Skoda Octavia 2.0 TDI RS

Con 40 años a sus espaldas, las siglas ‘RS’ (Rally Sport) son sinónimo de coches prestacionales y deportivos dentro de la marca Skoda. Algo así como los Skoda menos Skoda de la gama; turismos que sin perder de vista su idiosincrasia práctica, apuestan por ofrecer una pizca de emoción al volante dentro de unos márgenes económicos bastante razonables. En la actual Skoda, firma low cost del gigante VAG, los RS se ciñen a las dos gamas de más volumen: Fabia y Octavia.

a favor- Relación prestaciones/consumo- Puesta a punto del chasis- Asientos delanteros de serieen contra- Tacto de la dirección- Motor diésel ‘picudo’
Hoy en Autocity probamos el Octavia RS de tercera generación, un GTI envuelto en carrocería de berlina o familiar (Combi), con motor de dos litros y cuatro cilindros gasolina (2.0 TSI de 220 cv) o diésel (2.0 TDI de 184 cv) y con transmisión manual o automática (DSG) siempre de seis velocidades. Nuestra combinación, berlina, diésel y caja manual, está disponible por 30.370 euros, aunque con las promociones actuales puede ser bastante menos.
Pocos turismos de estas dimensiones (4,67 metros de longitud) y con una capacidad de carga tan colosal (590 litros de cofre) bajo su enorme portón trasero (no es un 4 puertas) se venden en el mercado a ese precio. Este posicionamiento práctico y familiar lo colocan por encima de sus primos de cinco puertas del Grupo VAG con los que comparte plataforma y motor, como los Golf GTD, León FR y Audi A3 TDI 184 cv. Si nos fijamos en las berlinas clásicas de cuatro puertas, ninguna ofrece una versión deportiva, sino que son unidades maquilladas con paquetes deportivos como los BMW Serie 3 con kit “M” (320d de 184 cv), Audi A4 S Line (2.0 TDI de 190 cv) o Volvo S60 R-Design (181 cv), todos con precios no inferiores a los 35.000 euros.

Después de una semana al volante de este Skoda Octavia 2.0 TDI RS creemos que a esta variante diésel le avala una potencia más que suficiente en cualquier contexto, incluido un adelantamiento o una incorporación en poco espacio, siendo también cierto que a bajo régimen (menos de 2.000 rpm) el motor queda algo vacío de fuerza y es sensiblemente ruidoso. Por 1.500 euros más, incorporar el cambio DSG es una opción altamente recomendable. Por 1.500 euros más, incorporar el cambio DSG es una opción altamente recomendable
Por lo demás es un motor turbodiésel clásico: se puede acelerar mucho y muy rápido desde parado (8,1 segundos de 0-100 km/h), se puede correr más (232 km/h) y tiene una economía de uso diario excelente. Con el cambio manual, homologa 4,6 l/100 km, dato del que no nos alejamos (5,1 l/100 km) después de más de 200 kilómetros utilizándolo como vehículo de día a día para ir al trabajo y otros quehaceres. En una ruta larga de 160 kilómetros por autovía, reseteamos el ordenador, y a una velocidad media de 115 km/h, la cifra sigue siendo igualmente buena: 6,4 l/100 km.
Creemos que el Skoda Octavia 2.0 TDI RS no pierde las facultades clásicas del Skoda en marcha: es cómodo a pesar de tener una configuración algo distinta a la de sus hermanos. Esta versión monta un eje trasero multibrazo (y no una barra de torsión), la altura libre de la carrocería es 13 mm menor, y los amortiguadores tienen un tarado más firme. Estos ajustes se traducen en una agilidad muy superior, pudiendo realizar rápidos cambios de apoyo, y en mínimos balanceos de la carrocería en curva.

Nuestra unidad de prueba se adereza con unos neumáticos de menos perfil que los de serie (225/35 R19) y el sistema ‘Drive Mode Selection’ que mediante cuatro programas (‘Normal’, ‘ECO’, ‘Sport’ e ‘Individual’) modifica la respuesta de parámetros como la entrega del par, la resistencia del acelerador, el climatizador y la dureza de la dirección. Únicamente en modo ‘Sport’ la dirección ofrece un grado informativo aceptable para una conducción viva; en el resto de configuraciones la dirección peca de blanda y poco informativa, características típicas de Skoda y que lo hacen altamente maniobrable y agradable de conducir en ciudad.

Este RS, que hereda los rasgos de diseño de la última generación del Octavia y también deriva de la misma plataforma MQB, se distingue estéticamente del resto de Octavia por elementos como las tomas de aire delanteras con estructura de panal de abeja o en la zaga el característico alerón trasero y en la parte baja un difusor trasero con una doble salida de escape trapezoidal a cada lado. En el interior el color negro es el mayor protagonista, tapizando incluso el techo. No nos olvidamos de unos asientos delanteros tipo baquet muy cómodos y garantes de una alta sujeción, que son de serie. O los pedales en aluminio y el volante de tres radios con logos ‘RS’.

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