Laguna 1.9 dCi VS 1.8 16V

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RENUALT LAGUNA 1.9 dCi PRIVILEGE FRENTE A GRAND TOUR 1.8 PRIVILEGE
AIRES DE GRANDEZA

A un precio francamente similar, al filo de los 4 millones de pesetas y con una potencia muy parecida, los dos Renault Laguna objeto de esta prueba resumen un compendio de avanzada tecnología plasmada en un nivel de seguridad dinámica poco común -ESP incluido- y un confort de conducción casi irreprochable.

Tanto el Laguna berlina como el Grand Tour comparten la misma plataforma, con 2,74 m de batalla, pero la berlina presenta una trasera distinta con los grupos ópticos horizontales y portón muy inclinado, sin lunas de custodia, mientras que el Grand Tour sí las incorpora, con una longitud mayor (4,70 m frente a 4,58 la berlina, ambos más largos que los 4,62 m y 4,51 m de sus respectivos antecesores). Un portón más bajo, con lunas de custodia en arco y un final de techo más curvo refuerza su imagen elegante sin perjuicio de su aspecto práctico, su punto fuerte en comparación con el Laguna berlina.
Por delante los dos presentan el mismo frontal, con su singular revestimiento protector inicial del capó, el detalle más innovador -y discutible- de su diseño.

Habitabilidad

HABITABILIDAD SIN MEJORA

La habitabilidad sin embargo no se ha beneficiado del aumento de dimensiones. Más aún,se ha visto ligeramente reducida, si bien de modo casi inapreciable. Pero el puesto de conducción es casi perfecto, si no fuera porque el respaldo de los asientos delanteros no acaban de recoger bien la zona alta de la espalda, contrastando su dureza con la blandura de la banqueta. ¡Con lo bien resueltos que estaban los del anterior Laguna!. Afortunadamente los apoyacabezas mantienen su forma desplegable anti ‘golpe de conejo’ y los traseros apenas sobresalen del respaldo cuando no se usan, contribuyendo a la mejora de la visibilidad.

Los pasajeros traseros cuentan -como antes- con un holgado espacio para piernas, aunque la anchura total se reduce en 2 cm; aun así, con 1,38 m resulta suficiente para tres plazas, aunque las realmente cómodas sean dos. El Grand Tour no supone mejora sensible, salvo en espacio para las cabezas, más desahogado que en la berlina.
Hay muchos detalles de buen acabado (huecos portaobjetos con y sin tapa en las puertas, huecos adicionales en el salpicadero, insertos de piel en la tapicería, excelente ubicación del anclaje superior del tercer cinturón central trasero, portagafas con tapa sobre la puerta del conductor,cortinillas laterales escamoteables en las ventanas posteriores, etc) que revelan lo cuidado del habitáculo, que llegan al máximo en el salpicadero.

En éste tenemos una consola totalmente integrada, con pantalla auxiliar superior (pensada para el sistema de navegación opcional, muy eficaz como hemos podido comprobar), tapa para el equipo de radio -con lector CD-, una amplia guantera y un volante perfectamente ajustable en altura y profundidad, lo que unido a los mismos ajustes del asiento permite una postura ideal de conducción, salvo por lo antes dicho del respaldo. En cuanto a la visibilidad, resulta algo escasa hacia atrás, tanto en la berlina -por lo inclinado de su luneta- como en el Grand Tour, cuyas lunas laterales posteriores resultan inútiles por lo abultado de los pilares ‘C’ de la carrocería.

La mayor diferencia entre ambas versiones se aprecia en el maletero, que en la berlina pierde casi cien litros sobre el del modelo precedente (430 litros oficiales y apenas veinte más reales) mientras que en el Grand Tour se limita a ofrecer 475 litros oficiales, que en la práctica vienen a ser los 500 que ya tenía el anterior Laguna. Son volúmenes correctos -sobre todo en el Grand Tour- pero ya no tan brillantes como antes, en especial en la berlina.

Motor

MECANICAS BRILLANTES

En cuanto a motores, la igualdad fáctica de ambas mecánicas se repite a la hora de medir sus prestaciones. El nuevo 1.9 dCi de 120 CV va asociado a un cambio manual de 6 relaciones, con una sexta deliberadamente larga, a fin de lograr el menor consumo, pero con la ventaja añadida de permitir cerrar entre sí un poco más las otras cinco marchas. Ello unido a la tremenda elasticidad de este propulsor, con casi 28 mkg de par máximo, última evolución del bloque de 1.870 cc dotado de inyección directa ‘common rail’ y ahora además con turbocompresor de geometría variable, le convierte en ganador a los puntos, gracias también al menor peso de la berlina sobre el Grand Tour.

El crono ha señalado 4 km/h más sobre la velocidad punta oficial (200 km/h) rozando los 10,5 segundos em el 0-100 km/h y bajando de 32 segundos en km desde parado, unos registros francamente muy brillantes para un coche de su peso (casi 1.400 kg oficiales). Pero lo mejor es su capacidad de llaneo rápido, con una extraordinaria reserva de potencia a 130/140 km/h en 6ª, que le permite subir hasta los 170/180 sin pestañear. Por encima, sube ya más lentamente, pero logra las 4.500 rpm en 5ª (en las que alcanza su velocidad máxima) y las 3.500 en 6ª (190 km/h reales) a las que podría rodar -limitaciones aparte- casi de forma permanente. Y ello dentro de un nivel de confort y de silencio francamente impresionante.

Por su parte el 1.8 de gasolina no se queda muy atrás. Menos penalizado de lo que parece por su teórico ligero mayor peso en carrocería Grand Tour (1.340 kg oficiales), junto a su caja manual de sólo 5 marchas, cumple más que dignamente, superando levemente los 200 km/h de velocidad máxima, aunque las aceleraciones no sean proporcionalmente tan brillantes (algo más de 11 segundos en el 0-100 km/h y 32,5 en el km desde parado). Eso sí, los 17,6 mkg de par máximo (a 3.750 rpm) obligan a manejar decididamente el cambio por debajo de las 3.000 rpm si se quiere practicar una conducción rápida, subiendo sin problemas hasta las 6.500 rpm en las marchas intermedias y hasta 6.000 en 5ª.

A bajo y medio régimen se defiende bastante bien, aguantándose bien sobre las 2.500 rpm en plan económico, y perdiendo ya claramente fuelle por debajo. Su culata multiválvula le permite respirar a gusto por encima de 5.000 rpm, sin que su sonoridad se manifieste demasiado alta, aunque sí perceptible. Pero rodar deprisa -a cruceros de 130/140 km/h- exige mantener el cuentavueltas sobre las 4.000 rpm, disponiendo de la suficiente reserva para subir sin problemas hasta los 170/180 km/h, a partir de los cuales la progresión resulta ya más lenta.

A cambio, el consumo no puede igualar ni de lejos el de su hermano diesel, particularmente sobrio -gracias a la 6ª- a alta velocidad. Así, en plan tranquilo (90/100 km/h) el 1.9 dCi no llega a 5,5 litros/100 km, subiendo un litro más a 120/130 y rozando los 7 a los ya prohibitivos 140/150, mientras que el 1.8 roza los 7 a 90/100 km/h, pasa de 8 a 120/130, y llega a casi diez a 140/150. En ciudad el 1.9 dCi se muestra algo menos frugal de lo habitual en un ‘Tdi’ (pero sin pasarse, con algo más de 8 litros/100 km) mientras que el 1.8 roza los 11, una buena cifra en un coche de su tamaño.

Comportamiento

COMPORTAMIENTO SENSACIONAL

Si las mecánicas son un punto fuerte de los dos Laguna, su comportamiento es quizá lo mejor de ambos. El tren delantero es ahora más ágil, y la precisión y limpieza de trayectoria es sorprendente, dando la impresión de conducir un coche más pequeño. La berlina resulta especialmente dinámica a alta velocidad, con menos ruidos aerodinámicos que el Grand Tour (más perceptibles en éste dado su menor nivel sonoro motriz) y si el agarre en autovía y curva rápida es irreprochable, en lenta es sensacional, habiendo mejorado bastante sobre el ya de por sí muy bueno del anterior Laguna.

Una zaga inalterable, una notable ausencia de reacciones en los cambios de apoyo (ligeramente más acusados en el Grand Tour por una suspensión un poquito más blanda) y un ESP que entra impecablemente en acción cuando se llevan las cosas más allá del límite (especialmente sobre mojado), todo ayudado por un generoso tren rodante con llantas de 16 pulgadas y neumáticos de 205/55 VR 16 dan como resultado uno de los mejores comportamientos que se pueden encontrar hoy en un coche de su segmento.

El cambio resulta preciso y suave en los dos, aunque quizá algo lento el de 6 marchas del 1.9 dCi, y los frenos, con discos ventilados de 308 mm delante y macizos de 274 mm detrás (antes 280 mm delante y 265 detrás), son potentes y eficaces, resistiendo muy bien el trato duro, con un ABS (+EBD) eficaz y sin reacciones parásitas. La dirección, de asistencia variable (por ‘caudal menguante’), no merece más que elogios.

Equipamiento

SOBRESALIENTE EN EQUIPAMIENTO

Finalmente, en equipamiento, la marca del rombo ha puesto toda la carne en el asador, especialmente en el nivel Privilège que comparten. De serie ambos traen ABS y ESP, así como control de tracción (ASR), seis airbag (frontales, laterales delanteros y de cabeza), sistema Isofix de fijación de asientos infantiles, aire acondicionado, 4 elevalunas eléctricos, servodirección de asistencia variable, espejos exteriores por mando eléctrico, volante forrado en piel, radiocassette con mando al volante, faros antiniebla, ordenador de a bordo, etc junto a novedades como el servofreno de emergencia ‘inteligente’ (SAFE), el sensor de presión de aire en los neumáticos (muy útil y exacto) y sobre todo, la tarjeta electrónica de apertura que elimina la llave.

Esta tarjeta, similar a la que lanzó en su día Mercedes con la Clase S, es inteligente en este nivel Privilège con emisor automático de radiofrecuencia, que permite con llevarla encima que el coche se abra al acercarnos, y además cuenta con capacidad para memorizar hasta 4 usuarios distintos (y adaptar el asiento a 4 configuraciones diferentes). Una vez insertada, basta apretar el correspondiente botón del salpicadero para arrancar (y parar) el motor.
Además, los dos cuentan con climatizador automático de aire acondicionado, apoyacodos central trasero, iluminación interior regulada, llantas de aleación de 16 pulgadas, manillas de puerta pintadas en color carrocería y retrovisores exteriores abatibles eléctricamente, unido a una tapicería especial mixta terciopelo/piel, retrovisor interior electrocrómico, sintetizador de voz, lector CD con cargador para 6 unidades, limpiaparabrisas con sensor de lluvia y hasta sensor trasero de aparcamiento. No se puede pedir más.

En opción queda el sistema de navegación Carminat, los airbags traseros laterales, los faros de xenon (serie en el Grand Tour, lo mismo que la luneta trasera practicable), control de velocidad, barras de techo (Grand Tour), pintura metalizada y hasta un alerón trasero. Si pensamos que para tal nivel su precio no rebasa los 3,9 millones de pesetas para el 1.8 16V Grand Tour, rozando los 4 millones en el 1.9 dCi berlina, es evidente la excelente relación calidad/precio de esta nueva generación Laguna.

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