Madrid – Lisboa

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MADRID – LISBOA… Y SOBRA COMBUSTIBLE

Un fin de semana por delante, coches de buen andar y parco consumo y un camino interesante para disfrutar intensamente. Nos pusimos en la carretera dispuestos a divertirnos sin dejar el sueldo en combustible.
Un Astra Eco4 y un Corsa GSI 1.7DTi fueron nuestros compañeros de ruta. De Madrid a Sintra pasando por Guadalupe, Badajoz y Lisboa, unos 700 kilómetros de carretera a través de los que disfrutar con los variados paisajes que un camino rumbo al Atlántico deja en los márgenes de la calzada.
Dejamos la Capital y nos dirigimos a la inagotable y bella Extremadura, donde la historia y la riqueza natural se dan la mano en hermosas comarcas y valles.
La monumental Guadalupe es un picacho de leyenda en mitad de la montaña. Badajoz ofrece el legado milenario de su crisol de pobladores y al dejarlo atrás entramos en un país hermano pero diferente, en el que podemos optar por sorprendernos en cualquier rincón de cualquier pueblo.
Lisboa muestra la herencia de una intensa vida cultural y mercantil, propia de una capital portuaria, con un presente pensado para el futuro. Al dejarla atrás llegamos a Sintra, Patrimonio de la Humanidad y concentrado de historia, aristocracia y arte.

Guadalupe

GUADALUPE

Una de las joyas de Extremadura, Guadalupe es un pueblo crecido en torno a la imagen de la Virgen del mismo nombre. La estatuilla de la Virgen de Guadalupe data de la época anterior a la ocupación árabe de la península y durante el período musulmán permaneció escondida en lugares desconocidos.
Tras la reconquista de Cáceres la estatuilla es encontrada por un fraile en 1326 en las inmediaciones del pueblo del que recibe nombre. El rey Alfonso XI mandó construir una capilla en su honor justo en aquel lugar que fue el germen del actual monasterio que exhibe tan misteriosa estatuilla.
El monasterio está regentado actualmente por los Franciscanos, aunque desde su fundación en 1389 fue centro jerónimo. Dada su antigüedad, se pueden observar una gran variedad de estilos arquitectónicos en sus diferentes plantas.
Merece la pena pasear por sus claustros, uno de estilo mudéjar y otro gótico, y observar la huella que las diferentes ampliaciones fueron dejando en su entramado de construcciones, a veces sencillas, a veces suntuosas e incluso en ocasiones fortificadas.

Badajoz

BADAJOZ

Ciudad milenaria y antigua capital del reino Aftasí, Badajoz es la mayor ciudad de Extremadura, con unos 140.000 habitantes. Se encuentra situado en una posición estratégica como frontera con Portugal y a camino entre Lisboa, Sevilla y Madrid. Entre los monumentos más destacables conviene tener en cuenta la Puerta de Las Palmas. Se trata de una puerta dispuesta frente al no menos interesante Puente de Palmas. La obra fue concluida en 1551, reinando Felipe II, según consta en la correspondiente inscripción. Hasta época no muy lejana, los dos torreones de esta puerta fueron, como la Torre de Londres, prisión real ‘para los reos de muy graves delitos’, según informan los documentos de la época.
Tras esta puerta nos encontramos con el puente del mismo nombre, que data de 1460. Las fuertes crecidas del Guadiana lo han arrasado en numerosas ocasiones, lo que ha exigido repetidas obras de reconstrucción, la última en 1880. A pesar de ello su fisonomía mantiene básicamente su estructura originaria bastante bien conservada, siendo identificables las diferentes transformaciones experimentadas en los arcos.
Otro interesante punto de interés es la Alcazaba almohade configura una cerca de forma ovalada que fortifica la cima del Cerro de la Muela o Cabeza del Monturio, sobre la que Inb Narwan Al Chiquilli estableció en el año 875 el asentamiento poblacional antecedente del Badajoz actual. La obra primitiva era de adobe, siendo reconstruida en piedra y agrandada en el siglo XII por los almohades, datando de esa época la fortificación que hoy conocemos. Sus murallas estaban coronadas de almenas, cortado por delante por barbacana. Posee numerosas torres albarranas, de las que las más conocidas resultan ser las del Alpéndiz o de la Atalaya, la Horca, Siete Ventanas y de Las Doncellas.

Lisboa

LISBOA

La capital portuguesa se muestra al viajero como una moderna ciudad portuaria con una frenética actividad comercial. Su extensión metropolitana abarca siete colinas, y los primeros vestigios de población se remontan al siglo VII antes de Cristo.
En Lisboa los puntos de interés para el turista son innumerables, pero en un paseo por la ciudad no se puede dejar de visitar la Praça do Comércio, en la zona baja de la ciudad. En este punto neurálgico de la Lisboa portuaria confluyen calles en las que se encuentran tiendas de lujo y restaurantes.
Hacia el norte está Rossio, flaqueada por otras dos plazas, Praça da Figueiras y Praça dos Restauradores. Los otros tres barrios clave de Lisboa se extienden a ambos lados. En lo alto, a la derecha y en el este de la ciudad, el castillo de San Jorge, la fortificación más antigua y cuna de la ciudad.
El enjambre de calles antiguas y llenas de color que se abre al pie del castillo configuran el sugestivo barrio de Alfama. Al oeste se sitúan el elegante distrito comercial del Chiado y, en lo alto de la colina, el Barrio Alto, o ciudad alta, repleto de bares y restaurantes.

Sintra

SINTRA

Sintra se encuentra al noroeste de Lisboa y desde hace siglos fue destino privilegiado de la monarquía lusa y la nobleza inglesa en las temporadas de veraneo. Esta nota aristocrática y elitista se nota hoy en día en los monumentos y calles de la ciudad, elegante y muy cuidada.
En la parte alta de la ciudad se encuentran gran número de suntuosos palacios más o menos conservados, entre los que destaca el Palacio Nacional de Sintra, una interesante amalgama de los estilos manuelino y gótico.
Posee un bosque con excepcionales jardines y bellos parajes, por los que dejando volar la imaginación podemos ver a Lord Byron leyendo a la orilla de algún estanque. En los extensos Jardines de Monserrate se encuentra el Convento dos Capuchos, un acogedor edificio religioso del siglo XVI rodeado de fronda e ideal para el retiro y la meditación.

La ruta

LA RUTA

Partimos de Madrid tomando la Nacional V, Carretera de Extremadura, y seguimos por esta ruta hasta Navalmoral de la Mata (salida 178). Antes de llegar a la población encontramos una rotonda en la que tomamos la salida que indica Guadalupe, y iniciaremos la marcha por la carretera comarcal EX 118.
Nada más pasar el puente que cruza el embalse de Valdecañas en el río Tajo podéis visitar una interesantes ruinas romanas, para proseguir la ruta hasta Guadalupe, donde la parada es inexcusable. La carretera está en muy buen estado y los paisajes de montaña nos mantendrán entretenidos, incluso probablemente os sorprendáis con miembros de las abundantes colonias de rapaces que habitan la zona.
Esta carretera EX 102 os vuelve a dejar en la N-V a la altura de Miajadas, y a unos 50 kilómetros encontramos la salida hacia Mérida. Su teatro romano y el museo arqueológico merecen una visita detenida, que puede resultar excesiva si queremos llegar en el día a Lisboa.
La autovía nos lleva hasta Badajoz, donde si no nos hemos entretenido demasiado podemos aprovechar para reponer fuerzas y despedirnos de España. Desde Badajoz tomamos nuevamente la N V, que termina donde empieza la A 6 portuguesa.
Anchos carriles (casi siempre tres), rectas interminables y firme en perfecto estado para adentrarnos en un país lleno de sorpresas y encantos… pero también caros peajes. Atravesaremos tres pagos consecutivos que en total nos costarán unos 14 euros.
La autopista cambiará su identificación por la de A 2, y nos llevará hasta Lisboa. A los lados iremos dejando sugerentes indicadores: Évora, Setúbal… que podrían hacer eterno nuestro viaje.
La entrada en la capital lusa se efectúa a través del colosal Puente del 25 de abril, espectacular obra de ingeniería que permite unas preciosas vistas del Tajo (Tejo en portugués) y del área de influencia portuaria de Lisboa en la desembocadura de este río. A continuación seguiremos las indicaciones que llevan a Amadora y Sintra ¡fin de trayecto!. Este último tramo se puede ver condicionado por el denso tráfico de Lisboa, similar al de cualquier capital europea… ¡así que paciencia!, que el destino merece la pena.
710 KM. POR 20,7 DE GASOIL

El viaje lo realizamos en dos modelos muy aptos para cubrir kilómetros con el mínimo consumo y un buen agrado de marcha: Opel Corsa DTi y Astra Eco4.
El consumo medio logrado por el Astra Eco4 se quedó en 4,24 litros cada 100 kilómetros de media, manteniendo un ritmo tranquilo pero sin renunciar a ciertas alegrías durante los 710 kilómetros de recorrido. De hecho en los 250 kilómetros de Badajoz a Sintra no hubo contemplaciones con el acelerador, puesto que el perfecto estado de la autopista animaba a darle rienda suelta.
El Corsa DTi, a pesar de ser más ligero y contar con el mismo motor consume casi exactamente un litro más: 5,23 l/100km. Esto demuestra la importancia de unos desarrollos largos para consumir menos y la decisiva influencia de la aerodinámica en la resistencia al desplazamiento de un vehículo.
En total el consumo de combustible durante los 710 kilómetros de viaje a la ida en medio de situaciones de tráfico completamente reales fue de 30,09 litros para el Astra y 37,17 l. para el Corsa. En ambos casos no fue necesario parar a repostar en ningún momento y sobraron litros en los depósitos para realizar desplazamientos en coche por Lisboa y Sintra e incluso en el Astra para comenzar el trayecto de vuelta: 22 litros en el Astra y casi siete en el Corsa.
A pesar de que el Corsa delata 125 kilos menos en la balanza, el Astra se impone en las cifras de consumos gracias a unas ruedas diferentes a las equipadas en otras versiones de la gama, cuyo perfil alto permite aumentar el desarrollo (bajando el número de revoluciones del motor necesario para rodar a cualquier velocidad) y el compuesto especial reduce la fricción generada por la rodadura.
También se ha reducido la altura de la carrocería mejorando la penetración aerodinámica y se ha trabajado en el paso del aire por el frontal y los bajos del coche, contando con varios elementos que evitan turbulencias. En definitiva, el Astra Eco4 mejora en un significativo 5% el coeficiente Cx respecto a las versiones convencionales (Cx=0,28). Por último, la incorporación de piezas realizadas en aluminio y magnesio reducen ligeramente el peso frente a otros Astras.
Ambos incorporan el mismo motor de 1.686 centímetros cúbicos y 16 válvulas alimentado por inyección directa que rinde 75 caballos de potencia máxima, que se muestra bastante cómodo rodando en la zona alta del cuentarrevoluciones. Un poco flojo a medio régimen respecto a otros motores, en cuanto a economía y prestaciones reales se trata de un propulsor correcto.
En el Corsa se vuelve alegre y rápido en su respuesta y en el Astra Eco4 lento en aceleración y recuperación debido a su desarrollo deliberadamente largo pero muy cómodo para mantener buenos cruceros, gastar el mínimo combustible y tener un nivel sonoro realmente bajo, todo ello como consecuencia de las modificaciones realizadas para esta interesante y ‘súper rutera’ versión.

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