Lexus IS-F

Las tres berlinas deportivas alemanas de mayor prestigio han campado a sus anchas durante los últimos años. Nos estamos refiriendo al BMW M3 (que va ya por su cuarta generación), al Mercedes Clase C AMG (en la actualidad con la versión C63 AMG) y al Audi RS4 (que momentáneamente está sin representación, ya que el A4 actual acaba de llegar al mercado y no tiene versión RS4, aunque creemos que no tardará mucho en llegar). Pero desde esta primaverauna “superberlina” deportiva no alemana pelea por demostrar la supremacía en esta categoría. No ha llegado con complejos, ni mucho menos, sino con ganas de superar a sus afamados rivales, y, la verdad, en algunos apartados lo consigue.

a favorRendimiento del motor.Cambio de 8 velocidades.en contraPrecio elevado.Consumo a altas revoluciones.Suspensión algo dura.
Como ya habrán adivinado nos estamos refiriendo al Lexus IS-F, con la “F” de Fuji, el circuito nipón donde esta bestia se ha puesto a punto. Su carta de presentación no deja indiferente, pues su avanzadísimo propulsor V8 de cinco litros de cilindrada desarrolla 423 cv, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanzar los 270 km/h. Tiene un completísimo equipamiento de serie y un fabuloso cambio automático de ocho velocidades; eso sí, cuesta 84.000 euros, un precio ligeramente superior al de sus rivales, aunque justificado con una mayor dotación como equipación estándar.
Visto desde fuera el Lexus IS-F ya impresiona, sobre todo al mirarlo por detrás. Cierto es que en el frontal se puede apreciar fácilmente su abultado capó –necesario para meter un motor así de grande- y en la estampa lateral sobresalen los pasos de rueda sobredimensionados. Pero la trasera, con su peculiar cuadruple salida de escape, ya es de escándalo. En el interior se respira un marcado ambiente de lujo con elementos de calidad suprema, completado con algunos detalles deportivos, como los asientos, que son de cuero, ofrecen una buena sujección lateral, y permiten colocar la banqueta en una posición bastante baja.
Arrancamos mediante su botón y todo discurre con discreción, aunque el moderado pero sugerente sonido y la rápida respuesta al pedal del acelerador nos dan alguna pista de lo que va a llegar más adelante. La caja de cambios funciona a las mil maravillas. No habíamos probado ninguna otra –exceptuando a las de doble embrague DSG y PDK- que fuese tan rápida y eficaz. Llegar a una carretera despejada y dar un pisotón al pedal del acelerador es una experiencia fantástica. Poco antes de las 4.000 rpm el sonido cambia drásticamente y en ese momento el refinamiento pasa a un segundo plano para dar paso a una rabiosa deportividad. ¡Cómo empuja y cómo suena!
Si se ha optado por ir en modo manual, ¡ojo! no cambia a una marcha superior al llegar al régimen máximo, sino que hay que cambiar manualmente. En modo automático sigue funcionando a la perfección, pasa de una marcha a otra sin ningún tipo de tirón, y si hemos de adelantar el sistema es capaz de reducir de 8ª a 4ª automáticamente. En cuanto al aplomo en carretera el Lexus IS-F transmite una seguridad fabulosa. Como es lógico en un coche de sus prestaciones es un poco duro de suspensiones, aunque sin resultar radical.
Otra cosa que nos encantó fue el control de tracción y estabilidad, que entra cuando es necesario pero sin apenas mermar el empuje. Por último, existe un “botón sport” en la consola que varía algunos parámetros, pero, la verdad, en una breve toma de contacto y sin haber tenido la posibilidad de probarlo en circuito, no pudimos observar grandes diferencias de comportamiento. Más adelante, en cuanto nos sea posible, realizaremos con este intesantísimo automóvil una prueba a fondo para analizar al detalle todas sus características. De momento, en una primera impresión, es simplemente fascinante.

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