Honda Accord 2.4 Ex.

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El buen hacer en las anteriores ediciones del Accord sólo podía hacer pensar en un cambio a mejor para este 2003. Poco sospechábamos, sin embargo, que la evolución habría sido tan completa y con tan buen resultado. Menudo golpe de efecto.

La historia de los automóviles japoneses en Europa se viene escribiendo desde sus inicios como un desafío constante a los constructores europeos. A los famosos cupos proteccionistas de importación, los del Lejano Oriente opusieron la estrategia de fabricar dentro mismo del Viejo Continente. Cuando los europeos buscaban mercado en la calidad contra la economía de los nipones, éstos supieron ofrecer ambas cosas de forma simultánea y compatible con un potencial tecnológico de primer orden. E incluso el mito del refinamiento asiático se reescribió con las marcas de lujo de los japoneses, igualmente sofisticados y más detallistas incluso que los europeos, pero a una porción del precio de una berlina de representación alemana, francesa o italiana.

Sueños de poder
Así que el Accord que hoy presentamos es el último remache a la industria europea, sobre todo si tenemos en cuenta que Honda ha apuntado altísimo (cómo, si no) desde el primer momento del desarrollo de esta séptima generación. El ‘Poder de los Sueños’ que la marca de la Gran Hache luce como eslogan global ha concebido una carrocería estéticamente muy agresiva y moderna, aunque sin extravagancias. La cuña que abre el capó en forma de V se asienta en una alta línea de cintura y se remata en una zaga con un tercer volumen semitruncado, muy limpio de líneas. Si el frontal nos recuerda innegablemente el principal competidor del Accord (el Mazda 6), la trasera es completamente original y audaz. En la versión probada, el 2.4 Executive, los escapes se sitúan en cada extremo de la cola, a imagen del Type R de la anterior generación que tanto nos gustó en septiembre de 1999.
En cuanto al interior del nuevo modelo, el refinamiento ha sido la premisa. De entrada, el acabado Executive no contempla opciones de fábrica, lo cual indica el altísimo nivel de equipamiento, aunque también puede resultar una inconveniencia para los más exigentes o quienes quieran renunciar a algún aditamento de serie, como la calefacción en los asientos delanteros, la tapicería de piel, el sensor de lluvia, el cargador frontal de 6 CD, el climatizador bizona o los faros de xenón, por citar sólo algunos. El diseño del salpicadero ha ganado enormemente en personalidad, y la información del tablero de mandos llega nítida al conductor gracias a una potente y bien contrastada iluminación de los relojes.

I de inteligente

‘i’ de inteligente

El Accord ahonda en la saga de propulsores i-VTEC, inaugurados con el Stream. Se trata de una evolución del sistema VTEC patentado por Honda de distribución variable, en el que las válvulas disponen de tres recorridos de apertura distintos que la UCE del motor escoge según las circunstancias. El resultado es una combustión mucho más eficaz y, por tanto, altas prestaciones y mejor respuesta en bajos combinadas con un consumo más que razonable, en el que también cotiza la caja de cambios de seis relaciones (de tacto suave, rápido, corto y preciso), en especial en viajes largos. Este 2.4 ofrece 190 CV a un régimen altísimo, comportamiento típico de Honda; el par también se entrega muy arriba en el taquímetro, lo que nos obligará a ir generosos de pie derecho para notar el empuje del motor. Es cierto que los bajos son buenos, pero sin ser excelentes, y en marchas largas le cuesta recuperar desde regímenes de giro por debajo del par máximo.

Lo mejor se suele dejar para el final, y si hasta ahora no hemos encontrado cosas malas, no lo haremos al hablar del soberbio bastidor del Accord y el sobresaliente comportamiento en carretera que se deriva. Nos encontraremos ante un vehículo matemático, ágil en carreteras rápidas pero igualmente cómodo en autopistas. Haciendo alarde de una nobleza máxima al encadenar curvas, el conductor notará de qué certera forma el Accord acomete los trazados más complejos, siguiendo sin rechistar los designios que se le marcan desde el volante.
En definitiva, hablamos del nuevo Honda Accord como de un vehículo extremadamente equilibrado y capaz, con unas cualidades ruteras sin atisbo de duda y con un precio tentador, máxime teniendo en cuenta el nivel que muestra todo el conjunto. Sueños con poder.

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