Citroën C2 VTS

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EX-BOMBA

El más pequeño de los modelos de Citroën nació, antes que nada, como modelo de competición, tal como ha sucedido también con el nuevo C4. La orientación deportiva de sus inicios se plasma ahora en la versión más poderosa, que aspira a ser el nuevo Saxo VTS, aunque algo más suave. Heredero de todo el ímpetu de un superventas como fue el Citroën Saxo VTS, el nuevo C2 VTS vuelve al concepto de coche-bomba del que su antecesor fue el máximo exponente. Dado que ese carácter le valió al Saxo también algo de su mala fama como rey del tuning, la marca del doble galón ha decidido darle un aire nuevo al C2 y lo ha hecho más dócil en cuanto a prestaciones, más auténtico en cuanto a comportamiento dinámico, más refinado en su diseño y mucho más cuidado en acabados y equipamiento para afrontar los nuevos tiempos.
  El carácter deportivo del C2 en general (no sólo de la versión VTS) quedó ya demostrado en la forma en que Citroën lo presentó, vestido con los colores de la copa de promoción en circuitos. El VTS, que será la base para dicha competición, apenas presenta grandes cambios estéticos con respecto a la anterior versión techo, el VTR: las llantas son ahora de 16 pulgadas con un diseño exclusivo y se ha incorporado una terminal de escape cromada. En general, el diseño exterior del C2 resulta algo más femenino y coqueto, lo cual es clave para arrancar ventas a la competencia en un segmento en el que la mayoría de los compradores son mujeres.

En el interior los pedales y el pomo de la palanca de cambio están realizados en aluminio y el volante está revestido en cuero. Por lo demás, los cambios no son visibles, como la incorporación del ESP de serie o el nuevo tarado de suspensiones, mucho más firme y deportivo, gracias a la incorporación de muelles más duros y barras estabilizadoras más gruesas.

Era feroz, ahora es potente
El cambio más notable se registra en el propulsor, el conocido 1.6 litros gasolina con culata de 16 válvulas que en esta ocasión alcanza la cifra de potencia máxima de 125 cv, 5 más que en el caso del explosivo Saxo y 15 más que en el C2 VTR. A pesar de este aumento de la potencia, conseguido a base de modificar la cartografía de la electrónica de gestión, no se puede hablar de una radicalización del carácter, más bien al contrario. Nos pareció que el C2 VTS es más progresivo que su antecesor, lo cual lo hace más aprovechable en regímenes medios pero menos agresivo en conducción estrictamente deportiva.

Cuidado de todas formas, porque el C2 VTS anda mucho y muy rápido. No podemos olvidar que la relación peso/potencia sigue siendo escandalosa, aunque menos que en el Saxo al que tanto nos referimos (7,5 CV/kg frente a los 8,6 del C2 VTS). Si en aquella ocasión, el conjunto pesaba 907 kg., ahora la balanza pasa de la tonelada en 71 kg, lo que significa un apreciable aumento de peso que lógicamente confiere al C2 VTS mayor aplomo en apoyos consecutivos al encadenar curvas o en aceleraciones máximas, verdadero talón de Aquiles de su antecesor.

La dureza de las suspensiones colabora en ofrecer una sensación muy racing a la hora de conducir este C2 en carreteras reviradas. La contrapartida le llega en autopistas, donde tanto nervio penaliza la comodidad e incluso la trazabilidad de largas curvas. En ciudad la entrega de potencia del motor, el contenido tamaño del C2 y la servodirección muy ligera, permiten ratonear con total desparpajo. A pesar de la evolución en el modelo y el mayor equipamiento disponible, nos ha sorprendido comprobar que el Saxo sólo era 2.000 € más económico que el C2 VTS. La incorporación del pack VTS (700 €) y del completo sistema infotelemático Navidrive (2.100 €) hacen rebasar en nuestra unidad la barrera de los 18.000 €.
Ernest Viñals

10 de Noviembre de 2004

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