Chrysler 300C 3.0 CRD

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EN OCTUBRE CON MOTOR MERCEDES

Cuando en verano de 2004 Chrysler lanzó su gran berlina 300 C causó verdadera sensación gracias a un imponente aspecto, enormes proporciones y distinguido estilo. Sustituía al anterior 300 M, que también se desmarcaba del resto, aunque quizá no tanto como el nuevo modelo. Su amplio equipamiento y precio razonable –algo más económico que la competencia- le colocaban en una buena posición, pero tenía una grave carencia: no tenía motor diesel. Esto, en un segmento en el que las ventas diesel rondan el 80%, le impedía acaparar una cuota de mercado representativa, algo que a partir de octubre sí podrá conseguir.
  Y es que el próximo mes llegará al impactante automóvil americano un evolucionado propulsor diesel que nada tendrá que envidiar a los de la competencia, cuyos principales rivales serán el BMW 530d y el Audi A6 3.0 TDI. Si alguien lo duda se tranquilizará cuando digamos por quien viene firmado dicho propulsor –por Mercedes Benz– ya que se aprovechan las sinergias del Grupo Daimler-Chrysler y se monta idéntico motor que en el E 320 CDI y también que el del todoterreno ML 320 CDI.
Estamos hablando de un V6 de tres litros de cilindrada que en el Chyrsler 300 C desarrolla 218 cv de potencia y 510 Nm de par. Lleva la última tecnología, con culata de 16 válvulas, turbo de geometría variable, filtro de partículas, inyectores piezo-cerámicos… y gracias al empleo del aluminio como material principal sólo pesa 208 kilos. De este modo, y asociado a una caja de cambios automática de cinco velocidades con función secuencial, el Chrysler 300 C 3.0 CRD puede acelerar de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos (7,9 segundos el Touring), alcanzar los 230 km/h (227 km/h con carrocería familiar) y con un consumo medio de 8,1 l/100 km (8,3 l/100 km el Touring).
Pero si en prestaciones y consumos el 300 C 3.0 CRD sale bien parado frente a la competencia, todavía sale mejor cuando lo enfrentamos observando la relación equipamiento-precio. Ya con su contenido precio de salida (39.950 euros el Sedán y 42.450 euros el Touring) tiene cierta ventaja, pero lo más positivo es que la dotación de serie es superior a la de sus rivales, por lo que si echando mano de los extras los igualamos a equipamiento la diferencia a favor del americano ya ronda los 6.000 euros.
Hasta aquí el análisis sobre el papel, ahora veamos las impresiones que nos dejó tras una breve toma de contacto. Acercarse al 300 C 3.0 CRD, al igual que si lo hacemos a cualquiera de las otras tres versiones de gasolina, es quedarse sorprendido de su robusta y personalísima carrocería. Al detalle vemos también como la calidad de realización, los buenos materiales y el diseño hacen que la nota del vehículo sea muy elevada. Arrancamos y la finura de su motor es envidiable, con una respuesta muy poderosa y a la vez muy lineal. No suena mucho, pero cuando lo subimos de vueltas y se escucha su rugir éste tiene unos tonos agradables al oído que nos sugieren potencia y tecnología, y por supuesto sin vibración alguna. A nivel dinámico el 300 C denota una clara personalidad burguesa, es decir, cómodo y suave pero no muy apropiado para practicar una conducción deportiva. Es un coche “de señor”, grande, cómodo y lujoso; además de con un “motorazo” sobresaliente, pero también hay que decir que sus casi dos toneladas de peso se dejan notar en todo momento, por lo que a nivel chasis, para quien le guste ir rápido, presenta un planteamiento quizá demasiado conservador.
Enrique Marco, Autocity.
12 de Septiembre de 2005

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