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LISBOA

Lisboa se extiende sobre siete colinas y hasta el valle del Tajo, aquí Mar de Palha. Es una de las capitales más pequeñas de Europa que conserva su aire señorial y sensible.

La piedra blanca de monumentos como la Baixa, se mezcla con el dorado de El Castillo de São Jorge y La Sé. La Lisboa Romántica, principal arteria de la ciudad que limita el Barrio Alto desde el Cais de Sodré hasta el Largo do Rato, es la que regala los demás colores.
Desde el corazón urbano, la simétrica Praça do Comércio, parten importantes vías, sucesivas ampliaciones de la ciudad. El Paseo Público, la Avenida da Liberdade, las Novas Avenidas o la Avenida do Infante nos llevan desde el XIX hasta la Lisboa de la Expo. La Plaza de Rossio, llena de vida está cerca del Teatro Nacional Doña María, o de las plazas, Figueira y de Restauradores. Desde el Parque Eduardo VII llegamos a La Estufa Fría, un precioso lugar lleno de plantas, flores y animales. El Palacio de las Necesidades o el Puente del 25 de abril son otras visitas ineludibles.

Comer y dormir

COMER Y DORMIR

Restaurantes

Casa do Leão
Castillo de São Jorge. Tel: 21 87 59 62
Con el entorno inmejorable que supone el castillo de São Jorge, es el mejor restaurante para degustar las especialidades de la gastronomía portuguesa. El mejor bacalao con las vistas más bonitas de la Baixa y el río.
O Mercado do Peixe y O Mercado da Carne
Estrada Pedro Teixeira, Caramão da Ajuda. Tel: 21 361 60 70
Se trata de dos bonitos locales unidos por un precioso jardín. Dos opciones para degustar los mejores productos que da Portugal.
Hoteles
Four Seasons The Ritz
Rodrigo da Fonseca, 88. Tel: 21 381 14 00
Situado sobre una de las colinas y cerca del Parque Eduardo VII, este hotel es uno de los más esplendorosos de Lisboa. Podrás disfrutar de todas las comodidades de un hotel de lujo que además cuenta con un centro de negocios y un spa con piscina.
Lapa Palace
Rua do Pau de Bandeira, 4. Tel: 21 394 94 94
El edificio es un bello palacio decimonónico que cuenta con un parque centenario, aunque la mayoría de las habitaciones están en el edificio nuevo. El ambiente es elegante y tranquilo. Desde cada habitación se contemplan hermosas vistas de la ciudad. Destaca también su buen restaurante y sus dos piscinas.

Alrededores

ALREDEDORES DE LISBOA

Una atmósfera de elegante decadencia empaña el triángulo que forma la ‘nariz’ de Portugal y que ha sido, a lo largo de la historia, refugio de piratas, reyes y poetas. Contemplar desde la terraza de la exquisita suite del palacio del Hotel Albatroz de Cascais cómo el sol emerge en el horizonte resulta decisivo para tomar conciencia de que nos encontramos en la Costa de la Saudade. Jovial, animado y colorista, Cascais fue en sus orígenes un pueblo de pescadores, que aún conserva ciertos signos de identidad como el mercado de pescado o las barcas ancladas en la Praia da Ribeira.
Imprescindible una visita a la Praia do Guincho, donde las dunas y el viento se adueñan de un paisaje áspero, que se humaniza con la presencia de restaurantes y chiringuitos. Unos kilómetros al norte, el extremo más occidental del continente: el Cabo da Roca.

Si miramos hacia el interior, entre el verdor de la sierra que se alza como una muralla natural descubrimos el Palacio da Pena. A sus pies, Sintra se multiplica en plazas y callejas. Tras el paseo por esta romántica villa, declarada patrimonio de la Humanidad, aún queda tiempo para tomarnos un traveseiro o una queijada (dulces típicos) en Piriquita, la confitería más famosa de Sintra, o disfrutar de la naturaleza caminando por el delicioso Jardín Botánico de Monserrate.
Hoteles recomendados

Quinta da Capela (Estrada de Sintra a Monserrate, tel. 21 929 01 70)
Tranquilidad entre los bellos jardines cortesanos. Espíritu de residencia privada, pero con detalles de gran hotel, con sauna, gimnasio y una coqueta piscina.
Albatroz (Rua Frederico Arouca, 100, tel. 21 484 73 80)
Antigua residencia de los duques de Loulé en un pequeño promontorio de la playa. Terraza con piscina, restaurante de cocina moderna y vistas sobre la bahía de la ciudad.
Restaurantes recomendados
Fortaleza do Gincho (Estrada do Guincho, s/s, Cascais, tel: 21 487 04 91)
Buena cocina -una estrella Michelín- y excelentes vistas. Antoine Westermann es el asesor culinario y Marc Le Ouedec, el chef ejecutivo.

Oporto

Oporto

Colgando de las laderas de las colinas entre las que corre el Duero justo antes de su llegada al Atlántico, la ciudad de Oporto espera al visitante. Un paisaje singular salpicado de aldeas antiguas, barrancos y bancales va anunciando su llegada. Si se viaja en tren, al festín del paisaje uno añade el postre de llegar a la estación de Sao Bento, en pleno centro, el lugar perfecto para comenzar a recorrer la ciudad. Tallada en granito, medieval y moderna pero, sobre todo, barroca, Oporto cuenta con un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Propicia a la caminata, la ciudad tiene sus cosas buenas -numerosos miradores, pero también sus cosas malas -las múltiples cuestas. No obstante, las primeras superan con creces el cansancio de los desniveles. Desde uno de los extremos del puente de Don Luis I se disfruta de una de las mejores panorámicas de una ciudad en toda Europa.

Ese recorrido de unos miradores a otros nos lleva a callejear por prácticamente toda la parte histórica de la ciudad. Entre casonas, iglesias, palacios, amarraderos, recovecos y escalinatas encontramos la Catedral, la Iglesia do Carmo, la Torre de los Clérigos, el Monasterio de la Serra do Pilar; y, abandonando el casco antiguo, el Castelo do Queijo.
Alvaro Siza empezó hace casi medio siglo a construir en Oporto. Algunas de las obras del gran maestro de la arquitectura contemporánea portuguesa son la Casa de Cha de Boa Nova, el Museo de Arte Contemporáneo de la Fundación Serralves, la Bolsa de Comercio o las residencias ultramodernas de Boavista. Pero no es el único, también se pueden buscar las obras de José Manuel Soares o Eduardo Souto de Mora, aunque la gran novedad arquitectónica portuense, la Casa de la Música, lleva la firma de Rem Koolhaas.
Es imperdonable irse de la ciudad sin visitar al menos una de las bodegas en que madura el vino de Oporto. Todas se encuentran en Vila Nova de Gaia y aceptan visitas.
Hoteles
Casa Branca
Bélgica, 98; Telf.: 22 781 35 16
En la playa de Lavadores de Vila Nova de Gaia. Ofrece tranquilidad y la posibilidad de conocer un Oporto diferente al del bullicioso centro.
Grande Hotel da Batalha
Praça da Batalha, 116; Telf.: 22 200 05 71
Con excelente situación cerca de los principales monumentos.
Restaurantes
D. Tonho
Cais da Ribeira, 13-15; Telf.: 22 200 43 07
Local antiguo, restaurado con gusto.
Ribeiro
Rua Santo Ildefonso, 130; Telf.: 22 200 86 37
Es un restaurante tradicional de los ‘de toda la vida’. Como muchos otros, allá por febrero y marzo ofrece lamprea.

El Norte

RUMBO AL NORTE

Del Minho al Douro, en los lindes con Galicia. Un recorrido por la zona más vinícola de Portugal y su ferias de artesanía.

Los ríos Minho y Douro, entre los que corre ese hermano menor Lima, que llegó a ser confundido con el Letes, el mítico río del Olvido, marcan los límites norte y sur de nuestro viaje. Las tierras del Minho son verdes como un prado jugoso, mientras Trás-os-Montes es serio como una roca. El paisaje del norte puede leerse de izquierda a derecha como una novela.
El punto más occidental será Viana do Castelo, esencia del alma portuguesa. La gente pasea feliz por la Praça da República con un ayuntamiento gótico, un hospital renaciente y un chafariz casi manuelino. El Monte Santa Luzia domina la ciudad con un hotel y un templo -cobijo para el cuerpo y el alma-, obra del gran arquitecto decimonónico Ventura Terra. Hay nobles palacios e iglesias, como el Solar de Malheiras y la Senhora de Agonia. Y, en fin, un curioso puente ‘eiffeliano’ agitado por el estrépito de convóios ferroviarios.
Remontando el río surgen pueblos de nombre tan bonito como descriptivo: Ponte de Lima, Ponte de Barca, Arcos de Valdevez y, cerca ya de la raia (la frontera), ese doblete Soajo- Lindoso, con sus formaciones de espigueiros, el equivalente de nuestros gallegos hórreos.
Entre ferias y vinos
Las romerías forman parte del paisaje rural portugués, pero en ninguna parte como en el Minho adquieren color y calor. Calles y caminos se adornan con flores de papel formando arcos bajo los cuales pasan las andas de la Virgen o los santos, acompañados de cánticos, al compás de panderos y tambores. La romería colectiva y apoteósica es la de Nossa Senhora de Agonia (en Viana do Castelo, hacia el 20 de agosto), con cientos de raparigas luciendo multicolores y ricos trajes, así como valiosas joyas. Cada prenda tiene su significado y basta un delantal para identificar a una novia rica o una labradora.
Cabe destacar que la región norte se caracteriza por la producción de buen vino entre los que destacan dos denominaciones: el vinho verde y Douro y Porto.
Hotel recomendado
Pousada de Sao Teotónio (Valença do Minho Baluarte, tel. 251 80 02 60). La restaurada Pousada de Sao Teotónio, el gran apostol del Minho, se asoma sobre el río y la vecina Galicia. Habitaciones grandes y bien decoradas con rico mobiliario. Para colmo, la pousada disfruta de un buen restaurante, desde caldo verde a lampreia.
Restaurante recomendado
Camelo*** (Santa Marta de Portuzelo, a 5 Km de Viana, tel. 258 83 90 90).
Ejemplo perfecto de la cocina y el ambiente de Minho. Varios comedores (no faltan las grandes mesas de granitos bajo las parras) para saborear vinos y platos del país, como galo de pé descalço, criado en la casa. Bodas con animado folklore. Los fines de semana veraniego abstenerse: no se cabe.

El centro

EL CENTRO DE PORTUGAL

Las regiones de Estremadura y el Oeste de Portugal se caracterizan, sobre todo, por la gran cantidad de monumentos históricos que pueblan sus ciudades. Desde la Basílica de Fátima, que se acabó de construir apenas diez años después de la aparición de la Virgen a los pastores, en mayo de 1917, hasta el impresionante Monasterio de Santa Maria da Vitória da Batalha, la zona está plagada de paradas obligatorias para el viajero.
La historia de este monasterio es, en gran medida, la historia de Portugal como país. El rey Joao I prometió a la Virgen que edificaría un templo si vencía a las tropas castellanas. El resultado de la contienda se alza en la ciudad de Batalha desde 1385, y destaca por la conjunción de los estilos Gótico y Manuelino, su Claustro Real y las siete Capelas Imperfeitas.

No menos espectacular es el vecino Monasterio de Alcobaça, cuya construcción data de 1153, aunque se remató en el siglo XVII. Algo más al norte está Leiría, algo eclipsada por la cercanía de Fátima, con su eterna afluencia de peregrinos que acuden en busca de paz, alimento para la fe o en cumplimiento de una promesa.
También es fundamental pasar por Nazaré. Poco queda del pueblo blanco de pescadores que enamoró a sus primeros visitantes, pero el Sítio -parte superior de la localidad- sigue conservando todo su encanto si se visita fuera de la temporada alta.
Más al sur, ya próximo a Lisboa, se encuentra una de las joyas de la corona lusa: Óbidos, ‘ciudad de reinas’. Su castillo y sus murallas dotan a la ciudad de un enorme atractivo. Desde ahí se sale al mar a través de la Laguna de Óbidos y la veraniega ciudad de Peniche, desde la que se llega a la isla de Berlenga.
Antes de aproximarnos definitivamente a Lisboa encontraremos el Monasterio de Mafra. Allí se alza una colosal basílica y sobre, todo, la Biblioteca Real. Desde este enclave partió el último rey portugués, Don Manuel II, hacia el exilio en 1901.
Hoteles recomendados
Pousada do Mestre Afonso Domingues

Largo Mestre Afonso Domingues, 6. Batalha.
Tel: 224 76 52 60
En un edificio del siglo pasado, pero con decoración en sus habitaciones de los siglos XVII y XVIII, lleva el nombre del arquitecto de Batalha. La pousada tiene también el mejor restaurante de la zona, especializado en bacalao.
Restaurantes recomendados
A ilustre casa de Ramiro
Rua Porta do Vale, Óbidos.
Tel: 262959194
En un local decorado con muchísimo gusto, la mejor cocina de Óbidos, en franca competencia con la de la afamada pousada de la localidad. Pruebe el arroz con pato, y sus platos de veado (ciervo). Y para los golosos, sus deliciosos postres.

El Alentejo

EL ALENTEJO

Alem Tejo, o sea, ‘más allá del Tajo’, es el secreto mejor guardado de Portugal, una corteza sin ríos que recorta el perfil de la frontera con España. Lo que acapara el paisaje son los cuadros tostados de cereal, las colinas remachadas de alcornoques, con pueblos de marfil pastoreados por un castillo negro y una iglesia matriz.
Tan grande es el Alentejo que se desdobla en dos, Alto y Bajo. En el Alto Alentejo abundan las fortalezas. Una de las más temibles debió ser la de Castelo de Vide, mandada levantar por el rey poeta Dom Dinís en el siglo XIV. Por esa época creció a su alrededor una judería, la más auténtica y mejor conservada de Europa. La Fonte da Vila, en el arranque del barrio judío, con su alpende, su pilón y sus cuatro caños, ha servido de decorado para muchas películas de época.

Évora es el plato fuerte en el Alto Alentejo. Casi todo lo que más interesa está en la parte alta, una acrópolis que se disputan dioses y viajeros. De los dioses arcaicos sigue en pie el esqueleto del templo de Diana, con columnas de oro y plata, según el humor de la luz. Dioses más recientes y oscuros habitan la Catedral, que parece una cripta misteriosa.
En el Bajo Alentejo el paisaje se agita más, se torna más salvaje y secreto. Uno de esos secretos es Monsaraz, el pueblo más bonito de Portugal para algunos. Hoy las casas apiñadas en torno al castillo y a la iglesia, sobre un peñasco, han sido compradas y arregladas por foráneos que vienen ocasionalmente a airearlas.
Y una sorpresa final: Mértola. El cauce del Guadiana baña mansamente las murallas, que encierran tres núcleos patrimoniales: el romano, el visigodo y el islámico, que incluye la iglesia matriz, antes mezquita.
Hotel recomendado
Pousada dos Loios (Largo Conde Vilaflor. 7000-804, Évora. Tel.: 266 70 40 51).
La vida gira como antaño en torno al luminoso claustro de este antiguo convento. Paredes blancas, arcos manuelinos y un patio plantado con naranjos. Brillan los suelos de piedra y las puertas de las antiguas celdas convertidas en habitaciones, justas de espacio, pero de severa elegancia y baños impecables. No deja de sorprender la decoración dieciochesca de la suite.
Restaurante recomendado
Fial (Trav. Mascarenhas, 14, Évora. Tel.: 266 70 30 79)
La panoplia completa de la cocina alentejana, con la cataplana incluida (una cacerola que, con poco fuego y una tapa casi hermética, resulta ser auténtica predecesora de la olla exprés), y con grandes vinos locales.

El Algarve

EL ALGARVE

Faro tiene vida propia, es buena ciudad para vivir, a condición de hacerlo a pie, y no sobre cuatro ruedas. El puerto de Faro es como de mentirijillas. Y su mar también. En realidad no es mar, es la ría Formosa, que cuando baja la marea se convierte en un pantanal de légamos y marismas. Es parque natural, y eso lo ha librado de los mordiscos del cemento en todo el tramo que va hasta la vecina Olhao.
Los más sabios no dejan escapar Estoi; allí, dos cosas importan, un palacio de estilo Rococó, y sobre todo una villa romana enorme con mosaicos in situ. Y por nada del mundo dejarían escapar Loulé, que mantiene su embrujo de medina mora recién acristianada.

Entre Faro y Albufeira, se extiende una fachada marina que es el escaparate de lujo del Algarve más exclusivo: la llamada Costa del Golf. La capital en funciones es la Albufeira. El casco viejo conserva su encanto un poco atropellado, y hay mucho candor todavía en la Praia dos Barcos. Las playas próximas a Albufeira siguen siendo tan hermosas como lo fueron siempre. Una de las más dilatadas y luminosas es la Praia da Rocha, junto al pueblo pesquero de Alvor.
En la cintura de Lagos, en la Praia dos Estudiantes, comienzan los paisajes más pictóricos del Algarve. Un magnífico collar de acantilados y playas –Praia de Dona Ana, Praia do Camilo– se estira hasta el punto sublime: la Ponta de Piedade, el genio del Algarve hecho roca.
Hoteles recomendados
Hotel Alvor Praia (Praia dos Tres Irmaos, Alvor, tel. 282 45 89 00)
Este hotel está en uno de los emplazamientos más hermosos del Algarve, con jardines que llegan a pie de playa.
Restaurantes recomendados
Ermitage (Vale de Lobo, tel 289 39 43 29)
Uno de los pocos locales portugueses premiados con estrella Michelin, típica casa portuguesa en un pinar y con espléndido jardín.

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