Nissan Qashqai, diez años de éxito

Cuando en el año 2004 Nissan presentó el Qashqai como prototipo, nadie se imaginaba que de aquel turismo compacto con aires de todoterreno urbano o SUV iba a salir una década después el mejor exponente de un nuevo y exitoso segmento, el de los crossover, que en Europa, entre otras cosas, ha barrido de un plumazo categorías tradicionales como las berlinas y los monovolúmenes.

No vamos a echarle toda la culpa al Qashqai, ya con dos generaciones a sus espaldas, pero sí que el modelo japonés fabricado en la planta de Sunderland (Reino Unido) es el principal responsable de que todas las marcas, generalistas y de lujo, hayan virado 180 grados su estrategia de producción. Qué marca no tiene una carrocería que imita un SUV, en un formato más o menos compacto, y con la intención mediante un diseño muy atractivo y juvenil captar la atención de un cliente que necesita ciertas características familiares.


Pues así nació el Qashqai. A finales de 2006 se comenzó a vender, y en su primera generación con siete años de trayectoria (hasta 2013) Nissan vendió 1,65 millones en toda Europa de su nueva gallina de los huevos de oro. En 2014 llegó la segunda generación, y hasta marzo de 2016, el Qashqai ya presume de una producción acumulada de 2,4 millones de vehículos.

Producido en la planta de Nissan en Sunderland (Reino Unido), el Qashqai ya supera al Nissan Micra (2,37 millones de unidades) como el coche más fabricado por la marca en Europa. La diferencia con el Micra es que mientras el pequeño urbano ha necesitado de tres décadas, al crossover le ha bastado con una para alcanzar semejante cifra. Por supuesto, Sunderland se ha convertido en el centro de operaciones del fabricante en el Viejo Continente, siendo la factoría más productiva por delante de Barcelona.

Tres años necesitó el Qashqai para en 2010 situarse como el Nissan más vendido, lugar de honor del que no bajó en los siguientes cinco años. Impulsado en 2009 por una segunda carrocería de siete plazas denominada Qashqai+2 y en 2011 por un restyling que incluía nuevos equipamientos como un asistente de aparcamiento basado en un sistema cenital de cámaras, el Qashqai se despidió en lo más alto en 2013, siendo relevado por el Qashqai de segunda generación.


Y parece que Nissan no ha frenado la inercia ganadora del Qashqai, que cerró 2014 y 2015 como el modelo de la marca más vendido, y parece que con total seguridad lo seguirá siendo en 2016 por sexto año consecutivo.

EL TURNO DE LA SEGUNDA GENERACIÓN
La fórmula inaugural se ha perfeccionado en este segundo Qashqai, que es más que su predecesor en cualquier área a evaluar (también el precio). El diseño sigue siendo su gran atractivo, manteniendo el ADN original de una carrocería baja pero ahora con unas proporciones más robustas y angulosas como corroboran unas cotas acrecentadas: es casi 8 y 3 centímetros más largo y ancho, respectivamente, que antes.


Nissan entiende que gracias a estas dimensiones más neutras el Qashqai puede competir al mismo tiempo con los SUV ligeros más modernos (Volkswagen Tiguan o Kia Sportage) y los turismos compactos más tradicionales (Opel Astra o Peugeot 308). Y vaya si ha robado ventas en ambas categorías, viéndose beneficiado por dos aspectos a ponderar por muchos clientes potenciales: el puesto de conducción elevado y el espacio interior disponible.

Sin ser un todoterreno en lo primero ni un monovolumen en lo segundo, el Qashqai saca buena nota en ambos aspectos, destacando por su buen nivel de acceso (el piso está relativamente bajo, como si de un turismo convencional se tratase) y unas puertas grandes y de generoso ángulo de apertura, haciendo del Qashqai un coche de uso práctico y polivalente.

Además, el Qashqai que se vende desde el año 2014 ha dado un salto de gigante en calidad general percibida en un habitáculo que antes no estaba todo lo bien rematado que se espera en un coche de ámbito europeo. Y también ha mejorado en todo lo relacionado a su dinámica, ahora más propia de una berlina. Y es que el nuevo modelo presume de un rodar mucho más refinado y una estabilidad muy evolucionada.


Aunque sus puntos fuertes superan a los débiles, estos también exiten. Al precio algo elevado (desde 21.350 euros), hay que sumar una escasa variedad mecánica (dos diésel y dos gasolina), evoluciones de potencia algo discretas (hasta 163 CV) y una capacidad off road limitada a caminos o pistas en buen estado (hay versiones con tracción total).

Tampoco es que desde Nissan quieran corregir estos aspectos. El carácter asfáltico y familiar del Qashqai lleva a la marca por otros derroteros, como el de la tecnología, donde estrenará el año que viene un nuevo equipamiento de conducción semiautónoma (denominado Piloted Drive) destinado a situaciones de tráfico denso.

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