Lancia Ypsilon 1.3 JTD DFN

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MODA ITALIANA

Por fin la histórica marca Lancia está en ascenso, y decimos por fin porque una marca del prestigio y la calidad de Lancia no se merecía la escasa aceptación que estaba teniendo en los últimos años. Ahora en 2004 las ventas se han multiplicado, y el Ypsilon es uno de los causantes de su notable mejoría.
  El pequeño utilitario de la marca italiana reúne una serie de ingredientes que lo hacen muy apetecible, tanto por sus virtudes objetivas y fácilmente percibibles, como por esa personalidad y estilo propios que le permiten diferenciarse del resto. De hecho, el Lancia Ypsilon, aunque sea de pequeño tamaño, parece un coche de lujo.
La versión probada por Autocity nos traía el ya muy conocido motor 1.3 Multijet de 70 cv, que anima a varios modelos de Fiat y Opel, y que en todos ellos da unas estupendas cifras de consumo y prestaciones. En nuestro caso, todavía teníamos el placer de probar una novedad más: el cambio de marchas con funciones automática y secuencial DFN.
Con todo esto, el Lancia Ypsilon 1.3 JTD Argento DFN (15.130 euros) se muestra como una opción muy recomendable para quien busque un urbano coqueto y de gran calidad. Su precio no es económico, pero sopesando todo lo que ofrece no difiere apenas de otras marcas. Consume poquísimo, es muy manejable, gusta a casi todo el mundo ¿es perfecto? pues evidentemente no, ya que como desglosaremos más adelante, y si nos fijamos en todos los Diseño y equipamiento y ciertos campos, vemos como existen rivales más elaborados en algunos aspectos.
Enrique Marco, Autocity
5 de Enero de 2005
DISENO Y EQUIPAMIENTO

Es evidente que el diseño será uno de los motivos de peso para una buena parte de los compradores del Ypsilon, pues con su particular estilo logra diferenciarse claramente de la competencia. Su longitud total es muy compacta, pues con 3,78 metros se maneja muy bien en el casco urbano y para los aparcamientos, y además al tener una elevada altura (1,53 metros) la sensación de espacio –debido la distancia libre de la cabeza al techo– es considerable. Las plazas traseras dan acomodo a dos personas muy bien, aunque no tanto a tres (en el concesionario se puede pedir que la baqueta trasera sea de dos o tres plazas). Para el maletero queda una capacidad que oscila entre 215 y 290 litros.
Interiormente el Ypsilon también presenta una estética peculiar. El cuadro de mandos va situado en el centro, y sus relojes poseen un evidente “look” clásico. La palanca del cambio queda muy cercana al resto de mandos, en una posición elevada y de uso cómodo.
Para esta versión 1.3 JTD con cambio automático DFN existen dos niveles de equipamiento: el Argento y el Oro. Ambos llevan de serie el aire acondicionado, airbags frontales, airbags para la cabeza, ABS y ordenador de viaje entre otras cosas, pero dejan como opción los airbags laterales o el control de estabilidad. Tampoco incluyen de serie Diseño y equipamiento que en un coche tan coqueto como éste sí se valoran, como las llantas de aleación (357 euros) o el volante forrado en cuero (158 euros). Otro complemento recomendable sería la tapicería alcántara (505 euros), que además incluye unas inserciones muy curiosas en puertas y salpicadero. Por último, el techo panorámico aporta gran luminosidad, pero el precio a pagar por él ya es un tanto elevado: 840 euros.
CONDUCCIÓN

Ya habíamos hablado en Autocity en alguna ocasión del Lancia Ypsilon, y todavía más veces del motor que hoy probamos, puesto que es el mismo que el del Opel Corsa 1.3 CDTi y el del Fiat Punto 1.3 JTD, entre otros. Lo que no había pasado por nuestras manos había sido el cambio de marchas de cinco velocidades DFN.
Al volante del Ypsilon se toma una posición muy “de ciudad”, es decir, situados más bien altos, con una buena visibilidad y libertad de movimientos. Sus asientos, cómodos pero sin apenas sujeción lateral, están en la onda del conjunto. Esta postura es muy apropiada para callejear y hacer recados, aunque los que prefieran una posición más deportiva no se sentirán tan a gusto.
Cuando iniciamos la marcha vemos como el empuje del motor es muy notable para tratarse de un 1,3 litros, y además la respuesta se produce de forma muy homogénea. A la temperatura de marcha y a velocidad de crucero es además muy refinado, y sólo en frío nos muestra su verdadero origen diesel, con el característico ruido mecánico. Aunque su hábitat natural sea la ciudad, por motor este Ypsilon está capacitado para circular por carreteras -incluso con puertos de montaña- a un ritmo bastante ágil.
El cambio de marchas puede usarse de forma totalmente automática o manual. En modo automático el programa DFN posee una “lógica de cambios” que no siempre nos parece muy lógica, pero lo cierto es que no tarda excesivamente en pasar de una marcha a otra y los tirones son mínimos. En manual nos podemos divertir un poquito más, y lo mejor de este cambio de marchas es que los consumos siguen siendo reducidísimos (oficialmente 4,5 l/100 km, ligeramente menos que el manual). Lo que ya nos cuesta creer algo más es que la aceleración de 0 a 100 km/h sea casi un segundo mejor con el DFN (14,2 segundos) que con el manual, pues aunque no hemos podido establecer una comparativa cronometrada, la sensación de dinamismo de este vehículo es mayor con el manual que con el DFN. La velocidad máxima es en cualquier caso de 165 km/h, y la diferencia de precio de 720 euros a favor de manual (14.410 euros con caja manual de cinco velocidades).
Por último daremos un repaso a su comportamiento dinámico. Ya dijimos antes que es muy manejable en ciudad, y más cómodo aún si seleccionamos la opción City (permite una dirección muy, muy suave). De chasis va muy bien “tarado” para la concepción del coche, pues resulta más bien blandito y las irregularidades del firme se filtran bien. En carretera, con buen piso y a velocidades medio-altas el Ypsilon sigue respondiendo magníficamente. El único “pero” se lo encontraríamos en la conducción rápida por carreteras bacheadas, que si bien no llega a ser malo ni inseguro, sí los hay más eficaces. Ahora bien, dada la vocación del coche, ésto no lo debemos tomar como una crítica, pues para lo que está concebido cumple con una nota bien alta.

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