Citroën DS3

Ensamblada su carrocería como alternativa deportiva y exclusiva al utilitario C3, el Citroën DS3 es una de las sensaciones del mercado 2010, gracias a su diseño de tres puertas y una altura relativamente baja, innovaciones tecnológicas de primer nivel, en definitiva, por su silueta y proporciones diferenciadas del modelo del que deriva, el C3, aunque con arreglos interiores muy similares, para el salto de calidad y de precio- que se le suponía. Con un precio de partida de 15.100 euros y una identidad tan definida, sin parangón entre sus rivales generalistas, este DS3 es una apuesta de la marca francesa para luchar a brazo partido con el codiciado Mini, aunque también en su horizonte aparecen oponentes como el Alfa Mito o el Fiat 500, o incluso el refinado Volkswagen Polo, éste último puntero en el apartado de habitabilidad en el segmento de los utilitarios.

a favorMotor pequeño y de reacciones explosivasPersonalización carrocería y habitáculoComportamiento en zonas reviradasen contraPlazas traseras olvidadasPoca diferenciación con el C3Un rival histórico como el Mini
Nuestra unidad de prueba es el tope de gama, un DS3 gasolina de 1.6 litros y turbocompresor capaz de desarrollar 155 cv de potencia valorado en 20.226 euros-, es perfecta para aquellos que quieran sensaciones más violentas al volante, con un tacto de dirección exquisito que ahonda en lo que aquí llamamos conducción más radical, ideal a la hora de trazar curvas más cerradas, ideal para entrelazar tramos de puertos de montaña, donde la suspensión sujeta perfectamente bien la carrocería, haciendo de este DS3 un coche estable y sin ningún balanceo apreciable.

Recuperando el tema de la habitabilidad, del espacio interior, en este DS3, se aprecia la baja altura existente en las plazas traseras, fruto de un diseño exterior tan pronunciado y afilado. Musculado y racial, este utilitario tan chic presenta una cabina con buenos materiales, en salpicadero, paneles de puerta y relojes, mandos ergonómicos y asientos que sujetan bien, aunque algo justos para las piernas para aquellas personas de mayor altura. Sin embargo, esta falta de centímetros en un vehículo que mide 3,95 metros de longitud, 1,71 m de anchura y 1,46 m de altura, se contrapone con su dilatada capacidad de personalización, según los intereses de cada cliente, que puede configurar a su antojo, entre otros elementos del coche, el techo flotante, algunos adhesivos para éste, las llantas, carcasas para los retrovisores, y por dentro, pomo de la palanca de cambio o el propio salpicadero. Como diría el otro, ideal de la muerte.
Divertido en su aspecto y en la conducción, este DS3 es el primero de los tres modelos con denominación DS que Citroën sacará al mercado en las próximas fechas: DS4 y DS5 llegarán a partir de 2011 para constituir una gama de lujo, cercano al paraje Premium y ser una alternativa al C4 y C5, respectivamente. Con un equipamiento acorde a lo que estamos pagando, el DS3 forma parte de una estrategia de marketing que una marca generalista y económicamente accesible como Citroën ha lanzado, para recuperar el nombre que le hizo famoso décadas atrás. Ya saben, la división DS, nacida en el seno de la firma francesa en la década de los 50, es 60 años después sinónimo de glamour, exclusividad y personalización. El órdago está echado.
Se ha modernizado tanto en los últimos años toda la flota Citroën que parecía complicado superarse. Pero con este DS3 lo han logrado. Su techo flotante con opción de personalización, unas entradas en el frontal del coche con luces led con función de alumbrado diurno, llantas de 17 o unos retrovisores de grandes dimensiones, son cuatro pinceladas de tecnología y lujo repartidos en una carrocería de tres puertas de lo más atractiva. Menos funcional que su hermano aburguesado C3, este DS3 brilla por su grado pasional y de sofisticación en sus formas, describiendo una original carrocería coupé que transmite gran elegancia, fundamentada en un frontal que incluye un par de aberturas aerodinámicas y con una zaga más robusta y compacta, de perfecto contraste. En mitad de este esbelto cuerpo, una línea de cintura fluida y quebrada al llegar a las ventanillas traseras, originalmente resuelta para que este DS3 sea el primer embrión de esta nueva saga de coches en Citroën, de ADN futurista y rango Premium.

Al igual que el Mito, el DS3 no alcanza los cuatro metros de longitud, pero sin embargo es notablemente más largo que el Mini, lo que le confiere una importante habitabilidad para cuatro pasajeros, imposible un quinto. Los detalles de sofisticación se extienden a lo largo del habitáculo, como ya ocurría con el nuevo C3, con el que comparte buena parte de los elementos. Echamos de menos, pues, algún elemento de relumbrón, que distinga a papá de mamá. De todas formas, destacamos el volante con la parte inferior plana y cromada, los tres relojes de instrumentalización, uno de ellos digital o un salpicadero superlativo que engloba las tomas de aire, el embellecedor del cuadro de instrumentos y la consola central; además está sobreelevado para optimizar el espacio a la altura de las piernas. Con nuestra versión, el DS3 155 THP, los asientos están revestidos en cuero, filtrados por agujeros que aseguran una mejor respiración en verano, y en un tono granate a juego con toda la cabina.
La sensación de bienestar a bordo es total, aunque Citroën incompresiblemente se ha olvidado de las plazas trasera, al excluir de su repertorio un plafón sobre las plazas traseras para iluminar mejor el habitáculo y, sobre todo, por la ausencia de asideros en el techo para los ocupantes de la hilera trasera. En el puesto de conducción nos encontramos cómodos, con unos asientos de mayor sujeción en nuestro acabado si lo comparamos con los de otras versiones. La instrumentalización está bien ordenada para los intereses del conductor, y quizá éste encuentre la mayor dificultad a la hora de acoplarse a un asiento fijado a una altura excesivamente baja. Por otra parte, la capacidad de carga es de 285 litros, el tope entre los modelos con los que rivalizará. Aunque es cierto que un piso de maletero tan profundo dificulta ciertas maniobras de carga.
Citroën incorpora un paquete de seguridad que nada tiene que envidiar a marcas Premium. Por ejemplo, el ESP, el ABS, el repartidor electrónico de frenada (REF) y la ayuda al frenado de urgencia (AFU). La seguridad pasiva la garantizan de serie los seis airbags, cinturones de 3 puntos de anclaje y sujeciones Isofix en las plazas laterales traseras. Con nuestro acabador también es de serie el limitador y programador de velocidad y un indicador que señala la marcha más adecuada en cada momento para contener el consumo.

Superando curvas sin fatigarse

Debajo de la fluida línea de capó del DS3 encontramos un motor de 1.6 litros y alimentación por inyección multipunto que confiere una potencia máxima de 155 cv a las 6.000 rpm, gracias a un turbocompresor que todavía podía haber sido estrujado más. Al fin y al cabo son 240 Nm a 1.500 vueltas que le dejan con una fuerza nada desdeñable a bajas velocidades. De todas formas, y dejando de lado nuestras aspiraciones de competición, sus prestaciones son extraordinarias para un coche de su segmento: 214 km/h de velocidad punta y una aceleración de 0-100 de 8 segundos. Su consumo medio se fija en 9 l/100 km.

Sensaciones de agilidad y rapidez las notamos en todo momento, ahondando en nuestra valoración de ser un coche de cierto tacto deportivo, con una suspensión firme y contundente que nos funde en todo momento al asfalto. El chasis recoge de forma muy eficaz la gran potencia de la unidad, levantado sobre una suspensión de tipo pseudo-MacPherson delante y de paralelogramo deformable detrás, combinando perfectamente las reacciones más eléctricas cuando conducimos a alta velocidad por carreteras viradas con una gran estabilidad en la marcha urbana, gracias a una dirección asistida eléctricamente de gran sensibilidad. En todo momento es un coche dominable, hablando incluso de confortabilidad a bajas velocidades.
Otra de las preocupaciones que teníamos con esta nueva joya francesa era el refinamiento de su motor. Y podemos gritar a los cuatro vientos que la alianza PSA-BMW (presente en todos los motores gasolina de este DS3) ha dado un resultado magnífico, con un propulsor de gran suavidad, de funcionamiento satisfactorio, sin vibraciones mecánicas, aerodinámicas o del roce de nuestros neumáticos de 17 sobre el asfalto, absorbiendo con cierta pulcritud todas las irregularidades atravesadas. Asociado a una transmisión manual de seis velocidades, sí por algo nos ha cautivado este DS3 es por sus largos desarrollos de marchas, traduciéndose en un funcionamiento óptimo a bajas revoluciones, es decir, una notable elasticidad, lo que nos ayuda a olvidarnos hasta cierto punto- del pomo de la palanca de cambio cuando estrujamos a tope su motor. El resultado final, un coche vigoroso y con un sonido mecánico fastuoso, que nos deja a un palmo de hablar de un vehículo de índole Racing, para esto, claro está, elijan el DS3 Racing, que Citroën comercializa en una edición limitada a 1.000 unidades.

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