Volvo XC70 D5

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Volvo XC70 D5
El sueco que inició un formato

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Este es el Volvo XC70, heredero del V70 Cross Country que inauguró el nicho de los todopistas familiares, poblado hoy en día también por alemanes y japoneses. La segunda generación le trae estética renovada y cualidades intactas, para bien o para mal.

Cuando el Volvo 850 pasó a llamarse V70, a finales de los 1990, llegó una exitosa versión denominada XC (abreviatura anglófona para Cross Country, campo a través) que rompió moldes, aunque sin hacer más ruido del necesario, muy al estilo sueco. Ese todopistas resultó una alternativa razonable y verdadera para el público que buscaba algunas prestaciones para fuera de carretera, sin renunciar en ningún capítulo a la comodidad y la calidad de conducción de un turismo. Esta última premisa le alejaba de raíz de los SUV, que -por híbridos que sean- siguen siendo todoterrenos suavizados, mientras los todopistas son ante todo turismos.
La demostración de que el concepto caló hondo en el mercado fue la inmediata puesta al rebufo de Subaru con dos modelos (el Forester, más pequeño y accesible, y el Outback, más lujoso y emparejado al V70 XC) y, posteriormente, el Consorcio VAG a través del poderoso Audi Allroad Quattro, al que el Volvo que hoy probamos se enfrenta sin complejos.
12 de junio de 2003.
Generación XC

El nuevo Volvo XC70 es en sí un V70 con algunos aditamentos estéticos muy acertados que le ofrecen una imagen rotunda y poderosa, y un cuidado trabajo de modificación de la parte cinemática del vehículo, con suspensiones más elevadas, neumáticos Pirelli Scorpion mixtos de perfil muy alto y la ineludible tracción integral. En este capítulo, Volvo ha confiado a otra compañía sueca, Haldex, la incorporación de su sistema LSC (Limited Slip Coupling, acoplamiento de deslizamiento limitado) a todos los modelos de la marca apellidados AWD, como es el caso del XC70. Gracias al LSC (también utilizado por VW en su 4Motion), el Volvo demuestra gran capacidad de tracción cuando se le requiere en una conducción ligeramente off-road o sobre superficies deslizantes, sin penalizar excesivamente el consumo (durante nuestra prueba alcanzó una media de 11 l/100 km, con bastante recorrido urbano). En carretera, el comportamiento que ofrece la tracción integral sólo se ve mermado -lógicamente- por el compuesto de los neumáticos y esa impresionante tara de más de 1.800 kg.
Tanto es así que el potente y resolutivo motor D5 de 163 CV mueve al XC70 con apenas cierta soltura, y no con verdadero nervio como era el caso del S60 (con aproximadamente 350 kg menos, véase MRyT 232). A este propulsor se le ha unido en este caso una caja de cambios automática/secuencial denominada Geartronic, que merma un poco la capacidad de reacción del vehículo, pero que permite igualmente aprovechar buena parte del jugo que en recuperaciones y velocidad punta es capaz de ofrecer este espléndido propulsor turbodiesel. No teman: las prestaciones siguen siendo respetables.

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