IV Rally Hospederías de Aragón

Exito sin precedentes

La cuarta edición el Rally Internacional Hospederías de Aragón para Clásicos Deportivos destacó por muchas razones, pero en concreto una de ellas resultó especialmente meritoria debido a que no había sucedido en ninguna de las anteriores ocasiones, y es que todos los participantes lograron llevar sus vehículos a meta con la mecánica intacta. Afortunadamente, en este ya tradicional Rally Hospederías nunca se han producido incidentes, pero sí averías que propiciaban que dos o tres equipos en cada año tuviesen que llegar a destino en grúa. Sin embargo, esta vez los veteranos motores han respondido perfectamente, y el fantástico equipo de asistencia técnica de la Asociación Aragonesa de Clásicos Deportivos pudo subsanar en ruta los pequeños pero numerosos problemas mecánicos que se presentaron.
Cierto es que debido a la festividad del 1 de mayo coincidiendo en sábado, en esta cuarta edición se decidió pasar de las tres etapas de otros años a sólo dos, y que por alguna baja de última hora la cifra total de coches que tomaron la salida fue de 24 unidades, ligeramente inferior a la de las tres ediciones pasadas; pero también es digno de mención que tras algunos tramos matutinos de más de 250 kilómetros por carreteras de todo tipo y con climatología adversa, y que como colofón terminaron con divertidísimas tandas en circuito, todos los automóviles consiguieran resistir, algunos de ellos contando con más de 75 años de antiguedad.
La recepción de los participantes comenzaba en la tarde del jueves día 29, en la céntrica plaza Santa Engracia de Zaragoza. Desde primera hora de la tarde comenzaban a llegar los primeros equipos, alguno de ellos procedentes de Italia, Francia, Gran Bretaña o Suiza. Entre los participantes nacionales los catalanes fueron esta vez mayoría; mientras que tres eran los aragoneses inscritos, entre ellos el presidente del club organizador (AACD) e impulsor de este evento, José Manuel Bernad, quien condujo un Jaguar E Type 4.2 Cabriolet de 1968. Una vez completado el parque cerrado se celebró la cena de bienvenida, a la que asistieron, entre otras personalidades de la política y el automovilismo, el Consejero de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de Aragón, Arturo Aliaga, y el conocido expiloto de Fórmula Uno Emilio de Villota.
Precisamente fue Emilio de Villota el encargado de dar el banderazo de salida en la mañana del viernes 30 de abril. Así comenzaba una primera etapa marcada por el sol y las agradables temperaturas que permitieron que la caravana del rally brillara con el máximo esplendor. La localidad oscense de Loarre fue la primera parada, donde estaba prevista una visita a su famoso castillo y la posterior comida en la primera de las hospederías a visitar. Ya en la segunda parte del día comenzaron a aparecer los primeros tramos de extraordinaria belleza, pues al acercarse al pirineo oscense por Ayerbe, Riglos o Santa Cruz de la Serós el paisaje deslumbró a los participantes gracias a su espectacularidad. El final de la etapa, tras 200 kilómetros de recorrido, tenía lugar en el impresionante paraje que ocupa la Hospedería de San Juan de la Peña, uno de los alojamientos hoteleros con mayor lujo y encanto de la provincia de Huesca.
La segunda etapa comenzaba pasada por agua, y la dureza del puerto de Monrepós, unida a la niebla y a la larga duración de la primera parte de la etapa (250 kilometros), hacia presagiar que algunos vehículos no podrían completarla. Sorprendentemente no fue así, y no sólo es que los 24 equipos llegasen a Motorland Aragón, sino que todos ellos se animaron a participar en las mangas de exhibición que había programadas en el trazado de karting del macrocomplejo alcañizano. Si bien debemos recordar que este evento tiene carácter turístico y no competitivo, esto no fue impedimento para que en el circuito cerrado los más osados deleitaran al público con interminables derrapajes y, en definitiva, con un inédito espectáculo automovilístico de altísimo nivel.
La parte final del rally transcurrió de forma mucho más tranquila y en los últimos 60 kilómetros que separan Motorland de la Hospedería del Monasterio de Rueda el sol volvió a hacer para de presencia. Al llegar al punto de destino se pudieron observar los expresivos rostros de satisfacción de los participantes, ya que todos los equipos habían logrado completar los 500 kilómetros del rally, todos habían disfrutado de los hermosos parajes y serpenteantes carreteras, y todos habían visto colmadas sus expectativas para un evento de este tipo. Ya en la noche y como es tradicional en anteriores ediciones del rally, durante la cena de gala se repartieron los trofeos y diplomas a los vehículos y pilotos que la organización consideró más destacados.
Fue todo un espectáculo ver como automóviles de los años 20 y 30 como el Bugatti Stelvio, el Alfa Romeo 6C 1500 y el MG TA– circulaban con gran agilidad en todo tipo de carreteras; como los más modernos Ferrari y Maserati devoraban las curvas del circuito de karting de Alcañiz; o como los preciosos y elegantes Lancia B24 Spyder o Alfa Romeo 6C 2500 Flecha de Oro posaban majestuosos ante la belleza de las Hospederías de Aragón. Tampoco desmerecía en absoluto ver rodar en grupo a los tres Porsche 356 inscritos, o a las diferentes versiones de Jaguar XK. En definitiva, un acontecimiento que los buenos aficionados al automovilismo de época supieron valorar en su justa media, para considerar así al Rally Hospederías de Aragón como uno de los eventos de este tipo más prestigiosos de España. Sólo nos cabe esperar que Turismo Aragón (sociedad dependiente del Gobierno de Aragón) siga patrocinando este rally, algo a lo que ya ha mostrado su predisposición; que la buena labor organizativa de la Asociación Aragonesa de Clásicos Deportivos mantenga su nivel y que la Guardia Civil de Tráfico colabore de una forma tan profesional como lo ha hecho en estas cuatro ediciones.
Distinciones:
o Al más emblemático: Bugatti Stelvio (1937) de Ramón Montero
o Al más racing: Alfa Romeo 6C 1500 (1928) de Joan Andrés Berenguer
o Al más bonito: Fiat Dino Spyder (1969) de Arturo Pellegata
o Al mejor restaurado: Alfa Romeo 6C 2500 (1948) de Pietro Navone
o Al mejor conservado: Aston Martin DB6 (1968) de Alfredo Vazquez
o Al más espectacular: Ferrari Daytona Spyder (1970) de Francisco Solé
o Al más exclusivo: Porsche 356 Carrera A (1957) de Marc Onandía
o Al más elegante: Lancia B24 Spyder (1957) de Eduardo Tenconi
o A los tripulantes más simpáticos: Walter y Marcus Ankli en su Porsche 356
o A la mejor trazada en circuito: José Luis Muñoz con su Jaguar XK 120 Le Mans (1952)
Premios especiales:
o Al Alpine A180 Cabriolet (1963) de José Luis Burgos
o A Sarah Gibson y su Ford Thunderbird (1955)

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