Kia Soul Drive 1.6 CRDi

Otro Kia más que pasa por nuestras manos y nos sorprende positivamente por la evolución de su calidad. La semana pasada condujimos la segunda generación del Soul, que estrena plataforma compartida con el Ceed, y el sabor de boca fue inmejorable. Además de su estética resultona y divertida, es un coche práctico, solvente y bien equipado en relación a su tarifa, al que solamente un maletero una pizca pequeño (238 litros más otros 116 l del doble fondo) lo deja por detrás de la mayoría de sus competidores naturales.

a favor- Diseño divertido- Interior amplio y práctico- Bien equipadoen contra- Maletero- Visibilidad trasera- Fuerza a bajo régimen
Una competencia difícil de descifrar. A pesar de derivar de un segmento C, por longitud (4,14 metros) se posiciona en el segmento B. Por altura (1,61 m) bien podría pensarse en un todoterreno de formato urbano (Renault Captur, Peugeot 2008, Nissan Juke), aunque su limitada altura libre hasta el suelo lo aleja de cualquiera de ellos, con el Skoda Yeti (al que se da un aire en lo estético) en el otro extremo por cualidades off road.

Sin opciones a contratar versiones 4×4 (fuera de asfalto tiene las limitaciones de un turismo cualquiera), nuestra unidad de prueba se conformaba con el Pack SUV (1.250 euros) para decorar una carrocería ya de por sí pintona, con la pintura bitono, un llamativo y predominante color rojo eléctrico (350 euros), las nuevas y elegantes ópticas delanteras a juego con una parrilla estrecha, y en la zaga un portón flotante y unos pilotos verticales de LED.

Por lo demás, y aunque su silueta tampoco sea la de un monovolumen, el día a día con el Soul nos recuerda bastante a adversarios del tipo Fiat 500L, Ford B-Max, Opel Meriva o Nissan Note. El Soul destaca por un espacio interior muy bien aprovechado (2.57 m de batalla). Tiene mucha altura libre hasta el techo. El hueco para las piernas de los ocupantes traseros es generoso. Y aunque no sea demasiado ancho, el tener un suelo prácticamente plano hace viable el uso frecuente de la plaza central.
Con un buen ángulo de apertura de las cuatro puertas laterales, el tamaño del portón trasero y la altura del borde de carga no hacen del Soul el coche ideal para comprar con él en el Ikea. Los 238 litros de maletero se antojan cortos para la categoría. Con el doble fondo en servicio, los 354 l declarados se acercan a lo esperado, y son los 1.367 l con los respaldos traseros abatidos asimétricamente y una superficie plana, cuando disfrutamos de un útil cofre.


Frente al volante, el Soul recoge los nuevos estándares de calidad de Kia. Con un puesto de conducción elevado y muy cómodo, el habitáculo proyecta una destacada sensación de bienestar gracias a los buenos materiales empleados (plásticos blandos en paneles de puertas y salpicadero), unos ajustes más que correctos, las pequeñas licencias (como los altavoces en forma de seta), la gran cantidad de huecos para depositar objetos (la guantera central, muy grande e iluminada), una instrumentación moderna pero sencilla de interpretar, y una dotación de serie con el acabado ‘Drive’ (pomo y volante forrados en cuero, retrovisores exteriores plegables eléctricamente, climatizador; que se suman a la cámara trasera, el programador de velocidad o la conexión USB y Bluetooth para móviles del acabado básico ‘Concept’) más que suficiente para los 17.657 euros que cuesta.

Además de una versión eléctrica (Soul EV), los motores disponibles son, un gasolina de 132 cv de potencia y el diésel de nuestra prueba, más lógico por prestaciones, consumos y sobre todo agrado de utilización. Su sobrecoste es de 1.400 euros. La mecánica tiene una cilindrada de 1.6 litros, inyección directa por common rail y turbo. Los 128 cv de potencia máxima los alcanza a 4.000 rpm y los 260 Nm de par motor están disponibles entre 1.900 y 2.750 rpm, no teniendo que recurrir con demasiada frecuencia al cambio manual de seis velocidades para obtener una pronta respuesta. Si bien es cierto que por debajo de las 1.750 rpm, el Soul diésel está vacío, y nada más alcanzar las 4.000 rpm, su empuje decae súbitamente. Por prestaciones, consumos y sobre todo agrado de utilización, el motor diésel es la mejor opción de la gama
Por lo demás, la puesta a punto es aceptable (es un motor suave y apenas se perciben vibraciones), el Stop/Start tiene un funcionamiento correcto y sus prestaciones (180 km/h y 11,8 segundos) guardan consonancia con un consumo de combustible real que se encuentra siempre por debajo de los seis litros.
Dinámicamente, el Soul se mueve con mucha ligereza gracias a la notable asistencia de su dirección, que se endurece (no mucho) al aumentar la velocidad o al cambiar el modo de conducción (‘Sport’) con un botón al volante. Por su parte la suspensión, tirando a blanda, absorbe bien las irregularidades del asfalto y al mismo tiempo contiene las inercias de una carrocería alta como la del Soul. En ciudad, la única pega es una visibilidad trasera algo limitada por el diseño exterior. Fuera de ella, en autovía, se nota que su plataforma es de coche superior, teniendo un aplomo suficiente como para viajar con él sin problemas, más allá de una potencia que puede ser insuficiente si lo hacemos cargados hasta los topes.

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