La inversión extranjera directa en automoción ya no es bienvenida en China

Según recoge hoy la prensa del país, la Comisión actualizó así sus directivas de guía en materia económica, que no cambiaba desde 2007, en las que marca a las autoridades chinas en qué sectores se debe fomentar la inversión extranjera y en cuáles restringirse o incluso prohibirse.

Entre las novedades, que se aplicarán a partir del próximo 30 de enero, está favorecer la inversión foránea en centros médicos o en el sector financiero, pero no en la creación de nuevas fábricas de automóviles, de polisiliconas para pantallas y paneles solares, ni de química del carbón, destaca el diario oficial ‘Shanghai Daily’.

Sin embargo, sí añadió entre los sectores favorables a la participación extranjera la fabricación de componentes de vehículos ecológicos, junto a otros sectores como el textil, la maquinaria y la industria química.

Pekín, que en 2007 sí incluía el sector automotriz entre los bienvenidos para la inversión exterior, parece estar reaccionando ante los posibles riesgos de exceso de producción.

‘Los sectores de fabricación de productos de alta calidad serán el objetivo de los esfuerzos de China para atraer inversión extranjera directa’, señala la Comisión en su portal oficial, pero ‘para que el sector del motor siga creciendo saludablemente, se ha decidido sacar el montaje de automóviles de la lista’.

Las ventas de coches, aunque continúan creciendo, se han empezado a ralentizar en China durante 2011, y se espera que la tendencia continúe en 2012, a pesar de que el gigante asiático ha servido de mercado salvavidas para muchos de los grandes fabricantes del sector ante la caída de las ventas en todo el mundo por la crisis mundial.

Entre enero y noviembre de 2011 se vendieron en China 16,82 millones de vehículos, un 2,56 por ciento más interanual, mientras que en 2010 el aumento interanual que se marcó a final del año fue de un 32 por ciento.

Cerca del 70 por ciento del mercado está todavía en manos de los grandes fabricantes extranjeros, sobre todo General Motors y Volkswagen, cuya marca española Seat empezará a vender en el país en los próximos meses.

‘Las empresas fueron demasiado optimistas sobre el potencial de crecimiento hace unos años, y sus planes de expansión fueron preparados por inversores confiados’, aseguró Peter Chen, un directivo de la firma de autopartes Delphi en Shanghái, al diario ‘South China Morning Post’.

‘El sector se va a ver atestado por la sobreproducción y la competencia va a ser salvaje’, vaticinó.

China es el segundo mayor receptor mundial de inversión extranjera directa, sólo por detrás de Estados Unidos, y se ha valido de ella para impulsar su desarrollo económico en las tres últimas décadas.

Entre enero y noviembre de 2011 atrajo 103.700 millones de dólares de inversión extranjera directa (80.125 millones de euros), un 13,1 por ciento más interanual, de los que poco más de la mitad fueron a parar al sector de los servicios, por primera vez por encima de las manufacturas.

Solamente en Shanghái, la capital financiera del país y su principal polo de atracción de inversiones, hacia la metrópoli y hacia todo el delta del río Yangtsé, la municipalidad batirá en 2011 su propio récord con 20.000 millones de dólares de inversión foránea (15.500 millones de euros), un 31,5 por ciento más interanual.

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