Entre la expectación y la preocupación en el Salón de París

Al recurso de las apuestas no ha escapado el presidente de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), Sergio Marchionne, también presidente del Grupo Fiat, que ha pronosticado un retorno a las cifras de ventas de turismo en Europa previas a la crisis en el año 2020. Largo lo fía.

El automovilismo español ha vivido el salón con las expectativas ilusionantes puestas en los rumores crecientes, luego plenamente confirmados, de que el Gobierno iba a aprobar las ansiadas medidas de estímulo a la demanda.

Un proceso que ha seguido un deshoje de la margarita, con pétalos en el sí y pétalos en el no en muy cortos lapsos de tiempo, por parte del ministro de Industria, José Manuel Soria, que animó la entrada en el curso político con semejante posibilidad, para desdecirse dos días después, ante los avisos del sector de que anunciar una medida así, con tanta anticipación, pararía el mercado varios meses.

Las medidas ya están aquí y algunas fuentes de marcas automovilísticas no ocultan que buena parte en la toma de decisión gubernamental la ha tenido un mercado en septiembre que puede ser el peor mes de la historia, con un volumen en torno a 30.000 unidades y un retroceso interanual aproximadamente del 40 %. Cifras así significan tocar fondo y disparar las alarmas.

En el análisis se configura también la plasmación de los 10.000 adelantos de compra que se calcularon en agosto para eludir la subida del IVA del 18 % al 21 % a partir del 1 de septiembre, aunque hay matices como el hecho de que la mayoría de marcas no han repercutido este incremento impositivo.

La medida no despeja interrogantes, pues en el sector se es plenamente consciente de que la política de recortes del actual Gobierno deja muy escaso margen de compra a los consumidores y éstos fijan sus prioridades en artículos de primera necesidad muy por encima de un bien duradero como el automóvil.

Volviendo al carácter internacional del salón se ha constatado que la atonía en las compras automovilísticas no es potestativa de España y la entrada en retrocesos del mercado alemán agudiza las tensiones en la industria. Parecen ya descontados los efectos de las caídas en Francia, Italia y España, quedando como referente del dinamismo sólo el Reino Unido.

La globalidad del automóvil europeo toma como referencia de sus preocupaciones la sobrecapacidad de las plantas instaladas y, sobre la cuestión, ya planea la resignación de que es asunto a abordar por el propio sector, sin que se implique el poder político o los gobiernos nacionales de la UE, tal como ha pedido Marchionne.

El presidente del Grupo Volkswagen, líder destacado de ventas en Europa, no ha dejado lugar a la duda cuando ha declarado que el consorcio alemán se opone al declive de Europa y anuncia que procederá para adaptarse por sí mismo a la actual coyuntura.

Los mercados emergentes siguen constituyendo un imán para las marcas europeas, pero se empiezan a ver claroscuros en China, mientras toma fuerza Rusia.

Los recelos hacia China, dice algún alto ejecutivo, vienen del envío al país asiático de buena parte del excedente productivo de Europa, lo que convierte el mercado importador de ese país en una feroz competencia.

Las esperanzas españolas residen en no perder de vista la posible expansión de los mercados del norte de África y la buena posición logística de industria nacional para tomar posiciones, según el comentario de Paul Sevine, vicepresidente Comercial de Seat.

Ángel Alonso

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