18º Auto Retro Barcelona

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LAS JOYAS DEL PASADO
Al Salón Auto Retro de Barcelona, que se clausuró el pasado domingo 4 de noviembre, le ha sentado muy bien la mayoría de edad, ya que en su 18ª edición ha logrado una excelente aceptación por parte del público -55.386 visitantes- y una elevada cantidad y calidad de expositores -165 en total-, que han ocupado los 13.500 metros cuadrados del Palacio nº 7 de la Fira de Barcelona.

La muestra de carácter internacional -que ha reunido expositores procedentes de Alemania, Andorra, Francia, Inglaterra, Italia, Estados Unidos y, por supuesto, de España- ha tenido además un especial interés gracias a las actividades paralelas organizadas tales como concentraciones de clubs de clásicos, el I Rallye de la Bruixa, jornadas técnicas para profesionales y aficionados, subastas benéficas, iteuve móvil gratuita, compra-ventas… En fin, todo lo que el amante del automóvil clásico podía esperar.

Enrique Marco, Autocity

7 de noviembre de 2001.

La estrella

LA ESTRELLA

Alfa Romeo, una de las marcas de mayor tradición y que más pasiones levanta, trajo para esta edición del Auto Retro un modelo que sin duda alguna se convirtió en la estrella del salón. Procedente de su Museo de Arese (Milán), el Alfa Romeo P159 fue el monoplaza con el que Juan Manuel Fangio, ‘El Chueco’, consiguió la victoria en el II Gran Premio de España – XI Gran Premio Peña Rhin – VIII Copa Barcelona, puntuable para la segunda edición del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, carrera celebrada el 28 de octubre de 1951 -hace ahora exactamente 50 años-, en el circuito urbano de Pedralbes, trazado diseñado en la zona alta de la Ciudad Condal.

El bólido italiano incorporaba un motor de ocho cilindros en línea y 1.479 cc, que gracias a sus dos compresores desarrollaba nada menos que 425 cv a 9.300 rpm. La velocidad que alcanzaba para la fecha (1951) no estaba nada mal: ¡305 km/h!

BARCELONA COMPETICION

Agbar Automotive, la división de automoción de Aguas de Barcelona, presentó en Auto Retro Barcelona una colección de vehículos de competición históricos fabricados en Barcelona durante el siglo XX, tanto automóviles como motocicletas, que alcanzaron gran fama y renombre internacional. En sus respectivos palmareses deportivos figuran algunos títulos mundiales, victorias en carreras de la Penya Rhin y en carreras en cuesta, además de otras importantes gestas a nivel internacional.

Barcelona fue un centro fundamental para el nacimiento y desarrollo de la industria del automóvil en España, debido al espíritu emprendedor y al impulso de la burguesía. El auge industrial que se vivió en Barcelona a principios de siglo XX permitió la creación de numerosas fábricas de automóviles que llegaron a ser nada menos que 42 hasta 1936.

Entre los modelos más destacados los visitantes pudieron contemplar el Hispano Suiza modelo Alfonso XIII CRS45 de 1911 -más conocido como el ‘Alfonso XIII’ ya que el monarca tuvo dos de estos automóviles-, el Pegaso Z-102 -que batió el récord mundial del kilómetro y la milla lanzada en la autopista de Jabecke (Ostende-Bélgica) el 25 de septiembre de 1953-, el Nacional Pescara -Campeón de Europa de Montaña en 1931 en la categoría Sport- o el autociclo David -ganador de la Copa Penya Rhin de 1916 (Sitges) y de la Carrera Barcelona-Madrid-Barcelona disputada ese mismo año-.

Otros stands

OTROS STANDS

Cada aficionado tiene sus propios gustos y por ello no podemos asegurar rotundamente que expositores fueron los más intersantes, pero sí menocionaremos los que, a nuestro juicio, llamaron la atención especialmente.

Peugeot España expuso el vehículo más antiguo de la muestra catalana: el Peugeot 1896, mientras que en el stand del XI Rallye Protagonistas, organizado por el periodista Luis del Olmo, se encontraba un fabuloso Rolls-Royce Silver Ghost de 1923. El Departamento de Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat de Cataluña mostró una curiosa colección de vehículos agrícolas y de transporte, entre los que destacaba el John Deere de 1927 (el primero fabricado en serie).

Pero muchos de los visitantes, donde más tiempo se detuvieron fue en los espacios destinados a recambios, accesorios, complementos, libros, revistas, etc. Quizá no deslumbraban como los que albergaban valiosísimos automóviles, pero sí interesaban y mucho por su accesibilidad, ya que se podían encontrar libros, logotipos, placas… por menos de mil pesetas.

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