Aston Martin V12 Vanquish

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PRINCIPE DE GALES

Se imaginan a Carlos de Inglaterra en un SL por las calles de Londres, ¡pues no!, aunque tenga un 500 en garaje. Un Vanquish es el Gran Turismo más puro jamás fabricado; con 466 CV alcanza los 300 km/h. Pero no olviden que en un Aston Martin nunca se debe ir a más velocidad de lo que su Ángel de la Guarda pueda volar…

Puede que los superdeportivos de la portada de AP: Porsche 911 GT2, Mercedes SL 55 AMG o Ferrari 360 Spider sean más conocidos que un Vanquish. Pero al propietario de un Aston Martin eso le hará feliz, porque lo único que busca es un coche de altas prestaciones con un equilibrio perfecto entre lujo y deportividad, pero eso sí, siempre a partes iguales. Un Vanquish desprende un nivel de elegancia y sofisticación sólo apto para entendidos o amantes de los coches ingleses o para aquellos profesores de música con un oído tan fino, que cuando vean pasar un Vanquish comenten: ‘¡Caramba!, si es un V12 de Aston’.No es Aston Martin una marca especialmente prolífica, aunque ahora que Ford ha tomado sus riendas al 100%, parece incluso más activa. Con la presentación del prototipo AM V8 Vantage en Detroit, la cosa cambia un poco, porque el competidor británico más directo para el Porsche 911 del año 2005 no será artesanal, aunque esperemos que el Vanquish siga así.
Anotación de importancia: a partir de hoy, olvídense de que James Bond creó Aston Martin; díganles a sus hijos que la marca tiene casi 100 años y más entidad, categoría y solera por sí sola, que desde que el ‘asaltacamas’ de Bond empezara usando un DB5, en 1964 contra el malvado Goldfinger. No creemos que un posible comprador de un Vanquish o de un DB7 Vantage, se decante por esta marca de tradición sólo por el hecho de ver al golfo del Seiko de aluminio, Pierce Brosnan, pegando portazos o derrapando vulgarmente con una pieza de colección de este calibre. El comprador de Aston, por regla general, en Europa, es un cliente con buen gusto, que, al igual que nosotros, sólo acudirá a ver películas de 007 para sufrir cuando se ensucian el pelo hembras de la talla de Shirley Eaton, Ursula Andress, Diana Rigg, Britt Ekland, Barbara Bach, Maud Adams, Grace Jones, Maryam d´Abo, Isabella Scorupco o la elegantísima y explosiva Famke Janssen.
Emilio Olivares
Fotos: C.D.
2 de Abril de 2003
LA EXCITACION ES BUENA

Para probar el Aston Martin Vanquish, no tuvimos que volar a Inglaterra ni hablar con la oficina de prensa en Alemania; una llamada de nuestro amigo, un Lord inglés retirado en Marbella, fue suficiente para encontrarnos con su chofer en Puerto Banús. En la terraza del Café Di Paolo nos esperaban las llaves del Vanquish, las llaves del Cielo y con una nota muy curiosa de su dueño: ‘En la vida hay cosas que por el simple hecho de ser admiradas, ya justifican su precio valgan lo que valgan y el Vanquish es una de ellas… No olvides que la velocidad de paso por curva de un Aston es proporcional al latido de tu corazón, y que las excitaciones a veces hasta son buenas. Ten en cuenta que un Vanquish no es un SL, ni pretende serlo, es más bien un clásico para el nuevo milenio con todos los ingredientes necesarios para entrar por derecho propio en la historia del automóvil como un GT puro. La filosofía que se ha buscado en un Vanquish yo la resumo como ‘Bella y Bestia’ y cuando lo conduzcas lo entenderás mejor. Acelera en los túneles para oír bien su corazón y disfrútalo como me hubiese gustado hacerlo a mí a tu edad…’.
Mediante un botón rojo situado en la consola central, el Vanquish toma vida propia como si se despertarse de un aletargo. Fue entonces cuando comprendimos mejor el por qué de ser unos de los automóviles más carismáticos y puros de cuantos compiten en el regañado segmento de las altas prestaciones. Su sonido en vacío no es comparable al de ningún otro modelo, ni Ferrari con el 575 M, ni Lamborghini con el Murciélago consiguen una tono tan envolvente y misterioso como el de este honesto inglés. Todo Marbella volvió la cabeza para vernos salir del Puerto. El Vanquish, cuando rueda despacio es una auténtica escultura al viento; es como un Paso de Viernes Santo en Sevilla. En su chapa se quedan grabadas las miradas de los escépticos espectadores que, en muchos casos, no se atreven a decir su marca para no errar.Después de viajar entre Marbella y Cádiz por autopista percibimos detalles propios de Aston Martin como el descanso que proporciona un volante grueso (demasiado cuero; hasta el techo es de piel) o la respuesta de un motor que no tiene fin en un coche que cada día sorprenderá más y más a su conductor. Un Vanquish no es de esa clase de coches que cuando te montas pierden interés. No es, como muy bien dijo nuestro Lord marbellí, un SL de Mercedes donde la tecnología es un derroche y donde el placer de conducir hay que compartirlo con los sofisticados sistemas de seguridad.
CUMULO DE SENSACIONES

Con un Vanquish se puede acelerar de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos, cuando con un Maranello, un SL AMG, un 911 Turbo o un Murciélago se logra en menos de cinco segundos. Pero lo realmente interesante es que en el Aston las cosas pasan con más énfasis que en el resto. Resulta ser como una de esas buenas comidas que se recuerdan segregando saliva o relamiéndose como un cochinillo segoviano… Las emociones y el sonido que transmite su sencilla suspensión son espectaculares. No tiene palanca de cambio, pero las levas tipo 360 Modena F1 son muy efectivas, quedando la marcha atrás en un botón de la consola. El tren de rodaje de un SL es tan sofisticado que el día de mañana su conductor no podrá sentar en las rodillas a sus nietos para contarles hazañas automovilísticas, mientras que el propietario de un Vanquish no encontrará el momento para ver a sus nietos.
Pero no menos imponentes son los materiales con los que ha sido fabricado su chasis: fibra de carbono y otros composites, además de aluminio. El coche mide 4,6 m. (un SL, 4,53), casi 2 de ancho y sólo 1,32 de alto, pesa algo más de 1.800 kg. y tiene espacio para dos ocupantes -en variante biplaza estricta-, o si se desea y así se encarga a la marca, para otros dos (preferiblemente niños), en la zona trasera.Además de un diseño ‘made in Aston’, el Vanquish cuenta con detalles exclusivos, como por ejemplo su bajísimo faldón anterior o su lánguida zaga. No faltan, como en toda la producción de la firma británica, las consabidas branquias laterales en las aletas delanteras, así como grupos ópticos carenados, al estilo de los DB7.

Para expertos

PARA EXPERTOS

La receta del Vanquish es la más acertada de cuantos deportivos puros hemos probado, porque subvira (se va de morro) a la entrada de las curvas y sobrevira (da la trasera) a la salida de las curvas. Un Vanquish es como la última Harley, si se le hubiesen quitado las vibraciones, los puristas no la querrían. Un Aston es un coche que distingue en el campo de golf o en una reunión de club financiero, y al volver a casa lloviendo pedirá la máxima atención.
Rodar deprisa en un Vanquish es dos veces más arriesgado que hacerlo en el modelo de la estrella, pero está hecho adrede porque la Casa inglesa no ha creado un coche con una suspensión más inteligente que la de su conductor y apto para deslizarse sobre raíles, o para ir fumando en pipa a 250 km/h con la ventanilla bajada. Un Vanquish tampoco ha nacido, ni ha pretendido ser, Ferrari Modena, es más bien la reedición en estado puro de los deportivos radicales de los años sesenta/setenta, donde un motor gordo delantero de mucha potencia (en este Aston de aluminio) y una tracción trasera (autoblocante) creaban un coche de leyenda para conductores formados.

DOCIL Y MANEJABLE

La mecánica prevista para este tracción trasera, dotado de diferencial autoblocante, es un V12 atmosférico que se alimenta exclusivamente de gasolina sin plomo de 98 octanos. Rinde 466 CV a un régimen ciertamente elevado, 6.800 rpm, y no menos contundente es su cifra de par máximo: 535 Nm disponibles a 5.500 vueltas. Con todo, el Vanquish se dispara con una velocidad punta sólo apta para conductores realmente expertos: más de 300 km/h. Lo mejor, es que, pese a todo, el coche resulta dócil e incluso fácil de conducir (siempre que no se busquen intencionadamente sus límites), gracias a la nobleza del tándem motor/chasis; está dotado de enormes discos de freno ventilados en cada rueda y de un efectivo control de tracción que actúa sobre los sistemas de detención e inyección, reduciendo par si las cosas se complican y el dispositivo detecta una trayectoria desmadrada.
En cuanto a la sofisticada transmisión, de seis marchas, ha sido desarrollada por Magneti Marelli y Ford RVT. Se denomina Tremec T56, y cuenta con un embrague robotizado que ofrece distintas opciones de trabajoPor lo demás, 253.520 e tienen la culpa de que no tengamos uno en el garaje, pero todo se andará. Nuestro amigo lo ha adquirido en el concesionario oficial de la marca en C. De Salamanca donde parecen tener alguna unidad más.
Corra, pues es la oportunidad de su vida.

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