BMW 118d

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COMPORTAMIENTO Y CALIDAD, PERO INTERIOR LIMITADO

El primer BMW Serie 1 que hemos tenido ocasión de probar a fondo ofrece lo que cabe esperar de un BMW en cuanto a acabados, imagen y comportamiento, pero no se presenta como una opción competitiva en cuanto a espacio interior.
  La mayor cualidad del BMW Serie 1 aparece en cuanto se pone en marcha. Posee un comportamiento muy brillante, aunando excelente precisión en carreteras de curvas lentas y gran estabilidad en tramos rápidos. El tacto de los mandos corresponde con lo que cabe esperar de la marca a la que pertenece y con la calidad de los acabados sucede lo mismo. Sin embargo, tan meritorios argumentos no consiguen ocultar que el punto débil de la Serie 1 es su habitabilidad. Las plazas delanteras son estrechas y deportivas, algo que casa con el carácter del coche y que particularmente considero más una cuestión de gustos que un problema práctico, pero en la trasera la facilidad de acceso es deficiente y si se intenta acomodar a tres personas se encontrarán como sardinas enlatadas.
Quitando este inconveniente, importante, aunque a nadie debe coger por sorpresa (basta con sentarse en el concesionario para comprobarlo), la valoración del coche es muy positiva. En el caso de esta versión 118d, diesel de acceso a gama aunque no por ello flojo o falto de potencia, las prestaciones y los consumos satisfarán a la mayoría, sin incrementar el coste innecesariamente con los 3.200 euros extra de la versión 120d. El precio es elevado y el equipamiento tiene importantes lagunas, pero hay que entender que se trata de un compacto exclusivo, de una marca cara y en cuya reventa presumiblemente se recupere la diferencia de dinero invertido.
Carlos Lera, Autocity
9 de Octubre de 2004

Comportamiento

COMPORTAMIENTO

En marcha las sensaciones ofrecidas por el 118d parecen las de un modelo más grande y al contar con propulsión trasera es difícil encontrar paralelismos con otros modelos de la competencia. Ofrece una agilidad irreprochable, precisión y un comportamiento de las masas en transiciones de cargas muy equilibrado. La sensación rodando fuerte es de neutralidad, sin tendencias subviradoras y solo un poco de sobreviraje en seco cuando se provoca al tren trasero con el acelerador. El esquema de suspensión en ambos ejes es moderno y no encierra sorpresas: delante el McPherson de toda la vida y detrás un sistema multibrazo, en ambos casos con estabilizadora.
Sobre firme poco adherente se nota más deslizamiento lógicamente, pero sin excesos. La motricidad es sobresaliente y, al menos con este motor, no suelen patinar las ruedas traseras aunque se supriman las dos fases del control de estabilidad, que se incluye de serie junto con la gestión de la tracción y el sistema ABS, asegurando un alto grado de seguridad activa que evita las habituales críticas a la tracción trasera en coches pequeños, aunque este no es tan pequeño porque la distancia entre ejes es notablemente superior a la de cualquier otro compacto: 2.660 mm de batalla que se traducen en mejor estabilidad lineal y mayor agarre antes de producirse un sobreviraje.
Si a las anteriores apreciaciones sumamos una dirección de tacto firme y preciso, con solo tres vueltas de recorrido entre topes y cuyas órdenes son seguidas al dedillo por el coche, resulta un vehículo excelente para disfrutar al volante en carreteras secundarias, apoyado en un equipo de frenos que parece estar pensado para soportar mayores palizas de las que puede dar este motor, con discos ventilados de 284 milímetros en las ruedas delanteras y macizos de 280 mm. en las traseras. Incluso aunque los reglajes de suspensiones de BMW son más firmes que en los modelos de la competencia, el Serie 1 puede encargarse con un kit deportivo que rebaja la altura libre al suelo en 15 mm. y añade rigidez a los muelles y dureza a los amortiguadores.

Motor

MOTOR: BUEN SABOR DE BOCA

Entendiendo que el 118d no tiene que demostrar nada frente a nadie en cuanto a cifras de potencia máxima porque para peleas de este tipo ya está el 120d, la marca bávara ofrece un propulsor muy equilibrado, con 122 caballos de lo más aprovechables en el que no hay rastros de brusquedad o vibraciones fuertes y a cambio comprobamos, incrédulos, la suavidad de un propulsor de seis cilindros. Con el citado 120d comparte prácticamente toda la mecánica. La potencia llega con suavidad y constancia, estirando sin tirones hasta las 4.000 revoluciones.

El par máximo es de 280 Nm desde 2.000 rpm. No es una cifra llamativa si la comparamos con otros motores similares, aunque tampoco sería justo decir que está muy por debajo, es cuestión de unos 20 Nm que en marcha no se echan de menos. Desde el interior la sonoridad es bastante escasa aunque si se escucha pasar el coche por la calle se advierte bastante nivel de ruido diesel, por lo que más que tener un motor silencioso evidencia un buen trabajo de insonorización.
Para manejar la respuesta del propulsor cuenta con una caja de cambios de seis velocidades cuyo accionamiento me pareció muy bueno. El tacto BMW de siempre pero precisando menor esfuerzo para desplazar la palanca que en otras series, una buena noticia para muchas conductoras de la marca. Al resultar más suave de accionar, el cambio mejora su comportamiento en ciudad o carreteras en las que su uso es muy continuado frente a modelos más grandes de BMW, sin mermar la precisión de engranaje.
El escalonamiento por relaciones se adecua a lo que cabe esperar del coche. Las primeras cuatro marchas son correctas, quiero decir que no son ni cortas ni largas, si no equilibradas para conseguir una respuesta brillante en relación con el rendimiento del motor; mientras, quinta y sexta son proporcionalmente más largas y permiten llanear desahogadamente sin malgastar combustible. La desmultiplicación es exactamente la misma que en el 120d (163 cv y 340 Nm), por lo que en esa versión las aceleraciones y recuperaciones salen muy favorecidas.
Como resultado del buen funcionamiento de la mecánica y de la acertada elección del cambio las prestaciones se traducen en un buen rendimiento. Supera ligeramente los 200 (201 km/h) y acelera de 0 a 100 km/h en 10 segundos justos, según datos oficiales. Unas cifras buenas entre los coches de similar potencia y tamaño, logradas a costa de un consumo que si bien en las cifras homologadas no logra estar entre los mejores, a la hora de comprobarlo en carretera está en línea. Y es que BMW es una de las marcas que menos diferencia registra entre los datos homologados en laboratorio y los que realmente se consiguen circulando: 6,3 litros de consumo medio cada 100 kilómetros en un recorrido mixto 80% carretera y 20% ciudad, frente a los 5,6 l/100km. declarados en ciclo combinado.

Interior y equipamiento

INTERIOR

El puesto de conducción es muy ‘técnico’, en el sentido de que el conductor se encuentra integrado en el entorno de la máquina, con todos los controles a mano y poco ‘espacio libre inútil’ en su entorno cercano. El pasajero se encuentra mas libre para moverse aunque menos que en otros coches similares, pero sin que tampoco se sienta abrumado o carezca de visibilidad.

La posición de conducción se puede ajustar a las necesidades de un espectro muy amplio de tallas y gustos personales. Me encontré cómodo porque me gusta conducir bastante bajo, cada vez me cuesta más encontrar esa posición en muchos coches y éste no ha sido el caso. La visibilidad me pareció correcta en todos los sentidos salvo en lo que respecta a la luneta trasera, alta y pequeña, mala para aparcar. Los laterales están bien cubiertos por los retrovisores exteriores. El conductor encuentra ante sí la instrumentación clara y fácil de interpretar típica de BMW aunque sin el indicador de temperatura del refrigerante, una ausencia chocante en una marca caracterizada por ofrecer un óptimo nivel de información. Un detalle bonito para la galería: el arranque se realiza mediante un botón colocado a la derecha del cuadro, junto a la ranura en la que se introduce la tarjeta electrónica que hace las veces de llave. De hecho integra una llave que permite abrir las puertas en caso de que exista algún inconveniente por el que no funcione el sistema de apertura remota.
Un aspecto negativo del interior es la poca atención que ha prestado BMW en el diseño a la hora de encontrar soluciones para los papeles y las cosas pequeñas que habitualmente se llevan en el coche, bien sea en la guantera o en los huecos a tal efecto. El Serie 1 sólo dispone de unas minúsculas bolsas en las cuatro puertas, un hueco sin tapa a la izquierda del salpicadero y una guantera que solo con los papeles del coche ya está completamente llena, y que tiene tendencia a dejar caer su contenido, así que lo que se dice práctico, no lo es mucho. Opcionalmente hay un paquete en el que se ofrecen algunos espacios más para este efecto, pero aunque parezca increible hay que pagarlos.
Mientras que en las plazas delanteras el espacio es suficiente, la habitabilidad trasera no llega al aprobado. Mal empezamos ya cuando el acceso es complicado porque hay que medir muy bien por donde caben los pies y al mismo tiempo evitar cabezazos contra el techo. Una vez superada la primera prueba hay que intentar meter las piernas entre el respaldo del asiento delantero y la butaca trasera, tarea un poco compleja y que de conseguirse permitirá no tener que llevar las piernas encogidas, pero poco más. La butaca es cómoda en anchura para dos pero no para tres, que se encontrarán apretados. Por lo menos la altura es suficiente para la mayoría. No disponen de rejillas de ventilación regulables y tampoco de apoyabrazos central.
Sin embargo el maletero ofrece una capacidad buena, 330 litros, en consonancia con otros compactos y con el mérito añadido de que la propulsión y el escaso voladizo roban espacio a los portaequipajes. El acceso es correcto y por lo demás resulta aprovechable y ampliable mediante los respaldos asimétricamente abatibles de las plazas traseras.
Equipamiento
Aunque en lo que respecta a equipamiento de seguridad la dotación es realmente completa (incluye airbags frontales, laterales delanteros y de cortina) los elementos incluidos de serie son algo escasos en ciertos apartados de comodidad y ‘lujo’. Por ejemplo las luces de lectura y los espejos de los parasoles iluminados son opcionales y cuestan 298 euros extra, el apoyabrazos también es opcional (177 €), así como las bolsas en las puertas (202 €) o los espejos plegables y calefactados (276 €).
Por lo menos el volante forrado de cuero se incluye de serie, así como el cierre centralizado con mando a distancia y el climatizador de doble zona. Tampoco parece normal que al precio que sale el coche haya que pagar aparte las llantas de aleación, especialmente tratándose de un modelo con un innegable carácter exclusivo.

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