Mazda MX-5 2.0 Sportive

Cabrio para todos

Todos habremos visto alguno. Seguro que un amigo, algún familiar, algún compañero de trabajo ha tenido o tiene uno. Incluso es posible que nuestro vecino se divierta con él los fines de semana. Sí, hablamos del Mazda MX5, el roadster más vendido de todos los tiempos, ahora renovado por completo.

Aunque hoy en día el que quiera comprarse un roadster puede decantarse por multitud de opciones, el segmento es muy restringido para aquél que aspira a hacerse con un biplaza auténtico, sin adulteraciones, en el que los patrones del concepto se sigan a rajatabla. Olvidándonos de los alemanes, demasiado sofisticados y tecnológicos para ser puros, casi todas las opciones vienen de japón: pensamos en el Nissan 350Z, el Honda S2000 o nuestro protagonista, el Mazda MX5. Podríamos descartar los dos primeros, dado que sus motores de altas o muy altas prestaciones los convierten en vehículos para expertos. Así, el que aquí probamos, el roadster más vendido de la historia, se queda solo.
El nuevo MX5 (conocido como Miata, voz nipona para premio) es la tercera generación de un vehículo cuya principal característica a lo largo de los años (el original, diseñado en USA e Inglaterra, nació en 1989) ha sido su apego por lo básico, eliminando del concepto el peso innecesario de demasiada tecnología y lujo y siempre movido por motores briosos pero de pequeña cilindrada. Aunque su tercera edición ya no es tan espartana como sus antecesoras ni el motor es ya tan exiguo, sigue siendo fiel a la idea de divertirse al volante con lo mínimo.
Ficha técnica:
Mazda MX5 2.0 Sportive: 30.400 .

Motor: 1.999 cm3, 4 cil. en L, 16v, inyección multipunto. Potencia/Par máximo: 160 cv a 6.700 r.p.m. / 188 Nm a 5.000 r.p.m. Suspensiones del/tras: Doble triángulo superpuesto / Multibrazo. Estabilizadora en ambos ejes. Frenos del/tras: Discos autoventilados/discos, ESP de serie. Ruedas: 205/45 R17. Peso: 1.170 kg. Velocidad máxima: 210 km/h. Consumo mixto: 8,2 l/100km

Llegan los dos litros

Teniendo en cuenta que la primera generación (NA), la original, fue la única que confió en los faros escamoteables quizás su mayor singularidad, a simple vista es difícil distinguir el nuevo MX5 NC del NB, su antecesor. Por detrás, es prácticamente igual, mientras que en la parte delantera el diseño de los pasos de rueda sobredimensionados de la nueva versión son su característica más remarcable y la que lo enlaza con la agresiva y original imagen del RX-8.

En el interior sí hay estrenos, y sonados. La posición de conducción es un poco más radical, más retirada del volante, y los cinco relojes principales son ahora independientes y enmarcados en aluminio, dando un toque más hi-tec. Sorprende encontrar el reloj de la presión del aceite en el centro del tablero. Los asientos sujetan muy bien en curvas, sin que ello signifique hacer contorsionismo para sentarse en ellos, gracias también a que el batiente inferior de la puerta es bastante bajo. Otra cosa será encontrarse cómodo en la posición de conducción, algo verdaderamente difícil. Apunte snob: el equipo de música, firmado por Bose, detecta si el vehículo está rodando con la capota abierta o cerrada y adapta el volumen y la imagen de sonido a cada circunstancia.
Si en el apartado estético no hay cambios drásticos con respecto a los anteriores miatas, en la parte motriz hay grandes noticias: la incorporación de un nuevo propulsor 2.0 de 160 cv representa sin duda el avance más notable de la nueva generación del MX5 para complementar las versiones 1.8 de 126 cv. Aunque la cifra de potencia puede parecer escasa, el peso del conjunto está muy contenido (por debajo de 1.200 kg) y el reparto sigue estando en un ideal 50/50. Si a ello, sumamos la tracción trasera y un ESP discreto, tenemos un vehículo de manejo deportivo asequible con el que no habrá miedo de alcanzar velocidades de vértigo, ideal para iniciarse en el concepto roadster.
A pesar de la teoría, en la práctica el MX5 da la sensación de estar constantemente al borde del sobreviraje, con la atención extra que ello requiere por parte del conductor, sobre todo rodando rápido. Cuando se busca diversión está francamente bien, pero cuando llevamos un rato conduciendo por autopista o por carreteras rápidascon el único objetivo de trasladarnos, produce un estado de tensión bastante molesto.
En la libreta de notas, apuntamos para el MX5 un cum laude en el apartado del precio. La versión 2.0 Sportive como la aquí probada cuesta 30.400 , aunque aún podemos optar por el 1.8 Active por 22.200 . En el caso del 2.0 no habrá que preocuparse por los extras: sólo podemos escoger la pintura metalizada.

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