Jaguar XF y XJ diésel

Jaguar fue una de las últimas marcas en rendirse a la tecnolgía diésel, en un momento en el que algunos puristas lo veían como poco menos que un sacrilegio. Después, incluso otra marca tan exclusiva y más deportiva todavía, como Porsche, también lo hizo. Además, para Jaguar fue especialmente difícil acallar las críticas, ya que se introdujo en los motores diésel con un propulsor de cuatro cilindros, el 2.0D de 130 cv de origen Ford que a finales de 2003 comenzó a montarse en la berlina pequeña X-Type. Un año después el modelo inmediatamente superior S-Type incluía igualmente mecánica de gasóleo, sólo que en esta ocasión ya de seis cilindros y con 207 cv de potencia.
Ahora las cosas han cambiado mucho, y ya nadie se extraña porque automóviles del prestigio de Jaguar monten motores diésel. Es más, si no lo hiciese, en mercados como el europeo no venderían ni la mitad de los coches que venden, pues la proporción de ventas diésel/gasolina que tiene actualmente Jaguar en las berlinas XF y XJ ronda el 90% y el 80% respectivamente, casi idéntico al de sus rivales alemanes con mayor tradición diésel.

En Autocity nos hemos subido a las dos berlinas de la marca británica, la deportiva premium XF y la extra-lujosa y de representación XJ, ambas en diferentes versiones diésel. Partiendo de los equipamientos básicos (que en esta marca son ya completísimos) existe un XF 2.2D de 190 cv desde 45.900 € (actualmente con una oferta que baja el precio a 39.900 €) y un XJ 3.0D de 275 cv desde 85.680 €. No obstante, con los niveles de acabados más completos o con alguno de los extras que llevaban nuestras unidades de pruebas los costes finales se incrementan significativamente.Tanto el cuatro cilindros 2.2 de 190 cv como el V6 3.0 de 275 cv son muy efectivos.
El XJ cuesta el doble que el XF, aunque  hay que matizar que si en el XF elegimos el mismo motor 3.0D S de 275 cv y un equipamiento equivalente las diferencias se acortan sustancialmente, ya que con los 67.870 € que cuesta la versión equivalente del XF se acerca peligrosamente al precio de su “hermano mayor”. Evidentemente a la hora de valorar un modelo y otro todo es cuestión de exquisiteces e imagen, ya que el nivel obtenido por el XF es tan elevado que para decantarse por un XJ hay que ser o muy sibarita o muy ostentoso. El XJ tiene como justificación el alto poder de representación, algo que sí puede ser valorado, por ejemplo, bien por altos ejecutivos que viajen incluso con chófer, o bien por apasionados de los automóviles más lujosos del mundo. Para el resto de los mortales, el XF colmará las más altas aspiraciones.

Pero centrándonos en la tecnología diésel que mueve a las berlinas Jaguar más demandadas hoy día, podemos avanzar que respecto a la competencia los propulsores que monta la firma británica se sitúan en una muy buena posición. La novedad es el 2.2 de cuatro cilindros y 190 cv que por ahora sólo emplea el XF. No sería descabellado pensar en esta misma mecánica para el XJ (de hecho existen rumores), ya que por ejemplo Mercedes sí ofrece un Clase S 250 CDI con mecánica tetracilíndrica. Asociado obligatoriamente al moderno y efectivo cambio automático de 8 velocidades, y con un par motor de 450 Nm, el XF ofrece altas prestaciones y contenidos consumos combinados con una dinámica de conducción muy eficaz.
En cuanto al XJ 3.0D, nos movemos en un segmento en el que algunos de sus rivales superan los 300 cv, pero la espectacular berlina británica tiene “un as escondido bajo la manga”, y es que su estructura de aluminio le posibilita un contenido peso de 1.796 kilos, lo que significa que es entre 120 y 200 kilos más ligero que sus rivales. Lógicamente esto repercute beneficiosamente tanto en las prestaciones y los consumos como en la dinámica de conducción, ya que al volante de esta gran berlina no nos parece que llevemos un automóvil de 5,12 metros de largo, pues su comportamiento es bastante ágil para su tamaño.

En definitiva, que estamos ante dos elegantes y deportivas berlinas que combinan el lujo con unas eficaces y modernas mecánicas diésel. Aunque los rivales que antes se nos ocurren para el XF sean los A6, Serie 5 y Clase E; y para el XJ los A8, Serie 7 y Clase S; lo cierto es que los modelos británicos son tan exclusivos y selectos que más bien deberíamos enfrentarlos con realizaciones más exquisitas tales como el Mercedes CLS o el Porsche Panamera. En cualquier caso, podemos concluir este artículo afirmando que la tecnología diésel ha encajado perfectamente con la personalidad de esta histórica marca y con el rumbo que actualmente quiere imponer Jaguar a sus modelos. Para más información independiente de cada uno de estos modelos, en Autocity ya publicamos el año pasado una prueba del XJ 3.0D y, recientemente, otra prueba del XF 2.2D.

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