de carácter sencillo y utilitario.
p>Este comportamiento no deja otra opción que la de recurrir con demasiada frecuencia al cambio de cinco marchas y estirar relaciones cortas en pendientes o adelantamientos por la lentitud de las recuperaciones. A la postre perjudica el consumo real (no así las cifras homologadas por el fabricante) y la comodidad acústica derivada de un motor frecuentemente bastante revolucionado. Sin embargo, mientras no se superen las 3.000 revoluciones por minuto, tanto el gasto de combustible como la sonoridad se muestran satisfactorios.
p>Las mejores sensaciones en marcha las proporciona el comportamiento del bastidor. Pocos balanceos en curvas, apoyos muy fiables y estabilidad difícil de alterar son las tarjetas de visita del tren de rodaje. Es un coche muy agradable y placentero de conducir por el nivel de seguridad que trasmite al conductor y si nos ponemos exigentes sorprende buscándole las cosquillas en curvas difíciles, en las que entra con gran precisión de dirección y se mantiene neutro obedeciendo el volante hasta un límite más allá del que cabría esperar, a juzgar tanto por su motor como por su voluminosa apariencia.
p>El ‘chasis ágil’, el sello personal que Seat aplica a las plataformas comunes del grupo VAG, funciona más allá de aspiraciones deportivas, resultando satisfactorio para conductores de todo tipo. En el caso de la plataforma compartida con el Golf, el Octavia o el Touran, mejora la agilidad sin menoscabo de la suavidad de funcionamiento de las suspensiones, e incluso el confort se ve favorecido por la limitada tendencia de la carrocería a inclinarse en las curvas, gracias a unas estabilizadoras más gruesas y con los anclajes al eje trasero modificados.
p>Si este bastidor agrada con motores un 50% más potentes que el que hoy probamos (como con el 2.0 FSI), en el caso concreto que nos ocupa, tanto frenos como suspensiones o dirección van muy sobrados para las posibilidades de la mecánica.

This website uses cookies to improve your experience. We'll assume you're ok with this, but you can opt-out if you wish. Accept Read More

Privacy & Cookies Policy