Toyota Corolla 2.0 D-4D

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FINURA ECONOMICA

Aunque sus prestaciones no alcancen las de otros competidores del Viejo Continente y su precio esté algo hinchado, por calidad y equilibrio general, el Corolla D-4D es un digno rival.
La apuesta de Toyota en propulsores turbodiésel de inyección directa se denomina D-4D y está llamada a ser la dura competencia de los tradicionales del diésel europeo. El nuevo motor, que otorga una potencia nominal de 90 CV, sorprende por lo avanzado de su construcción, con culata de 16 válvulas DOHC, y aunque la tradición en diesel del constructor nipón no sea excesivamente conocida en nuestro país, el D-4D resulta ser la consecuencia lógica de la dilatada y exitosa trayectoria de Toyota como fabricante de motores de ciclo diesel, sobre todo en Japón.

El Corolla 3p, por su parte, es un peso medio con una penetración acorde a la lateralidad de la marca en el mercado español. No es un prodigio de ventas, pero tampoco acusa un desconocimiento extremo. Aunque a tenor de lo experimentado durante el tiempo de pruebas, merecería sin duda un lugar más alto en el ranking de ventas español. Razonemos por qué.
Ernest Viñals

Calidad en sobriedad

CALIDAD EN SOBRIEDAD

Lo que suele pasar al conocer el Corolla es que su línea, tanto exterior como interior, no dice gran cosa. En Toyota han apostado por ser políticamente correctos y ofrecer un modelo aséptico, en el que la verdadera personalidad reside en la excelente calidad de rodaje y de materiales. Como ya hemos apuntado en otras ocasiones, la característica que destaca en todos los modelos de la marca es su soberbia suavidad de funcionamiento; a pesar del plus de ruido y vibraciones de los propulsores diesel, la filtración de sonidos y temblores al habitáculo del Corolla es extraordinaria también en esta versión turbodiésel.
En lo que se refiere a la parte cinemática, no hay grandes novedades: un eje delantero noble y preciso, fácilmente gobernable, pone el control, mientras el eje trasero, con tendenciosogusto por el flaneo, aporta la ‘diversión’. En términos generales, un comportamiento correcto, sin sorpresas ni para bien ni para mal.

Lo verdaderamente novedoso es este nuevo motor que alcanza justamente la línea de los 90 CV, lo que lo pone a la misma altura en la parrilla de salida que otros modelos del mercado. A la hora de exprimirlo, el D-4D sube de vueltas en un periquete gracias al poderoso par máximo que se entrega, sin embargo, un poco más arriba de lo que es habitual (en las 2.400 vueltas). Si a eso sumamos que la potencia máxima aflora antes de lo habitual (4.000 r.p.m.), tenemos un rango de utilización encotillado y, por tanto, poco elástico. En efecto, en marcha nos encontraremos muchas veces con un corte de inyección prematuro -en plena euforia recuperativa- que nos obligará a jugar bastante con el cambio.
De todos modos, hay un aspecto del Corolla que no resulta nada logrado: su precio. El montante pasa los 3 millones de pesetas, si bien es notable que no hay más opciones que la pintura metalizada y el techo solar (paradójicamente, la versión Sol no lo monta de serie), así que cabe también valorar el excelente nivel de acabados del modelo. En cualquier caso, se trata de una cifra que lo pone en clara desventaja con sus más directos rivales.

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