Volkswagen Golf Variant

Funcionalidad alemana

Los modelos de carrocería familiar derivados de compactos están a la orden del día. Es una buena manera, entienden las marcas, de abaratar el precio final del producto ofreciendo un coche versátil y con gran capacidad de carga. Con la codiciada quinta generación del Golf como plataforma, llega el nuevo Variant al mercado, todo un ejemplo de polivalencia, confort y excelentes prestaciones en relación a su bajo consumo, gracias a su motor de dos litros TDI de common rail y 140 cv de potencia. La imagen se renueva más bien poco respecto al Variant 2007, con una carrocería ligeramente alargada en comparación al modelo matriz y transmitiendo una sensación de calidad le mires por donde le mires. Sus rivales, el Renault Megane Sport Tourer, el Skoda Octavia Combi, Ford Focus Sportbreak y ahora se suma el nuevo Astra Sports Tourer.

a favorVersatilidad y capacidad de cargaRelación consumo/prestacionesAcabados de primer ordenen contraPocos extras en el precio baseAsientos traseros justosDiseño poco renovado
Su precio no es excesivamente barato, hablamos de 27.420 euros sin cambio DSG, pero sus aptitudes le permiten batirse el cobre con otros coches de segmentos superiores, como son los familiares derivados de berlinas medianas: Mazda6 Wagon, Honda Accord Tourer, Toyota Avensis Cross Sport o incluso con su hermano mayor, el Passat Variant; todos con precios superiores. La imagen al estilo ‘6ª generación’ cumple de sobra con las exigencias de su público, aunque a nivel técnico este modelo no ha adoptado mucho de los elementos que conforman la última y sexta generación del compacto Golf. Al Variant, al igual que el Golf Plus o el Touran, se le puede encuadrar dentro de los coches de VW orientados hacia la funcionalidad.

Como todo es cuestionable, habrá muchos que piensen que el diseño de este coche está forzado, que no es lo mismo acoplar una carrocería familiar en el segmento D o E -grandes monstruos, muchos centímetros que pulir- que en los segmentos más pequeños del mercado, B o C. A pesar de lo difícil que resulta estilizar la figura de este tipo de vehículos, los diseñadores de VW han hecho un buen trabajo quizá algo conservador-, para los 4,53 metros de longitud, 1,78 m de anchura, 1,50 m de altura no cambia con respecto al compacto- y una batalla de 2,58 m. Además, su asociación con el exitoso motor 2.0 turbodiésel del grupo VAG, hace que este Variant pueda presumir a nivel mecánico de una respuesta enérgica y decidida en todas las situaciones. Si tuviésemos que definir en un concepto a este Variant, la palabra elegida sería equilibrio.

Algo corto de equipamiento

Aún sin experimentar un gran salto estético, el nuevo Variant asume buena parte de la línea del nuevo Golf. La parrilla y grupos ópticos delanteros son idénticos a los de éste, con unos retrovisores con intermitentes por encina de la ascendente línea de cintura. Con la inclusión de las barras en el techo, esta unidad tiene su mayor encanto en su zaga, donde un pequeño spoiler nos recibe, constituyendo el principio de una luneta trasera especialmente pequeña y que desciendo hacia un portón de aspecto redondeado, con un paragolpes abultado y unos grupos ópticos que invaden el lateral del vehículo. Es un diseño por lo tanto algo inmovilista, con poco riesgo.

La altura libre hasta al suelo es la misma que la del Golf compacto. Es una pena que no se aprovechen estas variantes para introducir modificaciones que afecten a la habitabilidad en la cabina del coche. De todas formas, en las plazas traseras hay espacio suficiente para dos pasajeros de talla grande, aunque, como ocurre en la mayoría de los compactos que actualmente copan el mercado, es insuficiente para un quinto pasajero. El maletero tiene una capacidad de 505 litros, ampliables hasta 1.495 litros con la segunda hilera de asientos abatida sin necesidad de desmontar los reposacabezas. Fruto de su gran portón encontramos una amplia boca de carga y una superficie plana muy generosa. 23 cm más largo que el Golf de cinco puertas, el Variant ofrece la opción de abatir el asiento delantero derecho para habilitar un espacio de carga de 2,7 metros de longitud.
El aspecto del habitáculo es de gran calidad, como la arquitectura del puesto de conducción, con un cuadro de mandos completamente renovado, reglajes eléctricos en los asientos, amplios recorridos del volante de tres radios y una ergonomía al alcance de muy pocos. Con un conjunto de botones que queda a mano con bastante lógica intuitiva. El aspecto global, con los plásticos duros invadiendo el salpicadero, la limpia consola central dividida en dos partes audio y climatizador- y la visera del cuadro de relojes, es de coche sobrio, serio y perfectamente acabado.
Con el acabado tope de gama, el Sport sin DSG, encontramos elementos más que útiles, como por ejemplo, retrovisores eléctricos, llantas de de aleación de 16 pulgadas con cubiertas de buen tamaño 205/55, climatizador doble, audio-CD con mandos sobre el volante, ESP, seis airbag, reposacabezas delanteros antilatigazo WOKS, antinieblas o control de velocidad, pero sin embargo entendemos que por más de 27.000 euros -4,5 millones de las antiguas pesetas- podrían incluir algún extra más, tipo sensores de lluvia y crepuscular (855 euros) asociados a un pack con faros bixenón direccionales, airbag laterales traseros, el cuero, el techo panorámico (1.160 euros), la cámara trasera (795 euros), el navegador (480 euros) o la conexión telefónica Bluetooth (510 euros).
La gran noticia que tenemos que dar con este Golf Variant es que se despide de la alimentación por bomba inyector para acoplar ahora el exitoso sistema de common rail, con el que se reduce buena parte del ruido y vibraciones de aquel sistema. Las sensaciones al volante ahora son mucho más agradables. El tacto de rodadura también se ha suavizado, en buena medida porque el coche está mucho mejor aislado. Con esta alta sensación de calidad, nos encontramos con un motor de dos litros turbodiésel de cuatro cilindros en línea y 16 válvulas que presume de una respuesta enérgica, rindiendo hasta los 140 cv con un par máximo de 320 Nm entre las 1.750 y 2.500 rpm.

El Golf Variant alcanza una velocidad punta de 210 km/h, con un arrancada de parado hasta los 100 km/h de 9,7 segundos y, lo que es más importante, con una buena capacidad de recuperación de velocidad gracias a su transmisión manual de seis velocidades, que seguramente podría ser mejor si tuviese acoplado el cambio automático de doble embrague DSG. Además, los registros de consumo, con 5 l/100 km, y de emisiones de CO2, de 132 g/km, están bastantes conseguidos ya que estamos ante una unidad bastante pesada, 1.495 kg.
Es un coche que va perfectamente acoplado sobre su chasis, transmitiendo una dosis elevada de seguridad a velocidades superiores a 120 km/h. Su guiado resulta preciso, con una dirección servoeléctirca, despreocupándonos de reacciones imprevistas. También ayudan unos frenos precisos. Muy bien asentado y con unas suspensiones que absorben buena parte de las irregularidades que encontramos a nuestro paso, el Variant es un coche eficaz: no es el más rápido, ni el mejor para adentrarnos en zonas curvadas, ni siquiera brilla por su salida vehemente. No es especialista en nada, pero es bueno en todo; sin carencias a baja velocidad y con aplomo en vías rápidas.

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