Jaguar XF 3.0D S

Jaguar ha enriquecido sustancialmente su gama XF, sobre todo en cuanto a motorizaciones diésel se refiere, versiones que en este segmento de las berlinas de lujo acaparan la inmensa mayoría de las ventas. Ya probamos en septiembre de 2008 el anterior XF 2.7D de 207 cv, el cual nos encantó por su diseño, calidad, comportamiento y muchas cosas más, pero, por el contrario, el elegante y deportivo “felino” se quedaba ligeramente atrás frente a la competencia más directa si nos fijábamos en las cifras de prestaciones. Ahora las cosas han dado un giro de 180 grados y con su nuevo motor 3.0 Biturbo, que en la configuración “S” desarrolla nada menos 275 cv, se convierte en la berlina diesel más potente de su categoría, por encima de los Mercedes Clase E (350 CDI de 231 cv), Audi A6 (3.0 TDI de 240 cv) o el recién llegado BMW Serie 5 (530d de 245 cv).
En Autocity probamos el XF 3.0D S de 275 cv, que en su completo y lujoso acabado Luxury cuesta 59.090 €. Todavía existen niveles tan exquisitos como el Portafolio, que encarecen sustancialmente su coste a base de introducir detalles de superlujo. Pero el acabado Luxury viene ya con un equipamiento tan cuidado que muy sibarita hay que ser para decantarse por el Portafolio. En cuanto a versiones de este mismo motor 3.0D Biturbo, decir que se ofrecen opciones más económicas aunque también algo menos rápidas debido a su menor evolución técnica, como el XF 3.0D 240 cv (55.590 €) o el XF 3.0D 211 cv (49.500 €). Hay que tener en cuenta que esta última opción se convierte en una variante muy interesante y apetecible, tanto si la comparamos con sus rivales alemanes, como si la comparamos con el anterior XF diésel 207 cv, sobre el cual mejora sus cifras de prestaciones y prestaciones además de rebajar el precio.
Así las cosas, con el modelo probado nos encontramos ante una de las berlinas de lujo con potente motor diésel más interesantes del mercado. Por filosofía y comportamiento puede que se asemeje más al Clase E de Mercedes, ya que el A6 y el Serie 5 poseen una personalidad algo más deportiva. Al volante del Jaguar XF uno se siente como un marqués, pues está rodeado de lujo y de un diseño extraordianario, conduce un coche muy cómodo y muy silencioso, y, si lo necesita, puede acelerar a fondo y catapultarse desde 0 a 100 km/h en sólo 6,4 segundos, además de poder alcanzar los 250 km/h. Como guinda al pastel, apenas deberá hacer paradas en las gasolineras, ya que con sus 6,8 l/100 km de gasto medio puede hacer más de mil kilómetros sin repostar.

Lujoso y elegante

Cuando hace dos años Jaguar pasó del S-Type al XF la marca de origen británico estilísticamente dio un cambio radical, más o menos como lo acaba de hacer ahora con el anterior XJ y el nuevo XJ que muy pronto va a empezar a vender. Como acostumbramos a hacer, no vamos a entrar a valorar gustos de cual es más bonito, ya que eso es muy personal y cada uno tiene su razón, pero lo que sí podemos decir, porque es evidente, es que ha abandonado la líneas tradicionales para resultar ahora mucho más moderno, deportivo y agresivo. Eso sí, conserva una gran elegancia.

Los trazos creados por el diseñador escocés Ian Callum han conseguido que, a pesar de las grandes medidas de este coche (4,96 metros de largo y 1,88 metros de ancho) no parezca “muy pesado”, sino afilado y deportivo, De hecho, aunque en la página anterior lo comparábamos, entre otros, con el Clase E de Mercedes, casi estaría más cercano por diseño frente al precioso CLS. En el interior se respira un diseño mucho más personal que en el de sus rivales germanos. Destaca la ancha consola central carente de palanca de cambio y de freno de mano. En su lugar, una ruleta que “emerge” en el momento de dar el contacto y un interruptor para el freno de estacionamiento eléctrico. En esta misma consola se encuentra el botón de puesta en marcha, que nos recibe con una luz roja parpadeante que simula el latido de un corazón. Otro automatismo va para los aireadores del climatizador, que se encuentran cerrados mientras la ventilación está apagada y se “dan la vuelta” de forma automática al enchufar el clima.
Además de todos estos detallitos, que son sólo eso, detallitos, pero que a la mayoría de los conductores gustan; otro aspecto que destaca es el de los materiales de calidad empleados en su habitáculo. Los asientos vienen de serie tapizados en piel, así como el volante o los guarnecidos de las puertas, pero es que incluso el salpicadero viene cosido en cuero, un detalle que le aporta mucho “glamour”. Más elementos que convencen los encontramos en la pantalla multifunción, pues este vistoso monitor se maneja de forma táctil y con un menú completo y sencillo. En la parte trasera la comodidad sigue siendo la tónica común, con la salvedad de que para tallas muy altas (más de 1,80 metros de estatura) comenzarán a tener problemas de espacio debido a la inclinada y descendente línea del techo en su parte trasera. Finalmente, su maletero es suficientemente grande, pues 540 litros de capacidad es una cifra más que buena.
En cuanto a equipamientos, además de los detalles ya antes mencionados, podemos citar el control de velocidad activo, el detector de obstáculos en ángulo muerto, los faros bixenón, los sensores de parking, además de todo lo esperado e imprescindible en un coche de este nivel. Finalmente decir que su gama de colores es variada y muy atractiva, incluida esta tonalidad granate oscura de la unidad de pruebas, la cual, aunque en vivo es muy acertada, en las fotos no ha quedado muy vistosa ni muy nítida; una pena. Asimismo, existe una buena oferta de acabados interiores, con maderas e inserciones en diversos materiales que le posibilitan unas cuantas opciones de personalización.
Silencio se rueda. Con esta conocida frase podemos comenzar el análisis sobre el funcionamiento del XF 3.0D S. No vamos a ocultar que en este nivel de automóviles, todos ellos con unos habitáculos bien aislados y refinados motores de seis cilindros, la ausencia de vibraciones y el silencio de marcha es la tónica dominante, pero, a falta de haber contado con un medidor de decibelios para asegurarlo, nos da la impresión de que este coche está un puntito por encima del resto. Además, por su puesta a punto, se ha primado el confort, y, aunque en ningún caso resulta ni torpe ni pesado, el tarado de las suspensiones es bastante conservador. El Jaguar XF 3.0D S se conduce con facilidad, con una notable sensación de seguridad y estabilidad, y con una finura extraordinaria. Más refinamientos los encontramos en su caja de cambios. A algunos les puede sorprender que no exista la palanca como tal, pero la ruleta que permite pasar de “P” a “N”, “R”, “D” o “S” (parking, punto puerto, marcha atrás, directa o sport) se maneja con suma facilidad, y si se desea actuar sobre el cambio se pueden utilizar la levas ubicadas en el volante para subir o bajar marchas. Los cambios se producen de forma suave y rápida, lo cual beneficia tanto al confort de marcha como a las prestaciones.

Por lo que se refiere a este nuevo motor diésel de tres litros y dos turbos secuenciales paralelos, decir que su sistema de inyección common rail es de tercera generación y sus inyectores piezoeléctricos trabajan hasta una presión de 2.000 bares. Al margen de los tecnicismos, si nos fijamos en la cifra de par (600 Nm desde 2.000 rpm) podemos comprender porque Jaguar dice que “ofrece un rendimiento similar a un V8 con el consumo de un V6”. Lo cierto es que el empuje es tremendo en cualquier régimen de revoluciones, aunque se produce de forma muy suave, y las cifras hablan por sí solas: de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos.
A pesar de sus dimensiones y su peso (1.820 kilos), el nuevo Jaguar XF 3.0D S declara una cifras de consumo y emisiones de CO2 muy contenidas, que se reducen a 6,8 l/100 km y 179 g/km, unas cifras mejores que las de aquel 2.7D de hace tan sólo un año y que además contaba con 68 cv menos. La verdad es que el salto ha sido enorme. En definitiva, un vehículo que, si ya antes nos gustaba, ahora con este nuevo motor nos parece de lo mejor del mercado. Sus cifras de ventas son significativamente inferiores a las de los A6, Serie 5 y Clase E (quizá por desconocimiento o por modas); pero ese dato también le aporta al Jaguar XF un plus de distinción que bien se podría valorar positivamente a la hora de decidir su compra, al ser una berlina mucho menos vista.

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